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Acuérdate de tus misericordias

En esta enseñanza, vamos a partir de un texto del Salmo 25 para observar algunos detalles peculiares de este texto. Nos vamos a detener no sólo a leer, sino a razonar lo que se nos está diciendo. David aquí comienza diciendo:

Salmos 25:1-5 (RVA)
|1| A ti, oh Jehovah, levantaré mi alma.
|2| ¡Dios mío, en ti confío! No sea yo avergonzado. No triunfen sobre mí mis enemigos.
|3| Ciertamente ninguno de los que confían en ti será avergonzado. Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
|4| Muéstrame, oh Jehovah, tus caminos; enséñame tus sendas.
|5| Encamíname en tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios de mi salvación. En ti he esperado todo el día.

David comienza hablándole a Dios, evidentemente ante una situación de presión por parte de sus enemigos. Probablemente en los tiempos en que su vida corría peligro. Él clamaba a Dios, afirmaba su confianza en Dios y estaba seguro que nadie que confía en Dios iba a ser avergonzado. A la vez, David pedía a Dios que le enseñe Sus caminos, que le dé guía, porque en Él David había esperado todo el día.

Sin duda la situación de David era muy difícil, metido en un gran peligro de muerte, siendo perseguido por sus enemigos, él no tenía fortaleza o recursos humanos para superar la situación, así que lo único que podía hacer era orar a Dios y “esperar” en Él todo el día.

Hay momentos en que Dios nos dice que “marchemos” o que “hagamos” y ese es el momento de la acción, pero también hay tiempos en que sólo podemos seguir el curso de nuestra vida lo mejor que podemos, mientras simplemente “esperamos” en Dios. No es una espera pasiva, sino una espera en Dios, una espera que implica orar a Dios y no buscar soluciones a nuestros problemas que involucren otra fuente de poder que no sea Dios, o que involucren actos contrarios a la voluntad de Dios. Es una espera en fe y en oración.

Ahora bien, lo que me parece muy interesante en este Salmo de David es lo que sigue:

Salmos 25:6-7 (RVA)
|6| Acuérdate, oh Jehovah, de tu compasión y de tu misericordia, que son perpetuas.
|7| No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis rebeliones. Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehovah.

Noten que David pide a Dios que se acuerde de Su propia compasión y misericordia, a la vez que le pide que se olvide de los pecados que él (David) había cometido. David no va a Dios diciendo “acuérdate de todo lo bueno que hice, acuérdate de mi fe, de mi amor hacia otros, del bien que le hice a otra gente, de mi servicio, etc.” ¡No! David quita el foco de sí mismo y pone toda la atención en Dios mismo, pide a Dios que recuerde ¡Su propia misericordia y compasión!

En otras palabras, David está reconociendo no ser merecedor de las bendiciones de Dios, David no se pone a la altura de reclamar a Dios una bendición a causa de lo bueno que había hecho, sino que pide a Dios misericordia y compasión.

Esto es algo interesante a tener en cuenta, porque nosotros, muy frecuentemente intentamos recordarle a Dios las cosas buenas que hicimos, o que hacemos, como para poder “intercambiar” por bendiciones. Sin embargo, nada de lo que hacemos llega a la altura de siquiera merecer algo de parte de Dios, Dios es tan santo, tan puro, tan perfecto, que nuestro más mínimo pecado requiere que muramos. Romanos 3:23 nos dice que todos (toda la humanidad) pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, no pueden alcanzar Su gloria. Así que no podemos ponernos a negociar bendiciones con Dios, sino sólo reconocer Su misericordia y compasión y pedir que haga misericordia con nosotros, cuando estamos angustiados y quebrados.

Pero ¿cuál será el factor por el cual podemos acceder a esa misericordia? Ya que las bendiciones de Dios no son a causa de nuestra bondad o buenas obras ¿qué determina que Dios haga misericordia de unos y no de otros?

Salmos 25:8-9 (RVA)
|8| Bueno y recto es Jehovah; por eso él enseñará a los pecadores el camino.
|9| Encaminará a los humildes en la justicia y enseñará a los humildes su camino.

Aquí está el punto número 1 para acceder a la misericordia de Dios: la humildad. La humildad, bíblicamente, consiste en reconocer a Dios como supremo en sabiduría y poder, como nuestra fuente, como nuestro proveedor, como el Justo, Puro y Santo y querer conformar nuestras vidas a Su voluntad. La humildad es una actitud en el corazón, y cuando hay esta actitud en nuestro corazón, Dios nos enseña el camino

Salmos 25:10 (RVA)
Todas las sendas de Jehovah son misericordia y verdad para con los que guardan su pacto y sus testimonios.

Como podemos ver, la misericordia de Dios es para quienes guardan Sus pactos y testimonios. Esto no se trata de vivir una vida sin pecados, sino de, en primer lugar, reconocer que Sus pactos y testimonios son perfectos, correctos, justos, santos y elevados. En segundo lugar, intentar ajustar nuestras vidas a éstos. Y esto no significa que vamos a vivir sin jamás pecar, sino que significa que aunque pequemos, nuestro corazón va a estar puesto en no hacerlo, en rectificarnos y crecer día a día, en querer ajustarnos a Su voluntad e ir a Él en todo momento.

Veamos cómo este Salmo se ajusta a las realidades que hoy vivimos en Cristo:

Romanos 3:19-28 (RVA)
|19| Pero sabemos que todo lo que dice la ley, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre, y todo el mundo esté bajo juicio ante Dios.
|20| Porque por las obras de la ley nadie será justificado delante de él; pues por medio de la ley viene el reconocimiento del pecado.
|21| Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios atestiguada por la Ley y los Profetas.
|22| Esta es la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo para todos los que creen. Pues no hay distinción;
|23| porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,
|24| siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.
|25| Como demostración de su justicia, Dios le ha puesto a él como expiación por la fe en su sangre, a causa del perdón de los pecados pasados, en la paciencia de Dios,
|26| con el propósito de manifestar su justicia en el tiempo presente; para que él sea justo y a la vez justificador del que tiene fe en Jesús.
|27| ¿Dónde, pues, está la jactancia? Está excluida. ¿Por qué clase de ley? ¿Por la de las obras? ¡Jamás! Más bien, por la ley de la fe.
|28| Así que consideramos que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la ley.

Como podemos ver, lo que el apóstol Pablo nos dice acá es que “todos pecaron”, o sea, toda la humanidad está bajo pecado y, por consiguiente, todos están alejados de la gloria de Dios (la traducción correcta del versículo 23 sería “porque todos pecaron y están siendo excluidos de la gloria de Dios). La santidad y pureza de Dios es tal, que Él no puede convivir con el pecado, así que, el más mínimo pecado en nosotros, nosexcluye de estar frente a Dios y ser parte de Su gloria. Quizá nuestra conducta humana nos pueda servir para “merecer” cosas humanas, pero en lo que respecta a la gloria de Dios, es inalcanzable para cualquier ser humano, desde sus recursos puramente humanos.

Por eso, nos dice el apóstol Pablo, Dios hizo algo, en Cristo, para que podamos ser justificados gratuitamente. En breves palabras, ser justificados significa “ser tratados como justos”, significa recibir el galardón de alguien perfectamente justo, aun cuando no lo seamos y este galardón es poder participar de la gloria de Dios, poder vivir para siempre en Su presencia.

En lugar de tener que ser perfectamente justos para poder vivir en la gloria de Dios, Dios, a través de Cristo Jesús, hizo que podamos recibir ese trato aun siendo nosotros injustos, manchados con el pecado. De este modo, nos dice el versículo 26, el único que puede ser tomado como “justo” es Dios mismo y no nosotros. Excepto Jesús, que fue el único ser humano verdaderamente justo, nadie puede autoproclamarse “justo” y decir ser merecedor de ser glorificado por Dios. De este modo, el centro de toda la justificación es Dios y no el ser humano. Por eso es que, como dice el versículo 27, nadie puede jactarse de la justificación, porque nadie puede hacer las obras necesarias para ser considerado “justo” al nivel que Dios requeriría para estar ante Él.

Y esto mismo nos lleva al mismo punto que ya David exclamó en el Salmo 25, que Dios es quien perdona nuestros pecados, no por nuestros méritos, sino por Su gran misericordia y compasión.

Avanzaremos un poco más sobre la carta a los Romanos:

Romanos 5:18-21 (RVA)
|18| Así que, como la ofensa de uno alcanzó a todos los hombres para la condenación, así también la justicia realizada por uno alcanzó a todos los hombres para la justificación de vida.
|19| Porque como por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos.
|20| La ley entró para agrandar la ofensa, pero en cuanto se agrandó el pecado, sobreabundó la gracia;
|21| para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna, por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Algunas cosas del libro de Romanos requieren un estudio profundo para ser mejor comprendidas, así que aliento a estudiar a fondo toda la carta, pero en este caso quierodestacar lo que Pablo dice, acerca de cómo por medio de la obediencia de un solo hombre es que “los muchos” son constituidos “justos”. Por contexto, “los muchos” son aquellos que creen en Jesús como Señor. Así que en lugar de tener que obedecer perfectamente a Dios para ser considerados “justos”, lo que Dios hace es de algún modo identificarnos con Cristo y nos trata como a “justos” por medio de la fe en él. Pablo dice aquí que la ley de Dios (los mandamientos, estatutos e instrucción de Dios) entró “para agrandar la ofensa”. En otras palabras, al dar Dios la ley, Dios mostró cuál es Su corazón e intención, y así mostró que Sus requisitos para estar en Su gloria son mucho más altos que lo que cualquier ser humano puede cumplir. Al dar la ley Dios dejó en claro que era prácticamente imposible para cualquier ser humano alcanzar la vida perpetua en Su reino. Por eso es que dice que con la ley “reinó el pecado para muerte”.

La ley pone de manifiesto el pecado, es como una luz que muestra cuán manchada está una persona. No es que sin ley no haya pecado, sino que sin la ley el pecado no es tan evidente, pasa desapercibido. Si yo tengo una mancha negra en una remera blanca y me mantengo en la oscuridad, la mancha no se va a ver, pero eso no significa que no la tenga. Si me acerco a la luz, esa mancha se hace evidente, y mientras más fuerte es la luz, más clara se ve la mancha. Es así que la ley puso en evidencia que el ser humano estaba manchado, pero, más aún, cuando Cristo vino, él fue la “luz del mundo” (Juan 9:5). Siendo la luz del mundo, él hizo manifiesto el pecado aún más todavía, porque mostró que incluso aquellos religiosos que se creían sin pecado, en realidad estaban muy manchados.

Esa mancha en el ser humano, creada por el pecado, es una herencia desde la caída de Adán, Adán cayó y todas sus generaciones heredaron la tendencia al pecado, por eso Dios tuvo que hacer una obra maravillosa y traer a un hombre sin esa herencia de pecado y que, además, sea tentado en todo y nunca decida pecar, y así, a través de él, pudo con justicia quitar la mancha del pecado en todo aquél que cree (1 Juan 1:7; Hebreos 9:13-14).

De este modo, nuevamente podemos ver que toda la obra de redención del ser humano es de Dios y no de nosotros, que, si Dios no fuese misericordioso y compasivo, no podríamos jamás tener acceso a Su gloria y grandeza. El centro de toda la salvación es Dios mismo, la gloria de la redención es sólo de Dios, nadie puede jactarse de haberse “ganado el cielo”, como a veces se suele decir.

Recordemos los primeros versículos que leímos en el Salmo 25:

Salmos 25:1-3 (RVA)
|1| A ti, oh Jehovah, levantaré mi alma.
|2| ¡Dios mío, en ti confío! No sea yo avergonzado. No triunfen sobre mí mis enemigos.
|3| Ciertamente ninguno de los que confían en ti será avergonzado. Serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

Y ahora avancemos nuevamente en el libro de Romanos:

Romanos 10:8-11 (RVA)
|8| Más bien, ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
|9| que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y si crees en tu corazón que Dios le levantó de entre los muertos, serás salvo.
|10| Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se hace confesión para salvación.
|11| Porque la Escritura dice: Todo aquel que cree en él no será avergonzado.

En el versículo 11 tenemos una declaración muy similar a la dicha por David en el Salmo 25, nos asegura que todo el que cree en Dios no será avergonzado, nadie que confíe en Dios va a ser defraudado. Cuando Dios habla y cuando Dios promete, lo que dice es verdad. Los seres humanos a veces prometemos cosas, tenemos el deseo de cumplirlas y estamos comprometidos a cumplirlas, pero a veces la situación se complica, surgen cosas inesperadas, y no cumplimos las promesas que hicimos, defraudamos a otros, aun cuando no teníamos intención de hacerlo. Sin embargo, Dios jamás dice nada que no pueda cumplir, cuando Él promete algo, no sólo QUIERE cumplir, sino que Él siempre TIENE EL PODER para cumplir. Nada puede detener a Dios de cumplir Sus promesas, por eso es que nadie que confíe en Él será defraudado o avergonzado.

Y en este contexto, el “creer” se relaciona con creer en Jesús como Señor para alcanzar la justificación y salvación de Dios. Dios ha prometido que, si alguien confiesa de todo corazón a Jesús como Señor, será justificada y salvada. Esto significa que el simple hecho de hacer a Jesús nuestro Señor (no sólo de palabra, sino en hecho) nos pone en la posición de ser considerados “justos” por Dios, lo cual implica vivir para siempre en el reino venidero de Dios. ¡Tremendo!

Nadie que crea de corazón que Jesús es Señor y que Dios le levantó de entre los muertos será defraudado. Ninguno que haya creído va a llegar a la era futura y encontrarse con que Dios no le deja vivir allí. ¡Y todo sin mérito alguno! ¡Todo por la misericordia de Dios!

Ante semejante obra de parte de Dios, no queda más que agradecer y alabar a nuestro Padre, sin embargo, arrastrados por las pasiones humanas, hay quienes podrían usar esta gracia como excusa para seguir pecando. Podríamos decir “si Dios ya me perdonó todos los pecados, no importa si sigo pecando, total ya me prometió vivir para siempre”. Este razonamiento no es nuevo, y ya el mismo apóstol Pablo refutó esta idea:

Romanos 6:1-2 (RVA)
|1| ¿Qué, pues, diremos? ¿Permaneceremos en el pecado para que abunde la gracia?
|2| ¡De ninguna manera! Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos todavía en él?

Ante tal acto de gracia de Dios, alguien se ve que pensó incluso que, si pecaba más, entonces recibía más gracia de Dios por su salvación. Sin embargo, Pablo dice que la lógica es que si hemos muerto al pecado (en Cristo) ¿cómo seguir viviendo en éste? De hecho, si alguien desea vivir en pecado, probablemente no aceptó realmente a Jesús como su Señor, porque hacer Señor a alguien implica obedecerle y seguirle, pero si sigo viviendo en pecado ¿realmente podría afirmar que de corazón hice Señor a Jesús?

Romanos 6:9-13 (RVA)
|9| Sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.
|10| Porque en cuanto murió, para el pecado murió una vez por todas; pero en cuanto vive, vive para Dios.
|11| Así también vosotros, considerad que estáis muertos para el pecado, pero que estáis vivos para Dios en Cristo Jesús.
|12| No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que obedezcáis a sus malos deseos.
|13| Ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado, como instrumentos de injusticia; sino más bien presentaos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia

Jesús no murió para pagar sus propios pecados, ni resucitó para poder pecar, él murió en pago por nuestros pecados y resucitó para vivir para Dios. Del mismo modo, si realmente consideramos que él es el Señor de nuestras vidas y honramos su sacrificio por nosotros, lo que vamos a hacer es no permitir que el pecado nos gobierne, sino presentarnos a Dios como instrumentos de justicia, como personas que quieren hacer el bien y servirle.

Romanos 6:20-23 (RVA)
|20| Porque cuando erais esclavos del pecado, estabais libres en cuanto a la justicia.
|21| ¿Qué recompensa, pues, teníais entonces por aquellas cosas de las cuales ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es muerte.
|22| Pero ahora, libres del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis como vuestra recompensa la santificación, y al fin la vida eterna.
|23| Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.

“La paga del pecado en muerte”. El pecado en el ser humano merece una única paga, que es la muerte. Y si bien Dios nos libró del poder de la muerte en la era venidera, de todos modos, todo pecado trae consecuencias, todo pecado trae algo de muerte a nuestras vidas. Por el pecado entra la angustia, la enfermedad, la amargura, el dolor, y toda clase de males, todo esto pertenece al reino de la muerte y si bien Dios ya nos libró de la muerte en el día final, Dios también intenta librarnos de los efectos de la muerte en el tiempo presente, y esto se hace por medio de un andar en fe. Si seguimos andando en pecado, los efectos de la muerte van a seguir cayendo sobre nosotros. Es por eso que no hay que tomar la gracia como excusa para el pecado, sino como el punto de apoyo para poder vivir una nueva vida en Cristo.

Romanos 12:1 (RVA)
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

“Culto racional” aquí puede traducirse como “servicio de adoración lógico”. Lo que nos dice este versículo es que, a causa de las misericordias de Dios, deberíamos presentar nuestros cuerpos como sacrificio u ofrenda viva a Dios y esta sería la forma lógica, la forma apropiada de servirle y adorarle.

El primer paso para adorar y servir a Dios apropiadamente es reconocer su misericordia. Así como David, en el Salmo, no intentó negociar con Dios “buenas obras” por “bendiciones”, sino que hizo hincapié en la misericordia de Dios, del mismo modo, el primer paso para que podamos servir a Dios correctamente, es que reconozcamos Su misericordia, que reconozcamos que nuestra vida, nuestra justificación, nuestra salvación, nuestro bienestar y toda bendición dada por Dios, es a causa de Su misericordia y no de nuestros méritos.

Habiendo hecho esto, el paso lógico es presentar nuestros cuerpos, nuestras vidas, a Dios, como “sacrificio vivo”. ¿Qué significa que tengamos que ser “sacrificio vivo”? Unsacrificio animal en las Escrituras consistía en matar al animal. En la biblia el sacrificio casi siempre está relacionado con la muerte de algo, pero en este caso se habla de “sacrificio vivo”, lo cual pareciera una contradicción: algo que muere, pero está vivo. Pero recordemos lo que previamente Pablo había dicho en el capítulo 6.

Romanos 6:11 (RVA)
Así también vosotros, considerad que estáis muertos para el pecado, pero que estáis vivos para Dios en Cristo Jesús.

Entonces ¿qué es lo que hay que sacrificar? ¡El pecado! Hay que morir al pecado, y considerarnos vivos para Dios. ¡Mientras más pecado muere en nuestras vidas, más vivos estaremos para Dios! ¡De eso nos habla Romanos 12:1!

Y esta muerte al pecado, nos lleva a los siguientes versículos:

Romanos 12:2 (RVA)
No os conforméis a este mundo; más bien, transformaos por la renovación de vuestro entendimiento, de modo que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.

Pablo nos instruye a no “conformarnos” a este mundo (la palabra griega se traduce como “era”). La palabra “conformarse” significa “tomar la forma de algo” o “amoldarse”. En este tiempo en que vivimos hay un “molde” a nuestro alrededor, un molde que no es conforme a la voluntad de Dios, un molde en el cual el mundo se siente cómodo, un molde en el cual el pecado, la soberbia y el egoísmo son las estrellas del show. Dios nos instruye a salir de ese molde y a ser transformados por Dios. Y el modo en que permitimos a Dios que transforme nuestras vidas es como indica el versículo 3:

Romanos 12:3 (RVA)
Digo, pues, a cada uno de vosotros, por la gracia que me ha sido dada, que nadie tenga más alto concepto de sí que el que deba tener; más bien, que piense con sensatez, conforme a la medida de la fe que Dios repartió a cada uno.

En este versículo, las palabras “de sí” no están en el texto original. Y la palabra “concepto” y “piense” son en griego una interesante palabra, que es phroneö, que se refiere a cómo una persona dirige sus pensamientos. No es sólo pensar, como un pensamiento que pasa por la mente de repente, sino que implica hacer un esfuerzo voluntario para pensar en algo. El texto griego, si se lee literalmente, es un poco complicado de entender, porque tiene todo un juego de palabras derivadas de phroneö, literalmente leeríamos:

Romanos 12:3 (Mi traducción)
“Porque digo ahora, mediante la gracia, la que me ha-sido-dada, que todo el que está entre ustedes no debe dirigir-los-pensamientos-en-exceso, más-allá-de lo que esnecesario dirigir-los-pensamientos, sino que debe dirigir-los-pensamientos de-modode llegar al punto de dirigir-los-pensamientos-de-forma-sana, cada-uno conforme a la medida de fe que ·DIOS repartió.”

Cuatro veces se usa la palabra phroneö, o sus derivados, lo cual no se ve en nuestras traducciones al español, pero lo que hacen es dar un gran énfasis a lo que se está diciendo. Dios quiere que prestemos especial atención a cómo dirigimos nuestros pensamientos. Estas repeticiones nos ponen de relieve el hecho de que Dios quiere que lleguemos a tener una forma sana de dirigir los pensamientos. Lo que se nos dice es que, en lo que refiere al pensamiento voluntario, no hay que pensar “más allá de lo necesario”, sino que hay que lograr una forma “sana” de pensar, un equilibrio sobre cómo vamos a pensar, y esto no es sólo con respecto a nosotros mismos, sino también con respecto a los demás.

Y dice que la forma sana de pensar es “conforme a la medida de fe que Dios repartió”. Esto significa que a cada uno Dios le da algo para creer que es único y particular para esa persona. Si bien hay cosas que son para que todos creamos (como creer en Jesús como Señor, orar, andar en amor, etc.), también hay cosas particulares para cada creyente, como lo vemos en los siguientes versículos:

Romanos 12:4-8 (RVA)
|4| Porque de la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero todos los miembros no tienen la misma función;
|5| así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero todos somos miembros los unos de los otros.
|6| De manera que tenemos dones que varían según la gracia que nos ha sido concedida: Si es de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
|7| si es de servicio, en servir; el que enseña, úselo en la enseñanza;
|8| el que exhorta, en la exhortación; el que comparte, con liberalidad; el que preside, con diligencia; y el que hace misericordia, con alegría.

Pablo aquí describe distintas funciones de servicio, ¡a esto se refiere con la medida de fe! A uno Dios le va a dar el deseo y voluntad de servir como profeta, esa persona debería entonces creer eso que Dios le está instruyendo y servir en esa función del mejor modo posible. Pero a otro creyente quizá Dios le pida que enseñe, a otro le va a poner en su corazón que deber servir organizando la reunión, a otro quizá le ponga en el corazón que su función es dar dinero para sostener a otros, a otro le da la capacidad de liderazgo, hay muchas formas en que Dios “llama” a Sus hijos al servicio, éstas aquí son sólo algunas.Lo importante a señalar es que la forma de “dirigir los pensamientos de forma sana”, es no ir más allá de la medida de fe dada a cada uno. Esto significa, no movernos en el terreno que no nos corresponde, no pensar que una función es mejor que otra, o más necesaria, sino enfocarnos en comprender cuál es nuestro propio llamamiento de Dios y usarlo para el servicio en conjunto con otros creyentes.

Romanos 12:9-10 (RVA)
|9| El amor sea sin fingimiento, aborreciendo lo malo y adhiriéndoos a lo bueno:
|10| amándoos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros;

Fíjense que ahora sí, Pablo da instrucciones generales para todos los cristianos. Él primero señala que cada uno debería ocuparse en servir conforme a su propia función dada por Dios, y ahora nos dice cómo deberíamos conducirnos, los cristianos, entre nosotros.

Lo primero que dice es que el amor debe ser sin fingimiento, esto es, sin hipocresía. No se trata de hacer cosas sólo para “quedar bien” con los demás, sino de realmente hacer las cosas por amor a Dios primero y por amor a los hermanos también. Cuando el amor realmente es real, no fingido, entonces el creyente va a aborrecer, a detestar, todo lo malo e intentará adherirse a todo lo bueno.

El versículo 10 va más allá, y nos dice que debemos amarnos unos a otros con amor fraternal. En el griego este texto es mucho más gráfico y enfático, no quiero pasar mucho tiempo analizando las palabras griegas aquí, pero básicamente nos dice lo siguiente:

Romanos 12:10 (Mi traducción)
“que el afecto entre hermanos sea practicado al punto de llegar a ser queridos unos por otros como amigos y amados como familia”.

Lo que nos está queriendo decir, es que no debemos quedarnos sólo en hacer bien al hermano por un mero servicio a Dios, sino que debemos practicar la comunión entre nosotros para desarrollar un afecto profundo de unos hacia otros. Nos habla de hacer lo necesario para que lleguemos a querernos como amigos y como familiares, lo cual implica un profundo cariño y afecto por los demás.

Y, por último, el versículo 10 nos dice que: “en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros”. Aquí, otra vez, la traducción no ayuda mucho a transmitir el sentido real del texto. La palabra “prefiriéndoos” es una palabra muy interesante en el griego, es proëgeomai, que se usa sólo acá en toda la Biblia. Es la unión de pro, que significa “delante de” y hegeomai, que significa “dirigir, comandar, conducir, liderar”. Y lo quesignifica es ir adelante para dirigir a otros. Lo que este versículo nos dice es que “en cuanto a honra”, o sea, con respecto a todo aquello que es honroso para Dios, deberíamos adelantarnos a los demás para guiarlos.

Con frecuencia la tendencia humana es “seguir a las masas” o seguir a un líder fuerte. Si los demás lo hacen, yo lo hago, o si alguien lo hace primero, entonces quizá yo me anime a hacerlo. Pero aquí la Biblia nos está diciendo que esta no es la actitud que Dios quiere de nosotros, nos está diciendo que si consideramos que alguna acción es digna y honrosa ante Dios, hay que adelantarse y hacerlo primero para así impulsar o guiar a otros a hacer lo mismo. Si estamos seguros que Dios nos envía a hacer algo, no hay que esperar a que alguien más lo haga para luego nosotros sumarnos, sino que hay que ir al frente y hacerlo.

Muchas veces la Iglesia entera se pierde de grandes bendiciones porque no nos animamos a hacer lo que Dios nos invita a hacer en determinado momento. Este es un llamado a ser valientes a la hora de hacer lo que Dios quiere que hagamos, y esto requiere también estar comprometidos con Dios y con Su obra.

Hay mucho más que podemos aprender de estos capítulos en Romanos y podríamos ahondar mucho más en todos estos textos, pero en este estudio el foco estaba puesto en mostrar que todo esto tiene un único punto de partida, que es reconocer la misericordia de Dios. Nuestra entrega a Dios, nuestro servicio, nuestros dones y llamamientos, nuestro amor al hermano, la transformación de nuestras vidas, todo tiene su inicio en la misericordia de Dios, el centro de todo es Dios y nunca deberíamos perder de vista esto.

En el momento en que comenzamos a servir sin tener en cuenta a Dios como centro del servicio, empezamos a trasladar la gloria de Dios hacia nosotros mismos, nos atribuimos los méritos, nos consideramos responsables de la obra de Dios, nos creemos merecedores de las bendiciones de Dios a causa del buen servicio que hacemos, creemos que somos mejores que los otros hermanos porque estamos poniendo más esfuerzo y dedicación y todo esto no es más que quitar de en medio lo más importante: que todo es por la misericordia de Dios y no por mérito propio. Nada de esto sería posible sin Dios, sin Su misericordia estamos muertos y excluidos de Su gloria, si tenemos dones y talentos, es porque Él nos los dio para servirle, si somos efectivos en nuestro servicio, es porque Dios nos da sabiduría y energía para servir bien, si generamos alguna bendición espiritual en los demás, es porque Dios está de por medio actuando espiritualmente. Nunca deberíamos olvidar que Dios es el centro de todo. Ni siquiera Jesús se puso a sí mismo como centro de atención:

Lucas 18:18-19 (RVA)
|18| Le preguntó cierto hombre principal, diciendo: —Maestro bueno, ¿qué haré para obtener la vida eterna?
|19| Y Jesús le dijo: —¿Por qué me llamas “bueno”? Ninguno es bueno, sino sólo uno, Dios.

Sin duda Jesús era “bueno”, era un hombre lleno de bondad que constantemente estaba mostrando su amor y entrega por los demás. Sin embargo, cuando alguien le llamó “bueno”, él no se puso como centro de atención diciendo “sí, bien has dicho, yo soy bueno”, sino que redirigió la atención hacia Dios. Hizo que este hombre no se fijara en el hombre “Jesús”, sino en Dios, que era quien estaba dando la energía espiritual y la sabiduría a Jesús para ser quien era y hacer lo que hacía.

Regresemos al Salmo 25:

Salmos 25:6-22 (RVA)
|6| Acuérdate, oh Jehovah, de tu compasión y de tu misericordia, que son perpetuas.
|7| No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis rebeliones. Conforme a tu misericordia acuérdate de mí, por tu bondad, oh Jehovah.
|8| Bueno y recto es Jehovah; por eso él enseñará a los pecadores el camino.
|9| Encaminará a los humildes en la justicia y enseñará a los humildes su camino.
|10| Todas las sendas de Jehovah son misericordia y verdad para con los que guardan su pacto y sus testimonios.
|11| Por amor de tu nombre, oh Jehovah, perdona también mi iniquidad, porque es grande.
|12| ¿Qué hombre es el que teme a Jehovah? Él le enseñará el camino que ha de escoger.
|13| Su alma reposará en bienestar, y sus descendientes heredarán la tierra.

David reconoció que necesitaba la misericordia de Dios, reconoció que él no era digno, que tenía gran pecado, que no podía negociar con Dios, sino sólo esperar en Su misericordia y bondad. Y por eso también David luego pudo reposar en bienestar.

El pensamiento implantado en el mundo hoy es que cada persona es como un “dios” y digna y merecedora de lo mejor. El mundo camina orgulloso, confiando en sus propios méritos, en sus propias fuerzas, en su propia sabiduría, pero para los cristianos la realidad es otra, nosotros día a día debemos decidir salir de ese patrón que hay en el mundo y reconocernos como indignos ante Dios y reconocer que somos extraordinarios, no por nuestros propios méritos, sino por la obra que Dios hizo en nosotros, por medio de Cristo, a causa de Su gran misericordia.

Y para finalizar, me gustaría que leamos otro Salmo de David:

Salmos 107:28-43 (RVA)
|28| Pero cuando en su angustia clamaron a Jehovah, él los libró de sus aflicciones.
|29| El trae calma a la tempestad, y se apaciguan sus olas.
|30| Entonces se alegran porque ellas se aquietan, y él los guía al puerto que desean.
|31| ¡Den gracias a Jehovah por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
|32| Exáltenlo en la congregación del pueblo, y alábenlo en la reunión de los ancianos.
|33| El convierte los ríos en desierto y las fuentes de aguas en tierra sedienta.
|34| Convierte las tierras fértiles en salobres por la maldad de los que las habitan.
|35| Convierte el desierto en estanques de agua y la tierra seca en manantiales.
|36| Allí establece a los hambrientos y fundan una ciudad en que habitar.
|37| Siembran campos, plantan viñas y logran abundante fruto.
|38| Los bendice, y se multiplican en gran manera; y no deja que disminuya su ganado.
|39| Cuando son reducidos en número y menoscabados a causa de la opresión, de la calamidad y de la congoja,
|40| derrama menosprecio sobre los príncipes, y les hace andar errantes, vagabundos, sin camino.
|41| Y levanta de la miseria al necesitado y hace multiplicar las familias como rebaños de ovejas.
|42| Véanlo los rectos y alégrense; pero toda maldad cierre la boca.
|43| Quien sea sabio y guarde estas cosas entenderá los hechos misericordiosos de Jehovah.

NOTA: la información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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