“AL QUE MADRUGA, DIOS LO AYUDA”
Este es un conocido refrán que muchos usan como para exaltar la importancia de tener la iniciativa y poner esfuerzo para alcanzar una meta. Levantarse temprano para hacer algo está frecuentemente asociado a una actitud de compromiso hacia los objetivos.
Si nos basamos en lo que Dios nos revela en las Escrituras sabemos que Su ayuda no depende de que nos levantemos temprano, ni tampoco de tener metas claras (aunque eso es bueno). La ayuda de Dios viene por tener una relación con Él, obedecerle, orarle y andar en Su voluntad.
Sin embargo, me gusta pensar en este refrán con un sentido quizá diferente al normalmente usado y que tiene un gran paralelismo con las Escrituras. En Proverbios 8 hay una personificación de la sabiduría de Dios, ésta habla en primera persona, como si estuviese viva, en el versículo 16 y 17 dice:
“Por mí dominan los príncipes, Y todos los gobernadores juzgan la tierra. Yo amo a los que me aman, Y me hallan los que temprano me buscan.”
“Buscar temprano” aquí no significa necesariamente que tiene que ser de mañana, sino temprano en la vida, habla de quienes no se demoran en buscar la sabiduría y le dan una prioridad en la vida.
Es interesante, porque la palabra “temprano” o “mañana” en la Biblia muchas veces está relacionado con las prioridades. Por ejemplo, Proverbios 13:24 nos dice que quien ama a su hijo lo corrige “temprano”; en Salmos 5:3 David dice: “de mañana me presentaré delante de ti y esperaré”; en Salmos 59:16 dice: “…y alabaré de mañana tu misericordia…”. En estos y varios Salmos David habla de orar y alabar a Dios “de mañana”.
Claro que no se trata de la hora en sí lo que hace que Dios responda las oraciones, el mismo David en otros pasajes habla de orar a Dios mañana, tarde y noche (Salmos 55:17). El punto de todo esto es que nos demos cuenta que la mañana representa la prioridad, porque, generalmente, lo primero que hacemos en la mañana es aquello a lo que le damos prioridad.
En el diccionario de la RAE, la palabra “madrugar” tiene varias acepciones, la primera es “levantarse al amanecer o muy temprano”; la segunda es “aparecer muy pronto”; la cuarta es “anticiparse a la acción de un rival o de un competidor”.
Es así que me gusta pensar en el refrán “al que madruga, Dios lo ayuda” como que Dios ayuda a aquellos que le dan la prioridad, tanto en las oraciones como en las acciones. Aquél que se anticipa a los hechos del día, orando a Dios para que le acompañe en cada acción y cada decisión; aquél que no espera a que todo le vaya mal en la vida para buscar a Dios, sino que busca a Dios pronto en su vida, en su juventud, y aún en sus mejores tiempos.
Por supuesto, Dios ayuda a todo el que le busca de corazón, jóvenes y ancianos por igual, pero ¡qué bendición cuando alguien comienza su relación con Dios desde joven! ¡Cuántos camino y cuántos problemas pueden ahorrarse aquellos que desde la niñez conocen las Escrituras y caminan en ésta!
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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