EL ARO DE ORO EN EL HOCICO DEL CERDO
Proverbios 11:22 (RVA)
Zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa que carece de discreción.
En este versículo la palabra “discreción” es la traducción del hebreo táam, que significa “discreción, buen juicio, sentido común, inteligencia.
Es difícil entender el impacto real de este versículo sin comprender la cultura del tiempo en que fue escrito. En aquellos tiempos las mujeres solían usar aros en la nariz, la mayoría de las mujeres tenía el cabello largo y debían usar un velo para cubrir su rostro, así que los aros de las orejas no se veían, pero un aro en la nariz sí era visible, por eso las mujeres usaban aros en la nariz como decoración, y las de buena posición tenían aros de oro.
Por otro lado, el cerdo era un animal considerado inmundo, Dios había prohibido comerlo. Ponerle un aro de oro a un cerdo no iba a hacer que ese cerdo dejara de ser inmundo, no cambiaba la esencia del animal.
Del mismo modo, lo que señala este versículo es que, aunque una mujer sea muy bella externamente, eso no la hace acepta delante de Dios si su corazón no es el correcto. Si esa mujer es indiscreta, imprudente y le falta el sentido común, su belleza no la va a hacer más apta delante de Dios, ni que sea mejor como persona o como esposa.
Esto es una advertencia que, por un lado, enfatiza el hecho de que tenemos que cuidar nuestro corazón por encima de nuestro aspecto físico y nuestra posición económica (Pr. 4:23).
Por otro lado, también es una advertencia a no fijarse en la belleza externa para buscar una esposa (o también un esposo), porque si esa mujer es imprudente y negligente, el que se case con ella va a terminar sufriendo las consecuencias.
Por supuesto, esto no significa que la belleza física, el dinero y otras cosas externas sean cosas malas en sí mismas. Lo que nos dice este versículo es que la belleza no compensa a un mal corazón.
Este versículo habla de la mujer, pero es aplicable para ambos sexos. Cuando Samuel es enviado por Dios a ungir a uno de los hijos de Isaí como futuro rey, al ver al hijo mayor, Eliab, Samuel pensó que ese sería el elegido por Dios, y Dios le dijo:
1 Samuel 16:6-7 (RVA)
Pero Jehovah dijo a Samuel: —No mires su apariencia ni lo alto de su estatura, pues yo lo he rechazado. Porque Jehovah no mira lo que mira el hombre: El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehovah mira el corazón.
Sea hombre o sea mujer, Dios está mirando nuestros corazones y no nuestra apariencia física. Queda en nosotros el decidir si nos interesa más agradar al mundo, por medio de lo físico y material, o si agradar a Dios, desarrollando un corazón en alineación a Su voluntad.
En realidad, el andar espiritual y el atractivo físico no son incompatibles, porque si una persona es espiritualmente sana, también va a procurar cuidar su cuerpo, de modo de tener más energía y salud para vivir y servir a Dios, y eso también mejora nuestro aspecto físico. De todos modos, hay cosas que no podemos cambiar.
El mensaje no es que no nos ocupemos de lo físico y lo material, el mensaje es que estas cosas no sean nuestra prioridad y que entendamos que lo verdaderamente importante para Dios es nuestro corazón.
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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