NO IMPORTA CUÁNTA OSCURIDAD TE RODEE ¡AÚN HAY ESPERANZA!
A veces vemos a nuestro alrededor, y todo parece estar oscuro.
Quizá sientas que Dios te abandonó, quizá sientas que has cometido muchos pecados y Dios ya no puede ayudarte.
Quizá el mundo te repite continuamente que eres un fracaso y no harás nada bueno con tu vida.
Quizá estés luchando contra el alcohol, las drogas u otra adicción.
Quizá estés en una gran situación de pobreza que parece desesperanzadora.
Quizá estés luchando contra una enfermedad, o con depresión por la muerte de un ser querido, o por los cambios negativos que ha habido en tu vida en este último año.
La buena noticia es que Dios es luz (1 Jn. 1:5) y Él tiene la capacidad de disipar hasta la más densa oscuridad.
Salmos 107:8-14 (RVA)
|8| ¡Den gracias a Jehovah por su misericordia y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
|9| Porque él sacia al alma sedienta y llena de bien al alma hambrienta.
|10| Habitaban en tinieblas y en densa oscuridad, aprisionados en la miseria y en cadenas de hierro,
|11| porque fueron rebeldes a las palabras de Jehovah y aborrecieron el consejo del Altísimo.
|12| Por eso sometió sus corazones con dura labor; cayeron, y no hubo quien les ayudase.
|13| Pero cuando en su angustia clamaron a Jehovah, él los libró de sus aflicciones.
|14| Los sacó de las tinieblas, de la densa oscuridad, y rompió sus cadenas.
El pueblo de Israel fue rebelde, desobedeció a Dios, se convirtieron en malas personas, traicionaron a Dios adorando a otros ídolos.
Estaban aprisionados, no por otras personas, sino en su mente y corazón, aprisionados en la miseria, dice el pasaje. Estaban en “cadenas de hierro”, lo cual muestra cuán fuerte era esa atadura que tenían en su corazón. No había quién les ayudase, estaban en “densa oscuridad” ¡no podrían haber estado peor!
PERO, cuando en su angustia clamaron a Dios, él los libró de sus aflicciones y los sacó de esa densa oscuridad en la que estaban, rompiendo también esas fuertes cadenas.
Dios puede disipar toda oscuridad, liberarnos de toda prisión, romper las más fuertes cadenas de la mente y el corazón, la clave está en “clamar” a Dios.
No se trata de leer libros de “autoayuda”; no se trata de arrodillarse y prender velas a los santos; no se trata de respirar profundo y meditar; tampoco se trata de repetir una oración de memoria; se trata de CLAMAR, de ir a Dios reconociendo que Él es Dios y pedirle Su ayuda y misericordia.
En los momentos más difíciles, podemos orar como lo hizo David:
Salmos 25:16-18 (RVA)
|16| Mírame y ten misericordia de mí, porque estoy solitario y afligido.
|17| Las angustias de mi corazón se han aumentado; sácame de mis congojas.
|18| Mira mi aflicción y mis afanes; perdona todos mis pecados.
Salmos 31:9-10 (RVA)
|9| Ten misericordia de mí, oh Jehovah, porque estoy en angustia. Mis ojos, mi alma y mis entrañas se han debilitado por el pesar.
|10| Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar. Mi fuerza me falla a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han debilitado.
Salmos 120:1 (RVA)
A Jehovah llamé estando en mi angustia, y él me respondió.
Salmos 54:6-7 (RVA)
|6| Te ofreceré sacrificios voluntarios. Daré gracias a tu nombre, oh Jehovah, porque es bueno;
|7| porque me has librado de toda angustia. Mis ojos han visto la derrota de mis enemigos.
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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