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EL AYUNO QUE DIOS REQUIERE DEL CREYENTE

Por Pablo Pereyra

Hasta el tiempo presente muchos cristianos creen que Dios va a responder sus oraciones si se quedan unas horas sin comer. Pero este tipo de prácticas no son requeridas por Dios, Dios mira nuestro corazón y lo que requiere de nosotros, para responder nuestras oraciones, no es que estemos horas sin comer, sino que hagamos Su voluntad.

Y esto no es nuevo, lo dijo Dios antiguamente por medio del profeta Isaías:

Isaías 58:1-14 (RVA)
|1| “¡Proclama a voz en cuello! No te contengas; alza tu voz como corneta. Denuncia ante mi pueblo su transgresión, y a la casa de Jacob su pecado.
|2| Pero ellos me consultan cada día, y les agrada saber mis caminos, como si fuese gente que hubiera obrado con justicia y que no hubiese dejado el juicio de su Dios. Me piden justos juicios y quieren acercarse a Dios.
|3| Dicen: ‘¿Por qué ayunamos, y no hiciste caso? ¿Por qué afligimos nuestras almas, y no te diste por aludido?’ “He aquí que en el día de vuestro ayuno lográis vuestro deseo y explotáis a todos vuestros trabajadores.
|4| He aquí que vuestros ayunos son ocasión de contiendas y de riñas, para herir con el puño de perversidad. No podéis seguir ayunando como ahora, con el objeto de hacer oír vuestra voz en lo alto.
|5| ¿Es éste el ayuno que yo escogí: sólo un día en que el hombre se aflija a sí mismo? ¿Acaso el doblegar la cabeza como junco y el acostarse sobre cilicio y ceniza es lo que llamáis ayuno y día agradable para Jehovah?
|6| ¿No consiste, más bien, el ayuno que yo escogí, en desatar las ligaduras de impiedad, en soltar las ataduras del yugo, en dejar libres a los quebrantados y en romper todo yugo?
|7| ¿No consiste en compartir tu pan con el hambriento y en llevar a tu casa a los pobres sin hogar? ¿No consiste en cubrir a tu prójimo cuando lo veas desnudo, y en no esconderte de quien es tu propia carne?
|8| Entonces despuntará tu luz como el alba, y tu recuperación brotará con rapidez. Tu justicia irá delante de ti, y la gloria de Jehovah irá a tu retaguardia.
|9| Entonces invocarás, y Jehovah te escuchará. Clamarás, y él dirá: ‘¡Aquí estoy!’ “Si quitas de en medio de ti el yugo, el acusar con el dedo y el hablar vilezas;
|10| si tu alma provee para el hambriento y sacias al alma humillada, tu luz irradiará en las tinieblas, y tu oscuridad será como el mediodía.
|11| Jehovah te guiará siempre y saciará tu alma en medio de los sequedales. El fortalecerá tus huesos, y serás como un jardín de regadío y como un manantial de aguas cuyas aguas nunca faltan.
|12| Los tuyos reconstruirán las ruinas antiguas. Levantarás los cimientos que estaban destruidos de generación en generación. Y serás llamado reparador de brechas y restaurador de sendas para habitar.
|13| “Si apartas tu pie por respeto al sábado, para no hacer tu capricho en mi día santo; si al sábado llamas delicia, consagrado a Jehovah y glorioso; y si lo honras, no haciendo según tus propios caminos ni buscando tu propia conveniencia ni hablando tus propias palabras,
|14| entonces te deleitarás en Jehovah. Yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te daré a comer de la heredad de tu padre Jacob. Porque la boca de Jehovah ha hablado.”

Dios no se ve conmovido por nuestros intentos externos de mostrar devoción, el verdadero ayuno que Dios requiere de nosotros es que hagamos Su voluntad, que andemos en justicia, que ayudemos a los hermanos, que sirvamos a los demás conforme a nuestra función en el Cuerpo de Cristo.

El versículo 9 lo deja bien en claro, no es a través de horas sin comer que Dios va a responder nuestras oraciones, sino cuando andamos en Su voluntad.

El ayuno de comida, bien programado tiene beneficios a nivel físico, pero no a nivel espiritual. Si buscamos la ayuda de Dios, debe ser en oración, pero también en un esfuerzo constante por hacer Su voluntad.

Isaías 1:15-16 (RVA)
|15| Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, yo no escucharé. ¡Vuestras manos están llenas de sangre!
|16| “Lavaos, limpiaos, quitad la maldad de vuestras acciones de delante de mis ojos. Dejad de hacer el mal.

Si una persona o un pueblo está lleno de maldad, no importa cuánto ore, Dios no va a concederle sus peticiones, Dios no va a darle salud a un enfermo que, al recuperarse, va a usar su energía renovada para dañar a otros; Dios no va prosperar a alguien que luego usará sus recursos para hacer el mal. Por supuesto, Dios muchas veces sana y bendice a personas que han hecho lo malo, pero lo hace cuando se arrepienten y Dios muestra Su amor dándole una nueva oportunidad.

Pero a Dios no vamos a engañarlo con actos externos, no vamos a emocionarlo con la aflicción de nuestro estómago, o con “lágrimas de cocodrilo” o con una oración “hiper emotiva”. Si queremos conmover a Dios, dispongamos nuestro corazón a quitar de nuestra vida el pecado y servirle, sirviendo a nuestros hermanos en Cristo y predicando el evangelio a todo el que podamos.

1 Juan 3:21-23 (RVA)
|21| Amados, si nuestro corazón no nos reprende, tenemos confianza delante de Dios;
|22| y cualquier cosa que pidamos, la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
|23| Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo y que nos amemos unos a otros, como él nos ha mandado.

La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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