COBARDÍA, PEREZA, SOBERBIA
Una antigua oración de autor desconocido dice:
“De la cobardía, que teme encontrarse con ‘nuevas verdades’; De la pereza, que se conforma con ‘medias verdades’; De la soberbia, que cree tener toda la verdad; ¡Oh!, Señor de la Verdad, ¡líbranos!”
Esta breve oración resume muy bien lo que es el corazón de un buscador de la verdad, y también resume muy bien cuáles son los tres grandes obstáculos a la hora de alcanzar la verdad.
LA COBARDÍA sin duda detiene a las personas en la búsqueda de la verdad y, especialmente, en la práctica de la verdad de Dios. Muchas personas están cómodas en una determinada congregación y temen hacer preguntas difíciles y cuestionar a sus líderes por miedo a que las echen de la congregación o a que tomen algún otro tipo de represalia, temen perder un cierto estatus dentro de un grupo de personas, o ser rechazados o ridiculizados. A veces un líder sólo tiene que decir a una persona que es de “poca fe” para hacer que esa persona tema realizar cualquier tipo de cuestionamiento. También algunos líderes honestos tienen miedo a exponer la verdad que hallaron, si esta es contraria a los estándares de su denominación, ya que eso implica no sólo ser quitado de la congregación, sino también “perder” a aquellos a los que estaba guiando. He conocido a algunos líderes de reuniones que han estudiado ciertos temas fundamentales del cristianismo, han hallado que no hay sostén en las Escrituras para lo que se enseña tradicionalmente y al querer conversarlo con otros líderes de su denominación, han sido expulsados de la congregación, llamados “herejes” y en casos extremos se le ha prohibido a la gente de la congregación tener cualquier tipo de contacto con ellos.
LA PEREZA también es un mal muy frecuente que mantiene a muchísima gente alejada de la verdad. En proverbios, capítulo 2, se nos aconseja buscar la sabiduría como a tesoros, pero muy pocas personas están dispuestas realmente a buscar la sabiduría con ese grado de compromiso y valoración, prefieren seguir la doctrina de otros que están haciendo ese trabajo por ellos. Es así que se vuelven un eco de la fe de la persona o personas a las cuales respetan, pero no tienen opinión propia. Está muy bien que una persona en su “infancia” espiritual se apoye en un líder cristiano confiable y, al principio, su doctrina y práctica esté basada en lo que esa persona le indica, sin embargo, a medida que vamos creciendo en la fe es necesario que desarrollemos independencia y libertad de opinión, que desarrollemos una relación más estrecha con Dios y le sirvamos conforme a los dones y talentos que nos ha dado. Quien deja que la pereza y la comodidad le dominen, difícilmente crecerá en su comprensión de la justicia y amor de Dios y, por consiguiente, quedará estancado también en su andar y su capacidad de servir a Dios de un modo efectivo.
LA SOBERBIA o arrogancia es un tercer factor que realmente detiene a las personas en su crecimiento espiritual. Alguien que cree estar en la cima de un monte, no intentará subir más. Por eso siempre deberíamos mirar más hacia arriba y darnos cuenta de lo mucho que todavía tenemos por escalar. Particularmente he observado que la soberbia es una característica que se presenta tanto en forma individual como en forma colectiva. La soberbia individual es cuando una persona cree tener toda la verdad, cree tener la doctrina correcta y que no hay falla en lo que cree y/o practica. Pero también se ve con mucha frecuencia que hay personas que aunque ellas mismas reconocen no saber toda la verdad o no tener un andar perfecto, no obstante creen que la denominación o congregación a la que asisten sí tiene «toda la verdad», y esto también es soberbia, en este caso, hay algo que yo llamo (por decirle de una forma) «soberbia denominacional», el típico pensamiento es «yo no tengo toda la verdad, pero el grupo al que pertenezco sí la tiene». Una persona que está en esta posición, no crecerá más allá de los límites que su denominación le establezca, y también arrastrará con ella todos los errores que esa denominación contenga, a menos que se le enseñe a «pensar fuera de la caja», que se le permita razonar, opinar distinto, debatir puntos de conflicto, que pueda presentar sus diferencias en un marco de reflexión, donde el aprendizaje sea bilateral y no que haya uno que enseña y todos los demás deben aprender sin tener lugar a exponer sus ideas o razonamientos.
Un buen líder cristiano no es alguien que controla y dirige la vida de las personas, sino alguien que brinda servicio, protección, consejo, enseñanza, pero que ayuda a las personas a crecer en una relación íntima con Dios, con la capacidad para recibir directamente de parte de Dios y con la capacidad para pensar por sí misma y vivir su propia vida con Dios.
Lamentablemente estas cualidades están escaseando en muchas denominaciones y esta es una de las principales razones por las que muchas personas aún creen en doctrinas diametralmente opuestas a lo que las Escrituras nos enseñan.
Un verdadero buscador de la verdad de Dios debe ser valiente, esforzado y humilde en la búsqueda de la verdad de Dios y de la sabiduría de Dios y debe estar dispuesto a cambiar todo, tanto en su forma de pensar como en su forma de actuar, si la verdad de Dios que halla se contrapone con sus propios pensamientos previos. Sin duda, Dios da la sabiduría, pero la da a quien realmente la valora y lo demuestra con sus acciones:
Proverbios 2:1-7 (RVA)
|1| Hijo mío, si aceptas mis palabras y atesoras mis mandamientos dentro de ti,
|2| si prestas oído a la sabiduría e inclinas tu corazón al entendimiento,
|3| si invocas a la inteligencia y al entendimiento llamas a gritos,
|4| si como a la plata la buscas y la rebuscas como a tesoros escondidos,
|5| entonces entenderás el temor de Jehovah y hallarás el conocimiento de Dios.
|6| Porque Jehovah da la sabiduría, y de su boca provienen el conocimiento y el entendimiento.
|7| El atesora eficiente sabiduría para los rectos; es el escudo de los que caminan en integridad.
NOTA: la información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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