¡Cambia tus hábitos con la regla de los 2 minutos!
Crear un hábito en la vida puede llegar a ser un proceso bastante complicado, especialmente cuando queremos romper con un mal hábito y cambiarlo por algo mejor.
James Clear es un escritor dedicado a ayudar a las personas especialmente en el campo de crear buenos hábitos para la vida. Él escribe artículos cortos para su blog, su foco es el público en general y muchos de sus consejos son interesantes y muy prácticos. Él no escribe con fundamentos bíblicos, sino más bien con base en la ciencia y la experiencia, no obstante, muchos de sus artículos tienen consejos que pueden equipararse con lecciones dadas en las Escrituras.
Uno de los consejos prácticos que él da y que realmente me ha servido mucho es lo que él llama la “regla de los 2 minutos” en referencia a la creación o mantención de un hábito. Pero antes de ver en qué consiste esta regla, haré una introducción sobre qué es un hábito y por qué es importante desarrollar buenos hábitos en nuestra vida.
DISCIPLINARSE HASTA LOGRAR EL HÁBITO
La palabra “disciplina” es definida por el diccionario como: “Conjunto de normas que rigen una actividad o una organización” y “Actitud de las personas que acatan estas normas”. Hay otras acepciones, pero estas dos son las que nos interesan ahora.
En toda actividad de la vida y desarrollo humano, la disciplina es fundamental para lograr excelencia en lo que se hace. Ya sea que se quiera obtener un título universitario, competir en un torneo deportivo, ser un virtuoso de un instrumento, un eximio escritor o bajar de peso, es necesario tener disciplina.
Por ejemplo, en el caso de querer ser un medallista olímpico de yudo, una persona deberá seguir un conjunto de normas estipuladas por su instructor de yudo, que consiste en técnicas, horas de entrenamiento, alimentación adecuada, dormir las horas necesarias, etc. Mientras mejor planificadas estén esas normas y mejor sean acatadas, más posibilidades hay de que el participante pueda alcanzar el objetivo de ganar la medalla. En el caso de una dieta o método para adelgazar, lo que se siguen no son normas de entrenamiento, sino de alimentación. Y aun en las actividades donde no se sigue una norma o instrucción formal, una persona necesita tener un sistema apropiado y constancia en ese sistema para poder mejorar y alcanzar sus objetivos.
La palabra “hábito” es definida como: “Costumbre o práctica adquirida por frecuencia de repetición de un acto” y “Destreza que se adquiere por el ejercicio repetido.”
Un hábito puede ser sobre algo deseable o algo indeseable, correcto o incorrecto, por lo general se puede decir que existe un hábito cuando hacemos algo con una frecuencia constante y casi sin pensar en lo que hacemos. Por ejemplo, alguien que hace 10 años se levanta a las 8 am para ir a trabajar, quizá se levante a esa misma hora aún en los días que no debe ir a trabajar, porque adquirió el hábito de levantarse a esa hora. También existen hábitos no tan deseables, como el de hablar usando muchas groserías, comer apresuradamente, quejarse constantemente de todo, etc. Muchas de estas cosas han sido practicadas una y otra vez por mucho tiempo al punto de que quizá la persona que los hace no piensa en lo que está haciendo, funcionan como en “automático”.
Ahora bien, dije previamente que la disciplina es el medio por el cual una persona puede llegar a la excelencia en un área de actividad o alcanzar un objetivo en su vida. La disciplina es una muy poderosa herramienta para la vida de una persona, y si una disciplina logra convertirse en hábito es una doble ganancia, porque estaremos haciendo aquello que es benéfico para nuestras vidas aún sin pensar o sin sentir una carga al hacerlo.
LA CARGA DE LA DISCIPLINA
Hay que ser sinceros en este punto, la disciplina en cualquier área de la vida casi siempre constituye una carga para la persona, incluso para la vida cristiana la disciplina de nuestro Padre amoroso puede constituir una carga:
HEBREOS 12:7-13 (RVA)
|7| Permaneced bajo la disciplina; Dios os está tratando como a hijos. Porque, ¿qué hijo es aquel a quien su padre no disciplina?
|8| Pero si estáis sin la disciplina de la cual todos han sido participantes, entonces sois ilegítimos, y no hijos.
|9| Además, teníamos a nuestros padres carnales que nos disciplinaban y les respetábamos. ¿No obedeceremos con mayor razón al Padre de los espíritus, y viviremos?
|10| Ellos nos disciplinaban por pocos días como a ellos les parecía, mientras que él nos disciplina para bien, a fin de que participemos de su santidad.
|11| Al momento, ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados.
|12| Por lo tanto, fortaleced las manos debilitadas y las rodillas paralizadas;
|13| y enderezad para vuestros pies los caminos torcidos, para que el cojo no sea desviado, sino más bien sanado.
Dios mismo en Su revelación reconoce que ninguna disciplina suele ser causa de gozo, pero al final del camino hay un gozo mayor que el que habrá si uno no tomó el camino de la disciplina. Esto se cumple tanto en el plano espiritual como en el humano.
Toda disciplina conlleva cierta carga y eso muchas veces nos hace retroceder. El corredor quizá sienta que su entrenamiento es muy duro y en algún momento de debilidad decide no seguir su rutina. El estudiante universitario quizá esté distraído con algún problema o asunto de su vida y deje de estudiar unos días y así termine por dar mal un examen. El que se propuso hacer una dieta y ejercicio puede que un día extrañe las comidas de siempre y cambie sus frutas y verduras del día por un “atracón” de comida chatarra.
Del mismo modo, hay momentos en que el cristiano se cansa, se siente frustrado por la oposición de los incrédulos, o cae ante la tentación. Para esos momentos, lo importante es saber manejar el fracaso y seguir adelante. Tenemos saber que tarde o temprano vamos a fracasar y, cuando eso suceda, levantarnos rápidamente y seguir adelante.
Ahora bien, ¿existe algún método que nos ayude a disciplinarnos y generar buenos hábitos? ¡Claro que sí! Existen varias técnicas que pueden ayudarnos a desarrollar disciplina, una de ellas es la “regla de los 2 minutos”, un método que puede resultar muy útil a la hora de querer generar un buen hábito.
Los científicos que estudian el área del desarrollo humano y la forma en que se comporta nuestro cerebro han descubierto que muchas veces el problema en cumplir una rutina está en el inicio, lo que cuesta es comenzar, pero habiendo hecho el primer esfuerzo, muchas veces ese impulso inicial lleva al cumplimiento del deber.
Es así que algunos investigadores en esta área han propuesto la “regla de los 2 minutos”, que consiste en hacer al menos 2 minutos de lo que debemos hacer, sin importar cómo nos sintamos.
Por ejemplo, si tengo que estudiar para un examen y estoy desconcentrado o distraído, me propongo a estudiar al menos 2 minutos; si tengo que hacer una rutina de gimnasia y me siento cansado, haré al menos los 2 primeros minutos de esa rutina; si necesito escribir un artículo en mi blog pero no me siento con ganas de hacerlo, escribiré al menos durante 2 minutos; si tengo una lista de oración de mi iglesia pero no siento ganas de orar por todos ellos, al menos oraré durante dos minutos; si algo me hizo enojar mucho y tengo ganas de insultar, trataré de mantener la calma al menos por dos minutos.
Lo que sucede en la mayoría de los casos es que esos 2 minutos se extienden a una mayor cantidad de tiempo y muchas veces terminamos por cumplir todo el tiempo requerido por la rutina o disciplina que queremos adoptar. Los dos primeros minutos nos dan el impulso inicial, nos ayudan a “romper la inercia” y una vez hecho el comienzo, la actividad sigue.
Pero aún si sólo hiciéramos esos 2 minutos, de todos modos, algo importante está sucediendo y es que no dejamos que se rompa la cadena del hábito. Si logramos hacer consistentemente una actividad durante al menos 2 minutos diarios durante dos o tres meses, esa actividad se va a convertir en hábito y una vez convertido en hábito es algo muy difícil de romper.
Si bien la regla es de “2 minutos” de actividad, esta regla puede transportarse a pequeñas unidades de otras cosas. Por ejemplo, si te hubieras propuesto a hacer 30 flexiones de brazo por día y no tienes voluntad de hacerlas, proponte al menos hacer 5 cada día; si quisieras mejorar tu alimentación, pero te cuesta dejar esos alimentos perjudiciales, intenta ir reemplazando los malos alimentos poco a poco y no todos juntos; si sientes que quieres leer más la Biblia, pero te cuesta, proponte leer al menos 5 o 7 versículos diarios.
La idea en todo esto es que comiences por una cantidad tan pequeña que sea imposible rechazarlo. Proponte metas muy fáciles, así te será más difícil conseguir una excusa para no hacerlo y, en la medida que pase el tiempo, cada vez se te hará más fácil conservar el hábito y dedicar más tiempo a las actividades que te benefician.
LA DISCIPLINA DE DIOS
El mismo Dios que nos dio Su Palabra es el que hizo nuestro cuerpo y mente, los mismos principios que se aplican en el campo humano con frecuencia se aplican también en el campo espiritual y estos consejos pueden también ser útiles en nuestra disciplina espiritual.
PROVERBIOS 1:7 (RVA)
El temor de Jehovah es el principio del conocimiento; los insensatos desprecian la sabiduría y la disciplina.
PROVERBIOS 3:11-12 (RVA)
|11| No deseches, hijo mío, la disciplina de Jehovah, ni te resientas por su reprensión;
|12| porque Jehovah disciplina al que ama, como el padre al hijo a quien quiere.
PROVERBIOS 4:11-13 (RVA)
|11| En el camino de la sabiduría te he instruido, y por sendas de rectitud te he hecho andar.
|12| Cuando camines, tus pasos no hallarán impedimento; y si corres, no tropezarás.
|13| Aférrate a la disciplina y no la sueltes; consérvala, porque ella es tu vida.
Sin dudas, Dios desea que nos disciplinemos en el conocimiento de Su voluntad para obtener sabiduría espiritual, porque a través de esta sabiduría obtendremos plenitud de vida.
JUAN 8:31-32 (RVA)
|31| Por tanto, Jesús decía a los judíos que habían creído en él: —Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
|32| y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
El versículo 32 es de los versículos más citados en el cristianismo, pero es importante siempre poner al versículo 31 en el contexto. En el 31 Jesús habla de PERMANECER en él (creyendo y practicando la doctrina que él promovía) y de ese modo serían sus discípulos.
Un “discípulo” es alguien disciplinado, alguien que ha seguido las “normas y reglas” del maestro por cierto tiempo. La “verdad” que nos hace libres, no es una verdad que viene por leer un día la Biblia, sino que es aquella sabiduría de Dios que se va obteniendo cuando tenemos disciplina en nuestro andar cristiano.
1 CORINTIOS 9:24-27 (RVA)
|24| ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero sólo uno lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
|25| Y todo aquel que lucha se disciplina en todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible; nosotros, en cambio, para una incorruptible.
|26| Por eso yo corro así, no como a la ventura; peleo así, no como quien golpea al aire.
|27| Más bien, pongo mi cuerpo bajo disciplina y lo hago obedecer; no sea que, después de haber predicado a otros, yo mismo venga a ser descalificado.
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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3 comentarios en «¡Cambia tus hábitos con la regla de los 2 minutos!»
Excelente recopilación y concejos de verdad me nutrió y lleno mucho ,normalmente le digo a mis alumnos del poder de los 15min que tiene mucha similitud con lo escrito arriba , pero este de los dos minutos tiene un poco más de coherencia .saludos
¡Qué bueno que sea de bendición!
Maravilloso y extraordinario la forma fácil de adquirir hábitos en nuestra vida, porque comenzar es difícil y mantenerse aún más. Gracias y que mi Dios le siga bendiciendo abundantemente en sabiduría por medio de nuestro Señor Jesucristo. Amén