DIVISIONES EN EL CRISTIANISMO
Se calcula que al presente existen más de 45.000 denominaciones cristianas en el mundo, muchas de las cuales comparten puntos en común y difieren en muchos otros. En algunos casos las diferencias son en aspectos fundamentales del cristianismo y en otros casos son diferencias de entendimiento en doctrinas que para algunos podrían ser triviales, pero para otros son suficientemente importantes como para generar una división y crear una nueva denominación.
Pero ¿es la voluntad de Dios que existan estas divisiones? ¿Es Dios quien crea las divisiones? Y si no es de Dios ¿por qué se generan estas divisiones entre cristianos?
Romanos 16:17-18 (RVA)
|17| Pero os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.
|18| Porque tales personas no sirven a Cristo nuestro Señor, sino a sus propios estómagos, y con suaves palabras y lisonjas engañan a los corazones de los ingenuos.
Pablo aquí es muy claro, los que causan divisiones y tropiezo contra la verdadera doctrina de Dios no sirven a Cristo y hay que apartarse de ellos. Además, este tipo de disensiones, son “obras de la carne”, no provienen de Dios (Gá. 5:19-21).
Ahora bien, habiendo miles de denominaciones cristianas y entre ellas muchas formas diferentes de interpretar las Escrituras. ¿Cómo sabemos quién tiene la verdad?
La realidad es que nadie tiene toda la verdad. Más aún, una persona que recién comienza a conocer sobre Dios, no puede saber quién dice la verdad y quién no desde un inicio, porque requiere tener conocimiento para discernir quién tiene verdadero conocimiento.
Quien quiere aprender la verdad de Dios tiene que orar a Dios para que Dios le guíe, pero también requiere esforzarse por aprender y es un proceso que le llevará tiempo. Muchas veces requerirá cometer errores y ser confrontados por otros creyentes para poder corregir algo aprendido erróneamente.
Entonces ¿cómo podemos saber quiénes son los que causan divisiones?
La realidad es que es prácticamente imposible que en el presente las más de 45.000 denominaciones cristianas se pongan de acuerdo y se unifiquen en una, y sucede que algunas pueden tener un conocimiento correcto en un área y uno erróneo en otra área.
Nosotros, en principio, tenemos que procurar no causar más divisiones de las que ya existen. Si estás aprendiendo sobre la Palabra de Dios, debes procurar tener un buen guía y maestro que pueda enseñarte cómo tener una relación con Dios desde la Biblia y que pueda responder tus preguntas con lógica, coherencia y con fundamento bíblico.
Sabiendo que todos los cristianos somos parte de una misma familia y un mismo Cuerpo en Cristo, deberíamos procurar estar en paz y unidad con todos nuestros hermanos cristianos, aún si hay diferencias de opinión. Esto no significa ser “ecuménicos” y que nos dé igual todo tipo de doctrina, sino que vamos a exponer lo que creemos que está mal, pero sin buscar romper las relaciones con quienes piensan distinto.
No puedo evitar que una persona inmadura se enoje o me deje de hablar a causa de expresarle mis diferencias doctrinales, pero lo que no debería hacer es yo crear esa división cuando alguien opina o cree diferente.
Las personas que crean divisiones, dice Pablo, sirven “a su propio estómago” y con suaves palabras y lisonjas (elogios).
La palabra que la RVA traduce como “suaves palabras” en griego es chrëstologia. El léxico de Louw-Nida define esta palabra como: “Discurso elocuente y atractivo que involucra placenteros recursos de retórica”. Thayer dice que es un “…discurso suavizado y creíble que estimula la bondad”. Por lo tanto, puede tener el sentido de una conversación que capta el interés de las personas, un discurso elocuente o persuasivo.
Las personas que se disgustan con un líder o maestro de la congregación, lo que hacen, por lo general, es irse de la congregación y buscar otra. Pero los que realmente crean las divisiones, generalmente son personas que saben cómo hablar y convencer a otros; usan palabras elocuentes, convincentes, pero no lo hacen por amor a Cristo, sino por deseos egoístas, ya sea de dinero, reconocimiento, fama, etc. Este es el tipo de personas que debemos evitar.
Si quieren saber si realmente alguien sirve a Cristo o si se sirve a sí mismo, si quieren saber si a un líder cristiano le interesa más su propio reconocimiento y prestigio que la verdad de Dios o si realmente la Palabra de Dios es su prioridad, observen qué hace ante las preguntas que le generan un desafío a sus creencias. Observen qué hace cuándo se le señala un error en su doctrina.
Si mi interés primordial es la verdad de Dios, voy a estar dispuesto a cambiar la doctrina si es que alguien me demuestra claramente (con la Biblia y con lógica) que estoy en un error.
Si la otra persona opina diferente y no me convence de su postura, yo voy a mantener mi punto de vista y tratar de hacer una exposición respetuosa de por qué creo lo que creo. Quizá no lleguemos a un acuerdo, pero no hay por qué pelearse.
Pero cuando alguien se enoja desmedidamente porque otro creyente piensa diferente, y toma acciones exageradas (como cortar la comunicación, bloquear al otro, hablar a las espaldas sin permitir una réplica, etc.), pueden sospechar que están frente a alguien a quien su prestigio u otras cosas personales le interesa más que la verdad de Dios.
Algunos crean divisiones a plena conciencia, pero también hay personas que creen genuinamente en Dios y buscan servirle, pero tienen áreas de soberbia en su corazón que le llevan a preferir la división antes que hacer el cambio necesario. El Adversario es muy hábil para encontrar los puntos débiles de los creyentes y romper relaciones, porque sabe que si estamos unidos podemos hacer mucho más para Dios.
Dios dio la vida de Su hijo para que seamos salvados y seamos una sola familia en Cristo ¡honremos a Dios trabajando por la unidad!
1 Corintios 12:21-27 (RVA)
|21| El ojo no puede decir a la mano: “No tengo necesidad de ti”; ni tampoco la cabeza a los pies: “No tengo necesidad de vosotros.”
|22| Muy al contrario, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles son indispensables.
|23| Además, a los miembros del cuerpo que estimamos ser de menos honor, a éstos los vestimos aun con más honor; y nuestros miembros menos decorosos son tratados con aun más decoro.
|24| Porque nuestros miembros más honrosos no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;
|25| para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros.
|26| De manera que si un miembro padece, todos los miembros se conduelen con él; y si un miembro recibe honra, todos los miembros se gozan con él.
|27| Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y miembros suyos individualmente.
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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