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EL EVANGELIO DE DIOS

Por Pablo Pereyra

La Biblia nos muestra que cuando Jesús estuvo en la Tierra, el mensaje que él predicaba era el evangelio del reino de Dios (Mt. 4:23; Mr. 1:14-15; Lc. 4:43-44; Lc. 4:43-9:1-2; 10:1, 9). En Romanos 1:1 el apóstol Pablo dice haber sido “apartado para el Evangelio”; si revisamos las Escrituras, veremos que una y otra vez nos hablan sobre la importancia de conocer y entender el “evangelio”.

La palabra “evangelio” significa sencillamente “buena noticia”, el evangelio del reino de Dios es una buena noticia acerca del reino de Dios. El evangelio es llamado “evangelio del reino de Dios”, porque su mensaje principal habla sobre el reino de Dios.

En el libro de Génesis vemos que Dios creó los cielos y la Tierra y todo lo hizo “bueno en gran manera” (Gn. 1:31). Su deseo era tener un planeta poblado con el ser humano siendo Su familia (Gn. 1:28; Is. 43:7). Dios es amor (1 Jn. 4:8), pero ¿cómo podría manifestar ese amor si no hubiera otros seres a quien amar? Por otro lado, el verdadero amor requiere que los seres o personas sean libres para decidir, así que Dios creó otros seres espirituales y también al ser humano con libre albedrío, o sea, la capacidad de decidir, aún de decidir en contra de Su voluntad.

Génesis 3 nos habla de la serpiente (representativo del Diablo, ya hablaré más en detalle de él más adelante). Esta serpiente es uno de esos seres espirituales creados por Dios que decidió ir contra Dios e intentó (y sigue intentando) arruinar todo lo que Dios ha creado. La serpiente logró tentar a Eva y, a través de ella, a Adán, y por medio de ellos obtuvo la capacidad de entrar en el mundo y arruinar todo lo que Dios había hecho bueno. A partir de allí entraron al mundo el pecado, la muerte y toda clase de males. Pero el objetivo inicial de Dios fue tener un reino de justicia, lleno de Su amor y bondad, en donde el ser humano pudiera vivir perpetuamente y desarrollarse en paz.

La caída del ser humano y la entrada del mal en el mundo, sin dudas es una mala noticia, pero la buena noticia de Dios es que Dios va a restaurar Su creación, Dios va a establecer un reino futuro en el que Él gobernará junto con Jesús y en Su reino habrá perfecta justicia, paz y bendición (pueden verlo en Apocalipsis, capítulos 21 y 22).

El evangelio de Dios nos muestra que Dios es justo y hará justicia; esta justicia de Dios podríamos dividirla en dos aspectos fundamentales:

1) Dios recompensará a los justos;
2) Dios castigará a los injustos y malvados.

ROMANOS 1:16-18 (RVA)
|16| Porque no me avergüenzo del evangelio; pues es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree, al judío primero y también al griego.
|17| Porque en él la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Pero el justo vivirá por la fe.
|18| Pues la ira de Dios se manifiesta desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que con injusticia detienen la verdad.

Al leer estos versículos, vemos que el 18 parece introducir una idea diferente a los versículos anteriores. En el 17 se nos dice que en el evangelio se revela la justicia de Dios por fe y para fe, y luego el 18 nos dice que hay una ira de Dios revelándose contra toda impiedad e injusticia. Leyéndolo así, parecería indicar que en el presente Dios derrama Su ira sobre los injustos e impíos, sin embargo, Romanos 2:5 nos dice que el impío acumula ira “para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios”, lo cual nos señala que esta ira de Dios no es para el presente, sino para el futuro:

ROMANOS 2:5-8 (RVA)
|5| Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, acumulas sobre ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.
|6| El recompensará a cada uno conforme a sus obras:
|7| vida eterna a los que por su perseverancia en las buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción;
|8| pero enojo e ira a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;

De aquí se puede ver que la ira de Dios no es para el presente, sino para el futuro. 1 Tesalonicenses 1:10 nos habla de una “ira venidera”; y en apocalipsis 6:16 y 17; 11:18; 14:10; 16:19 y 19:15, vemos que en ese momento futuro que vio Juan en la visión es que llega el día de la ira de Dios y de Su Hijo. Por lo tanto, el versículo 18 de Romanos 1 parecería contradecir a estos otros textos, pero el problema está en que la traducción al español no está reflejando correctamente el texto griego.

Voy a señalar algunos puntos en cuanto al texto griego que nos ayudarán a entender mejor estos versículos y tener una mejor traducción.

En primer lugar, la palabra “evangelio”, como mencioné al principio, tenemos que entenderla como una buena noticia de parte de Dios.

La palabra “cree”, del versículo 16, en su forma verbal griega indica una acción continua, se traduciría “está creyendo”. Lo mismo sucede con la palabra “revela”, de los versículos 17 y 18, en ambos casos podemos traducirla como “está siendo revelada”.

Las palabras “por fe y para fe”, más literalmente se leen “desde fe hacia fe” y reflejan un ciclo de desarrollo o crecimiento en la fe.

Además, el fraseo del texto griego nos conecta estrechamente al versículo 17 y 18. Una traducción más apropiada de estos tres versículos sería así:

ROMANOS 1:16-18
|16| Porque NO estoy avergonzado de la buena noticia, porque es poder de DIOS para salvación de todo el que está creyendo, del judío primero y también del griego;
|17| porque en ésta está siendo revelada una justicia de DIOS desde fe hacia fe, como ha sido escrito: «Mas el justo desde fe vivirá»;
|18| porque también en ésta está siendo revelada una ira de DIOS desde el cielo sobre toda irreverencia e injusticia de hombres que están deteniendo la verdad con injusticia.

Visto así, se puede ver claramente que lo que el versículo 18 nos está diciendo no es que ahora está siendo manifestada la ira de Dios, sino que nos muestra que en el evangelio está siendo revelada la ira de Dios.

La buena noticia de Dios consiste en mostrarnos que hay una justificación y salvación de Dios para todos los que están creyendo; y que también habrá una ira de Dios sobre todo el que actúa con irreverencia e injusticia.

A lo largo de esta carta a los romanos el apóstol Pablo va a exponer quiénes son los irreverentes y los injustos y a mostrar que toda la humanidad está condenada a la muerte a causa del pecado.

ROMANOS 3:23 (RVA)
porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,

Todo pecado merece un castigo justo, Dios no puede dejarlo pasar, porque Él tiene que hacer justicia, y nadie que cometa pecado, aunque sea uno solo, puede vivir para siempre en el reino de Dios. Todos pecamos, y por eso, todos quedamos lejos de la gloria de Dios, no merecemos estar cerca de Él. Sin embargo, a causa de que Jesús se sacrificó por nosotros, habiendo sido perfecto y sin pecado, nosotros podemos vivir para siempre, nuestros pecados han sido perdonados, nuestra deuda ha sido pagada, ya no estamos destinados a ira y castigo. No obstante, quienes no deciden hacer a Jesús Señor aceptando este regalo de salvación de Dios, serán juzgados por sus hechos y recibirán ira de Dios y esta ira es proporcional al mal que hayan hecho.

El cristianismo moderno suele tener dos facetas opuestas que son ambas perjudiciales, porque no suele mostrar correctamente la justicia de Dios, y si la visión de la justicia de Dios está distorsionada, eso afectará a nuestra fe, a nuestra práctica y también a nuestra efectividad a la hora de predicar el evangelio a los incrédulos, ya que muchos no quieren creer en Dios porque la forma en que les han presentado las Escrituras hacen ver a Dios como un Dios injusto.

Por un lado, tenemos a quienes sólo predican gracia, paz y prosperidad, muestran que Dios perdonó los pecados, pero no muestran lo horrible que es el pecado para Dios y cuál es el castigo que merecemos por nuestras acciones, en el afán de “no asustar a la gente”, predican sólo una parte del mensaje del evangelio, y Dios pareciera ser un Dios “flojo” que perdona a todo el mundo y no le importa mucho la maldad del ser humano. Esto, por supuesto, no suena muy “justo” para muchas personas.

En el otro extremo tenemos a los que se empeñan en predicar un “infierno” en donde los impíos serán castigados “eternamente” a causa del mal que han hecho. No importa si la persona fue un genocida o si sólo vivió una vida sin creer en Jesús, tanto uno como el otro serán torturados eternamente. Por supuesto, esto sería un acto totalmente injusto y distorsiona por completo el sentido de justicia que nos muestra la Biblia.

El verdadero evangelio de Dios, la buena noticia de Dios, nos muestra que Dios es justo y que Él considera justo dar castigo a los que hicieron el mal y no se arrepintieron y que es justo dar vida perpetua en Su reino futuro a quienes han creído en Jesús como Señor y que no todos los incrédulos recibirán el mismo castigo, ni todos los creyentes recibirán las mismas recompensas.

La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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