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El Monte de la Verdad

Por Pablo Pereyra

Un día se juntaron 5 amigas: Fe, Humildad, Soberbia, Cobardía y Pereza con el objetivo de subir un alto monte, llamado “el Monte de la Verdad”.

La primera mitad del recorrido, si bien no fue fácil, no presentaba una extrema dificultad, ni gran riesgo, así que las 5 lograron llegar hasta allí. Pero una vez que estuvieron allí, no encontraron la senda para seguir subiendo, y, no pudiendo ver qué había más arriba, Soberbia comenzó a decir “ya hemos llegado a la cima del monte Verdad, ya no hay más camino que recorrer”.

Las demás se miraron sorprendidos, habían oído que grandes maravillas les esperaba en la cima del Monte de la Verdad, pero allí donde estaban no parecía haber nada de lo prometido. Humildad dijo: “esta no puede ser la cima, revisemos bien el lugar, debe haber una senda por la cual seguir subiendo”. Pero Soberbia se le resistió duramente diciendo: “no seas tonta, ¿no te das cuenta que estamos en lo más alto? ¡Podemos decir al mundo que estamos en la cima de la Verdad!” …

Por un tiempo Soberbia logró convencer a todos de que estaban en la cima. Fe y Humildad desconfiaban, pero Soberbia era muy fuerte y convincente con sus palabras, así que decidieron quedarse allí donde estaban.

Sucedió que un Anciano llegó hasta ellos, este Anciano, si bien no había logrado llegar a la cima del monte, en sus años pudo llegar mucho más arriba que donde ellos estaban. El Anciano les contó que aún faltaba mucho recorrido hasta la cima, que en el camino les esperaban cosas sorprendentes, pero que también era un camino difícil y lleno de obstáculos a superar.

Soberbia se levantó contra el Anciano diciendo: “Tú no sabes nada, esta es la cima de la montaña y sólo quieres engañarnos para hacernos creer que eres mejor que nosotros”. El Anciano levantó la mano y, señalando con un dedo, dijo: “el camino para seguir es por allí, si me quieren creer, pueden acompañarme y lo verán por ustedes mismos”.

Soberbia no quiso siquiera considerar las palabras del Anciano y se quedó allí donde estaba, pero los otros 4 acompañaron al Anciano y vieron que, efectivamente, había un camino estrecho por donde podían pasar y desde allí seguir subiendo.

Humildad exclamó: “¡Lo sabía, sabía que aún no habíamos llegado a la cima!” Fe contestó: “¡Así es amiga! Soberbia nos retuvo por un tiempo, pero sin ella, ¡ahora podremos seguir avanzando!

Las 4 amigas pasaron por el camino estrecho, luego del cual pudieron vislumbrar parte de la travesía que tenían por delante.

Pereza se dio cuenta que seguir subiendo requeriría un esfuerzo mucho mayor que el que habían hecho hasta el momento y dijo: “Amigas, ya hemos llegado bastante alto ¿para qué seguir subiendo? ¿No están ya cansadas? ¿No sería mejor quedarnos por aquí, en la zona cómoda? El lugar donde estamos no está mal y ¿quién sabe si tendremos fuerzas para llegar hasta la cima?”

Cobardía se sumó a lo dicho por Pereza: “Pereza tiene razón, además, el camino se ve peligroso y lleno de obstáculos, quizá por querer obtener las recompensas terminemos heridas, o incluso muertas, ¡mejor nos quedamos aquí!”

Humildad dijo: “Yo no me quedaré aquí, el Anciano parece hombre sabio y experimentado, él ha llegado más arriba que nosotras ¡yo le seguiré!”

Fe también contestó: “Yo también pienso seguir adelante, sé que la recompensa es grande y cualquier daño que sufra en el camino bien lo vale. Es evidente que hay allí algo realmente digno de todo esfuerzo y ahora no estamos solas, tenemos la ayuda del Anciano, que ha llegado más arriba y ha venido hasta aquí para ayudarnos a subir.”

Hubo una charla acalorada entre las 4 y, al final, Fe y Humildad decidieron seguir al Anciano en su camino hacia la cima del Monte de la Verdad. Pereza y Cobardía volvieron con Soberbia y hasta el día de hoy están allí, obstaculizando a todo el que quiera subir en el Monte de la Verdad.

Demos gracias que siempre hay un Anciano, que constantemente baja para mostrar el camino a los viajeros y ayudarles a seguir adelante.

JUAN 8:31-32 (NVI)
|31| Jesús se dirigió entonces a los judíos que habían creído en él, y les dijo: —Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos;
|32| y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.

1 PEDRO 5:5-6 (RVA)
|5| Asimismo vosotros, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y revestíos todos de humildad unos para con otros, porque: Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.
|6| Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él os exalte al debido tiempo.

La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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