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¡La batalla espiritual se gana orando!

Por Pablo Pereyra

Efesios 6:17-20 (RVA)
|17| Tomad también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios,
|18| orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos.
|19| Y también orad por mí, para que al abrir la boca me sean conferidas palabras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio,
|20| por el cual soy embajador en cadenas; a fin de que por ello yo hable con valentía, como debo hablar.

En el contexto de este versículo, el apóstol Pablo viene hablando de una lucha espiritual, y habla de una “armadura de Dios” necesaria para ese combate espiritual y previamente dice que los cristianos no tenemos lucha “contra sangre ni carne” (refiriéndose al plano humano), sino contra principados, autoridades, gobernantes de “estas tinieblas”, contra espíritus de maldad “en los lugares celestiales”.

Cuando Pablo dice que “no tenemos lucha” usa un “no” enfático (en griego ou), se puede traducir como “de ningún modo”. Esto quiere decir que todo lo malo que sucede en el mundo, de una forma u otra se origina en un plano espiritual, por supuesto, cada uno de nosotros toma decisiones que puede afectar para bien o para mal, pero muchas de esas decisiones están afectadas por influencia espiritual o, pueden dar lugar a una acción espiritual.

Pablo describe luego toda una armadura espiritual que Dios ha dado. No voy a detallar ahora cada parte, en resumen, las tres primeras partes (cinturón, coraza y calzado) hacen referencia al conocimiento de la justicia, verdad y buena noticia que recibimos a través de la Palabra de Dios; la segunda parte de la armadura es la fe, que hay que tener en alto para defendernos de los ataques del enemigo; y, en tercer lugar, se habla del casco de salvación y la espada del espíritu.

Estas dos (el casco y la espada), vemos que están conectadas con la oración. “El versículo 18 comienza diciendo “orando” y se conecta con el verbo “tomad” del versículo 17. En otras palabras, la manera de “tomar” o “recibir” el casco y la espada es orando.

Es a través de la oración que recibimos la protección para nuestros pensamientos (el casco) ante una situación adversa, y también es así que recibimos la “espada”, que es el arma ofensiva contra los ataques del Enemigo y su ejército.

La única arma ofensiva dentro de la armadura descripta en Efesios 6 es la “espada del Espíritu” y se obtiene orando. Así que, si queremos hacer daño a las filas enemigas, lo que tenemos que hacer es orar.

Pero Pablo no dice que debemos orar sólo cuando nos sentimos mal, o como último recurso, él dice:

Efesios 6:18 (RVA)
orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos.

Es así que, nuestra oración para la lucha espiritual requiere de:

1. Orar en todo tiempo: o sea, orar no sólo cuando estamos mal, o cuando tenemos ganas de orar, sino en todo momento, época, o temporada.
2. Orar en el Espíritu, lo cual se refiere a orar en lenguas (1 Co. 14:14-15)
3. Orar con toda oración y ruego. Esto significa, toda clase de oración, o sea, pidiendo, agradeciendo, en lenguas, con el entendimiento, cantando, llorando ¡de cualquier forma!
4. Orar vigilando con toda perseverancia por todos los santos. Esto quiere decir que la oración debería desarrollarse a algo que no es de vez en cuando, ni sólo como último recurso, sino que tiene que ser perseverante, constante. Además, “vigilando” nos da la idea de estar atentos a las necesidades, no sólo propias, sino de los demás creyentes. Los “santos” son los hermanos en Cristo, Dios quiere que oremos constantemente por nuestros hermanos, que “vigilemos” esas necesidades del Cuerpo de Cristo.

Y esto nos deja dos grandes lecciones:

1. Gran parte de la batalla espiritual se gana ORANDO.
2. La lucha y victoria en el ámbito espiritual no es INDIVIDUAL, sino en CONJUNTO.

Pablo luego dijo:

Efesios 6:19-20 (RVA)
|19| Y también orad por mí, para que al abrir la boca me sean conferidas palabras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio,
|20| por el cual soy embajador en cadenas; a fin de que por ello yo hable con valentía, como debo hablar.

En el 18 Pablo dijo que había que orar “por todos los santos”, esto, claramente lo incluía a él. No obstante, Pablo dice que oren por él. No es que él no esté dentro de la lista de “santos” (ya que en la Biblia los “santos” son los que han creído en Jesús como Señor). Lo que sucede es que él necesita enfatizar cuánto necesitaba que los creyentes oren por él.

A veces pensamos que los ministros de Dios, o ciertas personas que parecen tener una tremenda fe y una gran relación con Dios, no necesitan de nuestras oraciones. Pero la realidad es que todos necesitamos de las oraciones de los demás. Gran parte de la obra de Dios se hace posible por medio de la oración y mientras más cantidad seamos los que oramos por algo, y más compromiso le pongamos a la oración, mejores resultados tendremos.

La batalla espiritual no se gana estudiando más la Biblia, sino orando. Por supuesto, el estudio de la Biblia es importante, reflexionar sobre la Escritura y compartirla a otros es fundamental. Pero la oración es nuestra relación con nuestro Padre, nadie puede tener una buena relación con alguien a quien no le habla. Conversar con Dios debería ser una prioridad de cada día.

Una sola oración, hecha con sinceridad, puede tener mejores resultados que decenas de años de esfuerzo, porque somos humanos y nuestras capacidades son limitadas, pero cuando oramos, permitimos al Omnipotente actuar en nuestras vidas.

Si queremos ver grandes cambios en el mundo, tenemos que orar más.

La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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