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LA COMPLETA ARMADURA DE DIOS

Por Pablo Pereyra

En este estudio analizaremos el pasaje de la Escritura de Efesios 6:10 al 20 en donde se habla de la “armadura” de Dios. Voy primero a citar la Reina Valera Actualizada, e iremos viendo algunos detalles desde el texto griego para llegar a una mejor traducción y comprensión del texto.

EFESIOS 6:10-20 (RVA)
|10| Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza.
|11| Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis hacer frente a las intrigas del diablo;
|12| porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales.
|13| Por esta causa, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedar firmes.
|14| Permaneced, pues, firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, vestidos con la coraza de justicia
|15| y calzados vuestros pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz.
|16| Y sobre todo, armaos con el escudo de la fe con que podréis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
|17| Tomad también el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios,
|18| orando en todo tiempo en el Espíritu con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos.
|19| Y también orad por mí, para que al abrir la boca me sean conferidas palabras para dar a conocer con confianza el misterio del evangelio,
|20| por el cual soy embajador en cadenas; a fin de que por ello yo hable con valentía, como debo hablar.

Análisis del texto

Vamos primero a ver algunos detalles técnicos del texto, para llegar a una mejor traducción, y luego tener una mejor base para comprender el mensaje.

Versículo 10

El versículo 10 comienza diciendo “por lo demás”. Esta expresión, en este contexto, puede traducirse como “finalmente” o “en conclusión”, ya que esta es la parte concluyente de esta carta a Éfeso. Al estudiar este pasaje, que nos habla de la batalla espiritual, es importante que tengamos presente que esto no es un relato aislado en la Escritura, sino la culminación de toda una carta, en donde Pablo habló de aspectos doctrinales muy importantes, por lo tanto, es conveniente que entendamos la doctrina enseñada a lo largo de toda la carta para así comprender mejor de qué se trata la lucha espiritual descripta en estos versículos.

Luego leemos que dice “fortaleceos”. Esta palabra es en griego endunamoö, que significa “fortalecer, ser investido con poder, ser lleno de poder, capacidad o habilidad para hacer algo”. El verbo griego está en modo pasivo, lo cual en la gramática griega indica una acción que hace un agente externo sobre el sujeto, más apropiadamente debe ser traducida como “sean fortalecidos”. No es que nosotros nos fortalecemos a nosotros mismos, sino que recibimos la fuerza de parte de Dios y del Señor Jesucristo.

La palabra “poder” es en griego es kratos, que significa “dominio o supremacía”, es la fuerza o poder que se tiene para ejercer control sobre otras personas o situaciones.

Versículo 11

Aquí las palabras “toda la armadura” es una sola palabra griega: panoplia, que literalmente se puede transliterar como “panoplia” y refiere no sólo a la armadura del soldado, sino a todo el equipo de combate, defensivo y ofensivo, por eso es que incluye al calzado, el escudo, la espada, etc.

Las palabras “hacer frente” es en griego histemi, literalmente “estar parado” y en este contexto tiene el sentido de “mantenerse firmes”.

La palabra “intrigas” es en griego methodeia, que significa “método, sistema, estrategia, esquema”, se trata de un procedimiento organizado y planeado, es una palabra griega que sólo se usa aquí y en el 4:14.

La palabra “diablo” es uno de los nombres del gran Adversario espiritual de Dios. Literalmente esta palabra significa “calumniador, acusador, difamador, uno que acusa falsamente o que da falso testimonio”. Es uno de los nombres con que es llamado el gran enemigo espiritual de Dios, cuando es llamado así enfatiza su rol de calumniador y su intervención más directa en generar opresión sobre una persona, muy frecuentemente a través de hacer que esa persona crea mentiras con respecto a Dios y las promesas de Dios, generando dudas sobre el amor y justicia de Dios.

Versículo 12

Aquí la palabra “lucha” es en griego palë, que significa “lucha, combate, pelea”. Este es el único uso de esta palabra griega en la Biblia.

La palabra “no” es en griego ou, que es un “no” enfático, indicando que “de ningún modo” nuestra lucha es contra sangre y carne.

Las palabras “sangre y carne” deben entenderse como una figura que representa al ser humano en su parte puramente natural.

La palabra “principados” es en griego archë, que refiere a autoridades superiores, jefes o “principales”.

La palabra “gobernantes” es en griego kosmokratör, que es la unión de kosmos: “mundo, mundo organizado” y kratos: “fuerza, dominio, soberanía”. Significa “gobernadores del mundo, soberanos del mundo”. Esta palabra era usada por los griegos para referirse a los dioses que, según ellos, gobernaban el mundo. Este es el único uso de esta palabra griega en la Biblia.

Las palabras “en los lugares celestiales” es interesante, porque en el griego literalmente leeríamos “en los celestiales”. Ahora bien, la palabra “en” es en griego la preposición en, que puede traducirse, primariamente, de tres formas: “en”, “entre” o “con”. Así que podría traducirse como “en los celestiales”; “entre los celestiales”; o “con los celestiales”. Esta frase se usa 5 veces en la Biblia, las 5 aquí en Efesios: Ef. 1:3, 20; 2:6; 3:10; 6:12. Si analizamos los usos de esta frase, vemos que dos posibles traducciones encajan en todos los contextos: “en los lugares celestiales” o “entre los seres celestiales”. De un modo u otro, nos indica que la lucha está en el plano celestial (espiritual) y no en el plano terrenal o humano.

Versículo 13

Aquí la palabra “tomad” en griego es analambanö, que literalmente es “recibir hacia arriba” y se puede traducir, en este contexto, como “levantar”.

La palabra “resistir” es la palabra griega es anthistëmi, que significa “resistirse, oponerse”. Es la unión de las palabras anti, que denota oposición o contraste y histëmi, que significa “estar en pie, pararse, establecer”, por tanto, primariamente denota “estar en oposición a”, “pararse en contra de”. El léxico de Louw-Nida define esta palabra así: “…oponerse a alguien, involucrando no sólo una actitud psicológica sino también un comportamiento correspondiente – ‘oponerse, ser hostil hacia, mostrar hostilidad’”.

Las palabras traducidas aquí como “haber logrado” son en griego una sola palabra: katergazomai, que es la unión de kata: “hacia abajo” y ergazomai: “trabajar, labrar, obrar, actuar”. Significa “obrar o trabajar hasta completar el objetivo”, de ahí que puede tomar el sentido de “realizar, completar, producir, llevar a cabo”.

Versículo 14

Donde dice: “ceñidos con el cinturón de la verdad”, el texto griego lee así: “ceñidos en la cintura con verdad”.

La palabra “verdad” es aletheia, que significa “verdad”, es el estado real de las cosas. Jn. 1:17 nos dice que la “verdad” vino por medio de Jesucristo. En Jn. 8:31 y 32 Jesús dijo que aquellos que permanecen en su palabra van a sus discípulos (un seguidor disciplinado, fiel, constante) y así conocerían la verdad y esa verdad los hará libres. En Jn. 14:6 Jesús dijo ser “el camino y la verdad y la vida” y que nadie podía llegar al Padre sino era mediante él. Jn 16:13 nos dice que el “espíritu de la verdad” es el que nos guía hacia toda verdad. En Jn. 17:17 Jesús dice que la Palabra de Dios es verdad y que esa verdad santifica (la verdad jamás conduce al pecado y la inmoralidad). En Gá. 2:5, 14 Pablo dice que el evangelio contiene la verdad. En Ef. 1:13 se habla también del mensaje del evangelio como “la palabra de verdad”. Stg. 1:18 nos dice que Dios nos hizo nacer por la palabra de verdad. Estos son algunos pasajes de la Escritura que nos muestran que la verdad en cuanto a los asuntos espirituales, la realidad en el trasfondo de toda la creación, es lo que ha sido inspirado por Dios. La Palabra escrita inspirada por Dios es verdad; Jesucristo, habiendo hecho perfectamente la voluntad de Dios, fue la manifestación de la verdad de Dios, mostró la realidad del amor, propósito y plan de Dios. Esta es la “verdad” que conforma el “cinturón” de la armadura provista por Dios.

La palabra “coraza” es la palabra griega es: thorax, de donde viene nuestra palabra en español “tórax”. Es la “coraza”, la parte de la armadura que cubre el pecho, y, por consiguiente, protege al corazón. Se usa 4 veces: Ef. 6:14; 1 Ts. 5:8; Ap. 9:9, 17. En 1 Ts. 5:8 Pablo dice que la fe y el amor son “corazas” también.

Versículo 15

La palabra griega para “preparación” es: hetoimasia, que significa “preparación, presteza, buena disposición”. Es el único uso de esta palabra en la Biblia.

Evangelio es la palabra griega euaggelion, que literalmente significa “buena noticia”, aunque frecuentemente es transliterada como “evangelio”. Se refiere a la “buena noticia” del reino de Dios.

Versículo 16

Aquí las palabras “sobre todo” en el texto griego literalmente leemos “en todas”, refiriéndose a todas estas cosas mencionadas.

La palabra “armaos” en griego es analambanö, igual que en el versículo 13, se traduce “levantar”.

La palabra “dardos” en el griego es belos, que primariamente significa “aquello que es arrojado”, era una palabra usada para referirse a proyectiles de diferentes clases, generalmente con una punta afilada, sean flechas, dardos, jabalinas, lanzas, etc. En aquellos tiempos, lo más común era arrojar flechas encendidas y no dardos, pero como la palabra griega es más amplia, podemos traducirla como “proyectiles”.

Versículo 17

“Tomad” aquí es la palabra griega dechomai, que primariamente significa “recibir, aceptar, dar la bienvenida”.

“Yelmo” es la palabra griega perikephalaia, que era la parte de la armadura que cubría la cabeza, el “yelmo” o “casco”. Se usa sólo dos veces en la Biblia, aquí y en 1 Ts. 5:8, en donde se habla de la “esperanza de salvación” como yelmo.

“Salvación”: es la palabra griega sotërios, que no es la palabra común para “salvación”. La palabra más común para “salvación” es sotëria, por otro lado, sotërion, si bien significa “salvación”, más bien hace referencia al objeto de salvación, aquello por medio de lo cual es traída la salvación. Se usa 4 veces en la Biblia, con clara referencia a Jesús: Lc. 2:30; 3:6; Hch. 28:28; Ef. 6:17.

El uso de esta palabra, quizá tiene como objetivo enfatizar el hecho de que el “yelmo” de salvación es Cristo mismo. Debemos recibirlo, aceptarlo como Salvador, no sólo de nuestros pecados (lo cual fue hecho una vez y para siempre), sino también recibirlo o aceptarlo como Salvador diariamente, en cada aspecto de nuestras vidas, especialmente ante una batalla espiritual. Nunca debemos olvidar que Cristo es el Salvador, no nosotros, ni otra persona, ni nuestra propia inteligencia, sólo él es quien tiene el poder (por haber sido exaltado a lo sumo por Dios) para dar salvación en una batalla espiritual, porque él ha sido puesto por encima de todo principale, y autoridad, y poder señorío (Ef. 1:21).

El yelmo era la parte de la armadura que protegía la cabeza, tener bien presente a Cristo como nuestro salvador, tanto para el futuro como para el presente, es lo que nos mantendrá enfocados para pensar sanamente y que el Adversario no gane terreno sobre nuestros pensamientos.

Pero, además, 1 Ts. 5:8 nos dice que la esperanza de la salvación es un yelmo también. Esto quiere decir que el mantener en nuestra mente el hecho de que por la gracia de Dios viviremos para siempre en el reino futuro, en perfecta entereza y sanidad, libres de todo mal y en la presencia de Dios, también constituye una protección para nuestros pensamientos, cuando el mundo parece venirse abajo en nuestras vidas, debemos recordar que esta vida es fugaz, es sólo un parpadeo comparado con la gloria en la que viviremos en el futuro. Por lo tanto, debemos asirnos firmemente de esta esperanza y también crecer más y más en el entendimiento de nuestra esperanza de salvación (Ef. 1:18).

“Espada” es la palabra griega machaira, que era una especie de cuchillo grande o espada corta, de hoja curva, utilizada para matar. Se usaba en combate a corta distancia. Esta palabra griega se usa en: Mt. 10:34; 26:47, 51-52, 55; Mr. 14:43, 47-48; Lc. 21:24; 22:36, 38, 49, 52; Jn. 18:10-11; Hch. 12:2; 16:27; Ro. 8:35; 13:4; Ef. 6:17; He. 4:12; 11:34, 37; Ap. 6:4; 13:10, 14.

La palabra griega para “espíritu” es: pneuma, que literalmente significa “aire en movimiento”, de allí deriva también su sentido de “aliento” o “respiración” y de allí que se usaba para describir a todo tipo de fuerza invisible, todo aquello que pudiera general algún “movimiento” y que no puede ser visto. Es así que en la Biblia se usa para designar a diversos sentimientos, emociones y pensamientos, pero también se usa para referirse a seres espirituales, como Dios, Jesús, el Diablo, los ángeles, los demonios, etc. También se usa refiriéndose al don de espíritu santo dado por Dios, que es la vía de conexión del ser humano renacido con Dios. El uso exacto lo determina cada contexto, en este caso, al ir precedido por el artículo “el”, considero que se está refiriendo a Jesucristo mismo, quien es “el Espíritu” (2 Co. 3:17; Ap. 2:7).

La frase “la espada del Espíritu” conforma el uso del caso genitivo, que puede entenderse como que es “la espada que porta el Espíritu” o también “la espada provista por el Espíritu”. Por un lado, Jesucristo, siendo “el Espíritu” porta la espada, que es la declaración de Dios. Jesús en todo momento caminó conforme a lo que él “oía” del Padre (Jn. 5:30; 8:28), y también hoy él oye de Dios y lo declara a los hijos de Dios (por ejemplo, Ap. 1:1). Por eso podemos decir que Jesús porta esa espada continuamente y es la misma espada que debemos usar en nuestro combate. La otra forma de interpretar el genitivo sería “la espada provista por el Espíritu”: sabemos que Jesús es mediador entre todos los asuntos entre Dios y los seres humanos (1 Ti. 2:5; He. 8:6; 9:15), Él ha sido puesto como “cabeza” de la Iglesia o Congregación de hijos de Dios (Ef. 1:22; 4:15), por lo tanto, por medio de él nos llega la “declaración” de Dios que necesitamos para combatir en la batalla espiritual.

Además, la palabra “palabra” es en griego rhëma, que se debe traducir como “dicho” o “declaración” es una palabra más bien hablada y no escrita y refiere aquí a una instrucción específica de Dios para la situación.

Versículo 18

Donde dice “con toda oración” debe leerse “mediante toda oración” y esta frase en realidad está al comienzo del versículo.

La palabra “ruego” es en griego deësis, se refiere a una oración para hacer un pedido a Dios.

“tiempo” es en griego kairos, que significa “tiempo apropiado, tiempo señalado, temporada, estación, ocasión”.

“vigilando”: es la palabra griega agrupneö, que significa “estar alertas, estar despiertos”.

Versículo 19

Aquí “confianza” es la palabra griega parresia, que significa primariamente “libertad de expresión”, “franqueza para hablar”, “confianza o valentía para expresarse”. Se refiere a hablar sin guardarse nada, con total libertad, honestidad y sin miedo.

“misterio” es la palabra griega musterion que entre los griegos se usaba para referirse a secretos sagrados, cosas que los sacerdotes paganos decían que eran “secretas” entre los dioses y que sólo eran reveladas a los iniciados en sus doctrinas y religiones. En la Biblia se usa en referencia a secretos en el ámbito de lo espiritual “secreto espiritual” sería una buena forma de traducir esta palabra.

Versículo 20

Las palabras “soy embajador” son una sola palabra griega: presbeuö, que significa “actuar como embajador o representante de alguien”. Se usa sólo dos veces en la Biblia, aquí y en 2 Co. 5:20.

La palabra “cadenas”: en griego es halusis, en singular, debe traducirse “cadena”. “En cadena” se refiere a que estaba encadenado. A algunos prisioneros se los encadenaba a un guardia para tener una custodia permanente, lo más probable es que Pablo haya estado así encadenado.

Las palabras “hable con valentía” son una sola palabra griega: parresiazomai, verbo de la misma raíz que el sustantivo parresia, usado en el versículo anterior. Significa “expresarse libremente, con franqueza y valentía”, es hablar sin guardarse nada, sin miedo y sin restricciones. Se puede traducir como “expresarse libremente”, “expresarse abiertamente”, “hablar con franqueza”, “hablar con valentía”.

Hasta aquí el análisis técnico de algunos aspectos importantes del texto.

Traducción del pasaje

Teniendo en cuenta lo antedicho y algunos otros aspectos gramaticales, presento una traducción propia, que intenta ser lo más ajustada al texto griego. Para esta traducción, no sólo he hecho un análisis detallado de cada palabra en el texto griego, sino que la he comparado con otras versiones y me apoyé sobre el comentario de varios otros teólogos y eruditos del griego.

EFESIOS 6:10-20 (MI TRADUCCIÓN)
10 Finalmente sean-fortalecidos en el Señor y en el dominio de-su fuerza.
11 Pónganse la completa-armadura de-DIOS, para que sean-capaces de mantenerse-firmes contra las estrategias del Calumniador,
12 porque NO es para nosotros la lucha contra sangre y carne, sino que luchamos contra los principales, contra las autoridades, contra los gobernantes-del-mundo de-esta presente oscuridad, contra los seresespirituales de-malignidad en los lugares celestiales.
13 Por eso, levanten la completa-armadura de-DIOS para-que sean-capaces de resistir en el día maligno y habiendo-realizado todas las cosas necesarias mantenerse-firmes.
14 Por-lo-tanto, manténganse-firmes, ceñidos en la cintura con el cinturón de la verdad, y habiéndose-puesto la coraza de-la justicia,
15 y habiendo-calzado los pies con la preparación de-la buena-noticia de-la paz
16 En todas estas cosas levanten el escudo de-la fe con el cual serán-capaces de apagar todos los proyectiles arrojados por el Maligno, los cuales han-sido-encendidos,
17 y reciban el yelmo de-la salvación y la espada del Espíritu (que es una declaración de-DIOS),
18 por-medio-de toda clase de oración y pedido orando en toda temporada, en espíritu, y por esto-mismo, estando-alertas con toda perseverancia y pedido con-respecto-a todos los santos.
19 Y orando por mí, para-que me sea-dada palabra en la apertura de-mi boca, que con libertad-de-expresión pueda dar-a-conocer el secreto-espiritual de-la buena-noticia,
20 por la-cual actúo-como-embajador en cadena para-que, en esto, me-exprese-libremente, tal-como debo hablar.

La fortaleza interna

Ahora sí, teniendo una traducción más ajustada, comenzaremos a explorar la enseñanza doctrinal que nos deja este pasaje.

“Finalmente sean-fortalecidos en el Señor y en la supremacía de-su fuerza.”

Pablo comenzó esta carta diciendo que Dios nos bendijo con toda bendición espiritual “en los lugares celestiales” (o “entre los seres celestiales). A lo largo de toda la carta explica qué implica esta bendición, de la cual muchas cosas habían sido guardadas en secreto por Dios desde tiempos remotos. Ahora, llegando hasta este punto, Pablo dice que “finalmente”, luego de dar la doctrina y las instrucciones prácticas que se desprenden de ésta, lo que queda es ser fortalecidos en el Señor y en la supremacía de su fuerza.

Esta fortaleza es con el poder espiritual de Dios, es una fortaleza interna. Es una fortaleza “en el Señor”, porque es estando en conexión con Él que somos fortalecidos con poder.

En Efesios 3 leemos:

EFESIOS 3:14-16 (RVA)
|14| Por esta razón doblo mis rodillas ante el Padre,
|15| de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
|16| a fin de que, conforme a las riquezas de su gloria, os conceda ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior;

Vemos que esta fortaleza con poder es “en el hombre interior”. Pablo oraba para que otros creyentes sean fortalecidos, quiere decir que podemos orar para ser fortalecidos y orar también para que Dios fortalezca a otros.

La palabra “sean fortalecidos” en Efesios 6:10 Pablo la usa también en Filipenses 4:13:

FILIPENSES 4:13
Estoy siendo fuerte en todas las circunstancias en Aquel que me está fortaleciendo.

Otras versiones han traducido “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. El nombre “Cristo” está presente en algunos manuscritos antiguos, pero no figura en los más antiguos y confiables. Simplemente dice “en el que…” o podría traducirse como “en Aquél que…” probablemente algún copista, para aclarar que se trataba de Cristo, luego puso la palabra “Cristo”, pero no es parte del original.

La palabra que la Reina Valera y otras versiones traducen “puedo” en griego es ischuö, que significa “tener fuerza” o “tener capacidad para”. Además, el verbo griego está en presente activo, que indica que es una acción continua, constante. Por otro lado, el verbo “está fortaleciendo” en griego es endunamoö, que, como estamos viendo, en este caso, estos dos verbos “estoy siendo fuerte” y “me está fortaleciendo” son dos acciones que se producen juntas. En otras palabras, Pablo estaba siendo fuerte, constantemente, porque el Señor lo estaba fortaleciendo, constantemente. Pablo no decaía en su ánimo y su voluntad de servir a Dios, porque el Señor lo estaba fortaleciendo continuamente.

Nosotros somos fortalecidos en el Señor y en la “supremacía de Su fuerza”. Él es soberano, tiene control y domino sobre los seres espirituales a causa de que es más fuerte que ellos. Esta frase es usada también en Efesios 1:19

EFESIOS 1:19-23 (MI TRADUCCIÓN)
19 y cuál es la sobresaliente grandeza de-SU poder para-con nosotros, los que estamos-creyendo, según la energía de-la supremacía de-SU fuerza,
20 la misma que operó en el Cristo, resucitándole de-entre [los] muertos y sentándole a SU derecha en los lugares celestiales,
21 más-arriba-de todo principal y autoridad y poder y señorío y todo nombre que está-siendo-nombrado, NO sólo en esta era sino-también en la era que está-por venir.
22 Y todas las cosas las sometió bajo Sus pies y lo dio como cabeza sobre todas las cosas a-la Congregación,
23 que es Su Cuerpo, la plenitud de-QUIEN está-llenando todas las cosas en todos.

La supremacía de la fuerza de Dios es la que operó en Cristo para resucitarle y sentarle a su diestra “en los lugares celestiales” (o “entre los seres celestiales”) por encima de toda autoridad y poder espiritual o humano. A causa del poder operado por Dios en Cristo, ahora Cristo también tiene esa supremacía y fuerza para fortalecernos y llenarnos de poder.

Pablo aquí dice que debemos ser fortalecidos en el Señor y en el dominio de su fuerza, lo cual nos está poniendo énfasis en el hecho de que el Señor tiene suficiente fuerza para controlar y dominar al ejército espiritual de maldad, mencionado en los versículos siguientes. Nuestras fuerzas humanas nada pueden hacer contra las huestes espirituales, por eso debemos ser fortalecidos por el Señor, recibir de su poder, para poder luchar contra estos espíritus malignos que nos atacan.

Es de notar, también, que la instrucción es a “ser fortalecidos” antes de ponernos la armadura. Una persona débil difícilmente podría soportar el peso de una armadura. En 1 Sa. 17:39, por ejemplo, David rechazó el ponerse una armadura para enfrentar a Goliat, porque no podía andar con la armadura puesta. Del mismo modo, tenemos que estar espiritualmente fuertes para poder combatir a las huestes espirituales y para eso necesitamos ser fortalecidos espiritualmente por el Señor, nutriéndonos con la sana doctrina de la Palabra de Dios, que es lo que Pablo enseña a lo largo de esta carta. Hay que entrenarse en la oración, la doctrina y la obediencia de fe a Dios, para así ser fortalecidos espiritualmente con el inconmensurable poder, dominio y fuerza que posee nuestro Señor Jesucristo.

Las estrategias del Calumniador

“Pónganse la completa-armadura de-DIOS, para que sean-capaces de mantenerse-firmes contra las estrategias del Calumniador”

Como señalé anteriormente, la palabra griega para “armadura” (panoplia) refiere a todo el equipo de guerra espiritual dado por Dios. La instrucción es a equiparse con el equipo completo, tanto defensivo como ofensivo, de esta forma podremos mantenernos firmes (espiritualmente) contra las estrategias del Calumniador.

El Calumniador (el Diablo) no es un improvisado en la batalla, él pelea con estrategia, metódicamente, organizadamente. Él no puede vencer la sabiduría e inteligencia de Dios, pero sin dudas es más astuto que cualquier ser humano. Es por eso que necesitamos ser fortalecidos por el Señor para poder vencer en la lucha espiritual, con nuestra habilidad humana jamás podríamos hacer ni cosquillas al Adversario. La única forma de resistir a sus ataques es con la “completa armadura de Dios”.

Cuando el Adversario es llamado “Calumniador” se lo hace para enfatizar, precisamente, su aspecto de calumniador, acusador o difamador. La principal estrategia del Adversario para atacar a los cristianos es mentir, difamar, engañar a través de palabras mentirosas, mentiras que son “arrojadas” a nuestra mente desde nuestro interior (nuestra naturaleza de pecado), y también mentiras que son arrojadas desde el exterior (otras personas, situaciones, falsas manifestaciones espirituales, etc.).

Veamos cómo fue la primera tentación del Adversario, relatada en la Biblia:

GÉNESIS 3:1 (RVA)
Entonces la serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo que Jehovah Dios había hecho, dijo a la mujer: —¿De veras Dios os ha dicho: “No comáis de ningún árbol del jardín”?

Aquí el Adversario es llamado “la Serpiente”. Esto lo sabemos porque Ap. 20:2 nos lo aclara. Es llamado “serpiente” no porque se haya aparecido como una serpiente real, sino que se usa una figura literaria para hacernos entender algunas de sus características. La serpiente es un animal sigiloso, veloz y con un ataque mortal, así es como se presentó el Adversario ante Eva para tentarla.

Aquí dice “animales”, pero esa palabra “animales” se refiere a un “ser vivo”. La serpiente era el más astuto de los seres vivos. Se acercó a la mujer. ¿Por qué se acercó a hablar con la mujer y no con el hombre? Esta es parte de su estrategia: atacar a la parte más débil. Sabemos que una cadena siempre se corta por su eslabón más débil, sin duda el Adversario vio que Eva estaba más débil en su fe o entendimiento de la voluntad de Dios y fue a atacarla a ella.

Lo primero que la Serpiente dice al hablar con ella es una mentira, pero disfrazada de pregunta ¿De veras Dios os ha dicho: “No comáis de ningún árbol del jardín”? Pero ¿Qué fue lo que Dios dijo realmente?

GÉNESIS 2:16-17 (RVA)
|16| Y Jehovah Dios mandó al hombre diciendo: “Puedes comer de todos los árboles del jardín;
|17| pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que comas de él, ciertamente morirás.”

Dios había dicho que podían comer de TODOS los árboles del jardín. Sin embargo, la serpiente se acerca con su primera mentira, en forma de pregunta: “¿En serio Dios les dijo que no coman de ningún árbol del jardín? La contradicción es muy evidente, pero dicha en forma de pregunta, queda solapada como si sólo fuese una inocente pregunta de alguien que ignora lo que realmente fue dicho por Dios. Así ataca siempre el Adversario, con mentiras que comienzan siendo muy sutiles para notarlas, hasta que se vuelven letales.

GÉNESIS 3:2-3 (RVA)
|2| La mujer respondió a la serpiente: —Podemos comer del fruto de los árboles del jardín.
|3| Pero del fruto del árbol que está en medio del jardín ha dicho Dios: “No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis.”

El primer error que cometió Eva aquí fue responder a la serpiente. El Adversario va a intentar presentarse como alguien amistoso, agradable, entrar en la “conversación” con él, es el primer paso para que pueda desviarnos con sus mentiras.

Eva respondió que Dios les había dicho “No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis”. Dios no dijo nada sobre “tocar” el árbol. Eva aquí comete su segundo error: añadir a lo dicho por Dios algo que Dios no dijo. Eva también cometió otro error aquí, ella dijo “no sea que muráis”, pero lo dicho por Dios fue “ciertamente morirás”. En el hebreo aquí hay una figura idiomática, las palabras de Dios fueron “morir morirás”, añadiendo gran énfasis a esta declaración. Eva sacó ese énfasis, debilitando así la instrucción dada por Dios. Además, Eva dijo “del fruto del árbol que está en medio del jardín”, pero si leemos el relato, en el medio del jardín había dos árboles: el árbol de la vida y al árbol del conocimiento del bien y del mal. Al parecer Eva no tenía en claro siquiera cuál era el árbol del cual no debían comer.

Sin duda, el Adversario aquí ya pudo ver que Eva estaba débil en su memoria de lo que Dios había dicho. Eva le mostró a la serpiente que no estaba bien parada en cuanto al conocimiento de la voluntad de Dios, sobre este terreno, la serpiente pudo lanzar su ataque mortal: una llana y directa mentira:

GÉNESIS 3:4-5 (RVA)
|4| Entonces la serpiente dijo a la mujer: —Ciertamente no moriréis.
|5| Es que Dios sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos serán abiertos, y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal.

La serpiente le dijo “ciertamente no moriréis”. En el hebreo es más enfático: “no morir morirás”, una contradicción directa a lo que Dios dijo: “morir morirás”. La serpiente, además, le dijo que, al comer del fruto prohibido, sus ojos serían “abiertos” e iban a ser como Dios, conociendo el bien y el mal. Esta mentira tenía algo de verdad, sus ojos fueron abiertos al bien y el mal, antes de eso, sólo conocían el bien. Como comenta David Guzik, en su comentario de la Biblia, es como si se le prometiera a un sordo que sus oídos serán sanados, y al sanarse lo único que escucha son gritos ¡mejor habría sido quedarse sordo!

Esta es la estrategia del Adversario desde el inicio: presentarse como alguien amistoso y mentir. Juan 8:44 dice que es “padre de mentira” y que ha sido “homicida” desde el principio. Sus mentiras hicieron que el ser humano, destinado a vivir para siempre en la tierra, perdiera su derecho a esa vida perpetua y así la muerte traspasó a toda la humanidad (Ro. 5:12), el Adversario es responsable de todas esas muertes, y la forma en que lo hizo es mintiendo, porque cuando las personas creen sus mentiras, le dan derecho a actuar negativamente en éstas.

GÉNESIS 3:6 (RVA)
Entonces la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era atractivo a la vista y que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría. Tomó, pues, de su fruto y comió. Y también dio a su marido que estaba con ella, y él comió.

Aquí observamos que Eva vio tres características en este fruto: 1) era bueno para comer; 2) era atractivo a la vista; 3) era árbol codiciable para alcanzar sabiduría. Esto mismo es lo que Juan presenta como “las cosas del mundo”:

1 JUAN 2:15-16 (RVA)
|15| No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él;
|16| porque todo lo que hay en el mundo—los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida— no proviene del Padre sino del mundo.

Juan dice que lo que hay en el mundo es:

1) “los deseos de la carne” (Eva vio que árbol era “bueno para comer”)
2) “los deseos de los ojos” (Eva vio que el árbol era “atractivo a la vista”)
3) “la soberbia de la vida” (Eva vio que el árbol era “codiciable para alcanzar sabiduría”)

Estas son las cosas que no hay que amar, porque son del mundo y no provienen de Dios. Son cosas que no provienen de Dios, pero que parecen buenas y agradables. El Adversario siempre va a mentirnos para hacernos creer que Dios es malo y quiere cosas malas para nosotros y que el pecado es bueno y que hacemos bien al desobedecer a Dios. Sus tentaciones caen en estas tres categorías, él va a tentarnos con cosas que intenten suplir algún deseo de nuestra carne, o cosas que nos entren por los ojos, o aquello que pueda conducirnos a gloriarnos o jactarnos ante el mundo. El Adversario es un gran estratega, hará esto de un modo muy sutil y metódico, pero él sabe que éstas son las tres áreas de debilidad del ser humano.

En Efesios 4:14 se usa la misma palabra griega para “estrategia” que en el 6:11 (methodeia), mostrando que también los seres humanos que se oponen a Dios tienen una estrategia y un “método” o sistema para desviar de la verdad a otras personas. El uso de esta palabra nos conecta ambas ideas: el Calumniador tiene una estrategia de engaño, pero esta estrategia muchas veces es llevada a cabo a través de personas que sirven a su propósito, personas que por su maldad se conectan con el Calumniador para recibir de su “inspiración” para planificar el ataque para desviar al mundo de hacer la voluntad de Dios.

Ro. 12:2 nos muestra que esta era tiene un “molde” del cual debemos salir nosotros, los cristianos. El Calumniador ha sido exitoso en crear un ambiente en el que las personas se sientan cómodas, bien “amoldadas”. Él conoce nuestras pasiones carnales e intenta crear un ambiente en el cual la inmoralidad sea legal, y social y culturalmente permitida y aceptada. Él usa todo tipo de medios para poder promover sus sutiles mentiras: la televisión, la radio, el cine, teatro, libros, los institutos educativos, la falsa ciencia, los gobernantes, la política, la música, el arte gráfico, el Internet, las redes sociales, etc. Por todos los medios posibles él intentará muy sutilmente hacer infiltrar sus mentiras e intentará desensibilizarnos a la inmoralidad, el pecado sexual, la violencia, el egoísmo, la soberbia, el materialismo, y todo lo malo. Sus ataques son multidireccionales, constantes, y cuidadosamente pensados por un ser con miles de años de antigüedad y un poder e inteligencia muy superior a la de los seres humanos, por lo tanto, la única forma de mantenernos firmes contra sus estrategias es ser fortalecidos por el Señor y tener a mano todo el equipamiento de guerra del cual nos ha provisto Dios.

La lucha espiritual

“porque NO es para nosotros la lucha contra sangre y carne, sino que luchamos contra los principales, contra las autoridades, contra los gobernantes-del-mundo de-esta presente oscuridad, contra los seres espirituales de-malignidad en los lugares celestiales.”

Aquí el “NO” lo puse en mayúsculas porque es enfático. En griego hay dos palabras (principales) que se traducen como “no”, una de ellas es me, que es un “no” condicional, es una negación que se cumple en ciertas condiciones y en otras no; la otra palabra es ou, que es un “no” enfático, fuerte, absoluto. Pablo está diciendo que “no”, de ningún modo, es para nosotros la lucha contra sangre y carne. La lucha contra “sangre y carne” es algo que le compete a alguien que trabaja como militar, quizá a un policía, pero a un servidor de Cristo no le compete el luchar contra las personas en su aspecto carnal, sino que batallamos en el ámbito espiritual.

Si bien muchas veces nos vemos “luchando” en la vida contra personas con malas actitudes, con malos comportamientos, gente irrespetuosa de Dios y que hace maldad, debemos entender que detrás de toda maldad existen seres espirituales de maldad, existe toda una gran estrategia del Calumniador para arruinar los planes de Dios y dañar a los hijos de Dios. La lucha es “en los lugares celestiales” o “entre los seres celestiales”, la lucha puede manifestarse en el plano humano, pero tiene su origen en el plano espiritual.

Es de notar que Pablo no está “invitando” a los cristianos a luchar en la batalla espiritual, sino que él está declarando un hecho: ¡ya estamos en la batalla! El mundo en que vivimos es un campo de batalla espiritual y, nos guste o no, estamos dentro de la batalla y sólo hay dos bandos en esta guerra: Dios o el Adversario. Es imposible ser “neutral” aquí, si alguien dice “no quiero participar de la guerra”, no por eso va a estar exento a los ataques del Adversario, así que es necesario que todos los cristianos sepan que esta guerra existe y que sean fortalecidos y se equipen con toda la armadura y armamento provisto por Dios.

Es interesante notar que la palabra “lucha” se usaba para describir los combates entre atletas, o entre los mismos soldados, en donde el perdedor quedaba derrotado, agotado y quizá un poco herido, pero no moría, así que esos mismos oponentes podían nuevamente enfrentarse en combate una y otra vez, la victoria era sólo momentánea. Del mismo modo, nuestras luchas espirituales no acaban con el enemigo, sólo lo derrotan momentáneamente. Sabemos que la guerra contra los seres espirituales de maldad la terminará Dios en el futuro, destruyendo todo mal en el lago de fuego (Ap. 20:10-15; 21:8), pero hoy en día nos enfrentamos a diario en batallas espirituales, batallas que se desarrollan en nuestra mente y en nuestro entorno, y a veces somos derrotados, pero podemos levantarnos, recuperar fuerzas, equiparnos correctamente, y volver al combate. Del mismo modo, si obtenemos la victoria, no hay que pensar que ya jamás seremos atacados, el combate es continuo.

Pablo habla aquí de “principales”, “autoridades” y “gobernadores del mundo” de la oscuridad que existe en el tiempo presente. La oscuridad, la gran maldad, que existe en el presente, se debe a la actividad de estos seres espirituales, entre los cuales hay algunos de mayor autoridad y poder que otros, son un ejército espiritual de maldad, con distintos rangos de autoridad, teniendo al Calumniador (el Diablo), como máxima autoridad. Pero en Ef. 1:21, el apóstol dijo que Jesús fue exaltado por encima de todos estos principales y autoridades y sobre todo señorío. Jesús está por encima de todos, por eso es que, si somos fortalecidos en él y por él, podremos hacer frente a todos estos seres espirituales de maldad y obtener la victoria.

Por eso, levanten la completa-armadura de-DIOS para-que sean-capaces de resistir en el día maligno y habiendo-realizado todas las cosas necesarias mantenerse-firmes.

La instrucción es a “levantar” la completa armadura de Dios”. Dios no va a hacer esto por nosotros. Dios nos ha provisto de la armadura, pero de nosotros depende “levantarla” y equiparnos con ésta, o rechazarla.

Este versículo contiene, básicamente, una repetición de lo dicho en el versículo 11. Antes decía “pónganse”, ahora “levanten”, en ambos se habla de la “completa armadura” y se habla de “ser capaces” para “mantenerse firmes”. Pablo pone énfasis en la necesidad de equiparse apropiadamente para la batalla espiritual. Como mencioné antes, no es una invitación, ya estamos en la batalla, así que lo más apropiado es ponernos la armadura para ir a la pelea, de otro modo, el enemigo podrá vencernos fácilmente.

Las partes de la armadura

Por-lo-tanto, manténganse-firmes, ceñidos en la cintura con el cinturón de la verdad, y habiéndose-puesto la coraza de-la justicia, y habiendo-calzado los pies con la preparación de-la buena-noticia de-la paz.
En todas estas cosas levanten el escudo de-la fe con el cual serán-capaces de apagar todos los proyectiles arrojados por el Maligno, los cuales han-sido-encendidos, y reciban el yelmo de-la salvación y la espada del Espíritu (que es una declaración de-DIOS),

Pablo menciona aquí seis partes en esta figura de la armadura cada parte representa una realidad espiritual:

1) El cinturón: verdad
2) La coraza: la justicia
3) El calzado: la preparación de la buena noticia de la paz
4) El escudo: la fe
5) El yelmo: la salvación
6) La espada del espíritu: una declaración de Dios

Estas seis partes están divididas en el texto en tres grupos:

1) El cinturón, la coraza y el calzado: Estas tres partes están unidas por la conjunción “y”, formando así el primer grupo.

2) La fe: Al hablar de la fe ya no usa la conjunción “y”, sino que comienza diciendo “en todas estas cosas levanten el escudo de la fe…”

3) El yelmo y la espada: estas dos partes están también unidas con la conjunción “y”. Además, de éstas se dice que hay que “recibirlas”, ya veremos a qué se refiere.

Vamos a analizar cada parte de esta armadura, comenzando por el primer grupo:

Por-lo-tanto, manténganse-firmes, ceñidos en la cintura con el cinturón de la verdad, y habiéndose-puesto la coraza de-la justicia, y habiendo-calzado los pies con la preparación de-la buena-noticia de-la paz.

1 – EL CINTURÓN – LA VERDAD: El primer elemento de la armadura mencionado es el “cinturón de la verdad”. El ponerse el cinturón era simbólico de estar preparados para un trabajo o un combate, una persona que estaba en su casa, relajada, andaba sin cinturón, pero una persona “ceñida” no estaba relajada, ni mucho menos dormida, sino lista para la acción. En este caso, se compara a la verdad de Dios con un cinturón, la verdad de Dios, cuando es comprendida y creída por el cristiano, funciona como ese cinturón que nos hace estar atentos y listos para el combate espiritual.

Las Escrituras aquí nos alertan sobre la lucha espiritual y enfáticamente nos dicen que nuestra lucha no es contra sangre y carne. Sin embargo, el Adversario engañará al mundo para hacerles creer que él no existe, que no existe tal cosa como una batalla espiritual, incluso tratará de convencer al mundo de que Dios no existe, y así, con sus mentiras, hace que el mundo se “duerma” con respecto a la batalla espiritual y esté constantemente queriendo arreglar sus problemas y los problemas del mundo meramente desde el plano humano y con recursos humanos. Incluso los mismos cristianos muchas veces, no comprendiendo la verdad de Dios, se ven “luchando” contra sangre y carne, queriendo solucionar todos los problemas con dinero, psicología, ejercicio, “autoayuda”, etc., pero, más allá de que todas estas cosas puedan ser útiles en alguna medida, jamás hay que olvidar que la lucha es espiritual, que hay todo un ejército espiritual maligno trabajando día y noche en contra de los designios de Dios.

El cinturón iba por debajo de toda la armadura, antes de colocarse los elementos metálicos protectores, el soldado debía ceñir bien su cinturón para ajustar la ropa que estaba por debajo y que la armadura no se le desacomodara o le generara molestia. El cinturón era lo primero que debían ajustar, antes de ponerse la armadura, y de éste dependía que la armadura estuviera bien colocada y que el soldado tuviera buena movilidad. Del mismo modo, la verdad de Dios debe ser lo primero que debemos “levantar” y poner en nuestra mente y corazón, para así poder sostener firmemente y en su lugar el resto de las piezas de la armadura. Si nuestra fe está basada en la sana doctrina de la Palabra de Dios, la cual es “la Verdad”, el resto de las piezas de la armadura tendrán un buen sostén, pero si nuestra fe está basada en mentiras y errores, estaremos vulnerables ante los ataques del Adversario. Recordemos que Eva falló en conocer y retener la verdad de Dios, perdió su firmeza en la confianza y obediencia a Dios, y así cayó.

2 – LA CORAZA – LA JUSTICIA: La segunda parte de la armadura que vemos aquí mencionada es la coraza, la cual es la justicia de Dios. En Isaías 59:17 Dios mismo es descripto como vestido con la coraza de justicia. Isaías 11:5 habla de la justicia como “cinturón” de los lomos y la fidelidad como cinturón de la cintura. La coraza es la parte que protege el torso del soldado, pero, más específicamente, protege su corazón, una herida punzante (de espada, lanza o jabalina) que llegue al corazón puede matar de inmediato a la persona.

En la Biblia, se llama “corazón” a nuestro centro de pensamientos, de donde emana lo que somos como personas. En Proverbios 3:3 leemos sobre escribir los mandamientos de Dios en el corazón. En Mateo 12:34 y 35 Jesús enseñó que “de la abundancia del corazón habla la boca” y que el hombre que es bueno saca lo bueno del corazón, y el que es malo saca lo malo de dentro de su corazón. En Proverbios 4:23 se nos instruye a guardar el corazón por sobre toda cosa guardada, porque de él mana la vida. Toda nuestra vida depende de lo que hay en nuestro corazón, si queremos tener la vida plena que Dios tiene para nosotros debemos llenar nuestro corazón con Su Palabra y luego debemos resguardarlo, para que no nos sea quitada la plenitud de vida que Dios nos da. ¿Con qué guardamos nuestro corazón? Lo guardamos con la justicia de Dios. Entender la justicia de Dios es lo que protege nuestro corazón de los ataques del Diablo.

La justicia de Dios es lo que protege el corazón del cristiano contra los ataques espirituales. Dios es justo y todo lo que hace lo hace en justicia, todo su plan es en justicia, y mientras más comprendemos esa justicia de Dios, más protegidos estarán nuestros corazones. El Adversario intentará, por todos los medios, hacernos creer que Dios no es justo, él actúa con maldad sobre el mundo, intentando afligir a los más “inocentes” y ayudar a los malvados, además, intenta que el mundo desconozca que existe una batalla espiritual, de este modo, muchas personas llegan a pensar que si Dios existiera no debería haber tanta maldad, otros, que sí creen en Dios, llegan a dudar de Su amor y justicia. Si el Adversario logra hacer que creamos que Dios no es justo, nuestro corazón quedará desprotegido y él puede asestar su golpe mortal.

3 – EL CALZADO – LA PREPARACIÓN DE LA BUENA NOTICIA DE LA PAZ: La tercera parte del equipo de batalla de Dios es el calzado. Un soldado sin calzado, sin duda tendrá dificultades para movilizarse, aún si el calzado estuviera mal sujetado podría traerle serias complicaciones. El calzado le hace pisar firme y poder correr y moverse con rapidez. La forma en que un creyente puede pisar con firmeza y moverse apropiadamente en el campo de batalla espiritual es estando preparados con la buena noticia (o evangelio) de la paz.

La buena noticia de Dios es que por medio de la fe en Cristo estamos en paz con Dios, las “buena nueva” de Dios trae paz a quien la cree (Is. 52:7) y estando en paz con Dios podemos pisar firmes en el terreno espiritual. Una persona que no cree o no sabe que está en paz con Dios, porque Cristo le ha redimido del pecado, andará titubeante por la vida, sin paz en otras áreas de su vida. Si no estamos seguros de que Dios nos ha hecho partícipes de Su reino por medio de nuestra fe en Cristo y no por nuestras obras, tendremos duda e inseguridad y eso hará que nos movamos pesadamente en la vida y el tropiezo viene con mayor facilidad.

Algunos historiadores comentan que el éxito militar de Alejandro Magno y de Julio César se debió, en gran parte, a que sus ejércitos estaban bien calzados y así eran capaces de sobrellevar largas marchas a una gran velocidad sobre un terreno complicado. En Salmos 18:33 David dice que Dios le hacía sus pies “como gacelas” y le hacía estar firme sobre la altura. La gacela es un animal rápido y, a la vez, con una gran firmeza para sostenerse sobre terrenos empinados. A través de la buena noticia de Dios, nosotros podemos conocer Su plan de redención en Cristo y estar firmes en la convicción de que somos hijos de Dios y nada nos separará del amor de Dios en Cristo (Ro. 8:39), así tendremos paz y podremos mantenernos firmes y movernos rápido aún en los peores “terrenos” que nos toquen transitar en la vida.

VERDAD – JUSTICIA – LA BUENA NOTICIA DE LA PAZ: Como he hecho notar antes, Pablo unió estas tres partes con la conjunción “y” y al llegar a la fe, rompe con la seguidilla de conjunciones y comienza con la preposición griega en. De esta manera nos marca una conexión especial entre estas tres partes. Esas tres cosas antes mencionadas tienen que ver con el conocimiento del cristiano. Estas partes no son tanto algo que tengamos que sostener, sino algo que hay que llevar puesto. La verdad, la justicia y la buena noticia de la paz son tres realidades que dependen de lo que conocemos y entendemos de Dios y se adquieran primariamente mediante la lectura, estudio y reflexión de las Escrituras de Dios.

El primer paso para estar bien armados para la batalla espiritual es el conocimiento, tenemos que conocer y entender la verdad de Dios, la justicia de Dios y la buena noticia de Dios, tres cosas que, si bien son mencionadas por separado, van estrechamente conectadas. Ro. 1:16-17 nos dice que en la buena noticia se revela la justicia de Dios, así que, para conocer la justicia, hay que conocer la buena noticia. Además, previamente, en Ef. 1:14, Pablo dice que “la palabra de verdad” es “la buena noticia de salvación”, vinculando a estar tres cosas en una misma. Son tres realidades conjuntas, no se puede tener una sin la otra. Mientras más conocemos la buena noticia, más conoceremos la verdad y más conoceremos de la justicia de Dios. El primer paso para estar protegidos espiritualmente es el conocimiento y entendimiento de estas realidades espirituales, y luego le sigue la fe.

En todas estas cosas levanten el escudo de-la fe con el cual serán-capaces de apagar todos los proyectiles arrojados por el Maligno, los cuales han-sido-encendidos

4 – EL ESCUDO – LA FE: La cuarta pieza de la armadura mencionada es el “escudo de la fe”. Pablo comienza diciendo que el escudo hay que levantarlo “en todas estas cosas”. Ante cualquier adversidad espiritual, ante cualquier lucha o ataque espiritual, es indispensable levantar el escudo de la fe. No se puede resistir efectivamente a los ataques del Maligno si no estamos firmes en la fe.

¿Qué es la fe? La palabra griega para “fe” es básicamente “confianza”, pero en la Biblia tiene un sentido más específico. Stg. 2:14-26 nos dice que la fe sin obras está muerta. Lo que quiere decir es que una fe real, se manifiesta a través de las acciones. Es así que podemos definir la fe como una “convicción en acción”, como actuar en base a una información recibida por Dios, porque confiamos en Él y sabemos que nos respalda cuando hacemos Su voluntad. Es por esto que tenemos que comprender que la fe bíblica tiene su base en la confianza en Dios, pero también está muy ligada a la obediencia a Dios.

En este versículo, Pablo usa la palabra “levanten”, misma palabra que en el versículo 13; también habla de “ser capaces”, que en griego es la misma palabra raíz que en el versículo 13; y, al igual que en el versículo 13, usa la palabra “maligno”. Pablo. “Levanten” es un verbo imperativo, es una orden, nadie va a “levantar” estas cosas por nosotros, Dios nos ha provisto de toda la armadura, pero es nuestra responsabilidad “levantarla” y colocárnosla. Es nuestra responsabilidad, en primer lugar, buscar adquirir el conocimiento y sabiduría sobre Dios y Su justicia. Proverbios 2 nos dice que Dios da la sabiduría, pero la da a quien la busca de corazón y la valora seriamente. Luego de adquirir el conocimiento apropiado, lo siguiente a “levantar” es la fe. Una persona podría tener todo el conocimiento apropiado sobre la justicia de Dios, pero un momento determinado de ataque y tentación del Adversario, dejar de creer en aquello que aprendió. Por eso Pablo dice que debemos tener el alto este escudo de la fe.

La fe nos provee de una protección contra los proyectiles arrojados por el Maligno. En Salmos 7:10 David dijo: “Mi escudo está en Dios” y dice que Él salva a los rectos de corazón. David fue un hombre de guerra, su vida estuvo en peligro muchas veces e incluso, literalmente un ejército acampó en su contra, buscándole para matarlo por orden el rey Saúl. Ante estas circunstancias, él se apoyó siempre en Dios y Dios siempre lo cuidó, por eso pudo decir con total certeza “Mi escudo está en Dios”. El escudo de la fe, consiste en creer, en tener la convicción, de que Dios es poderoso para cuidarnos y protegernos de todos los ataques del Adversario, es mantenernos haciendo la voluntad de Dios, asidos de Dios y confiados en Dios aun cuando todo a nuestro alrededor nos grite que no hay salida. Ro. 4:18-20 nos dice que Abraham, cuando Dios le hizo la promesa de que tendría un hijo del cual saldrían naciones, creyó en “esperanza contra esperanza”, esto quiere decir, que, aunque humanamente no había esperanza, él tuvo esperanza en base a la promesa de Dios y no en base a lo que veían sus ojos. También nos dice que Abraham fue fortalecido en la fe dando gloria a Dios. Si nos falta la fe, el valor, la seguridad, debemos seguir glorificando a Dios, y así Dios mismo nos fortalecerá en la fe para poder resistir a los ataques del Maligno.

Pablo también dice que estos proyectiles están “encendidos”. Si alguien quisiera lanzar un proyectil con la intención de herir, sin matar, no lo va a encender. Un proyectil (generalmente una flecha) encendido tenían la intención de causar el máximo daño posible. Una persona que es encendida fuego sin duda recibe un gran daño y sufrimiento. De este modo Pablo nos hace ver que el Adversario cuando ataca, lo hace con la intención de causar el máximo daño posible, no es un enemigo “blando” o piadoso, sino que es tiene saña y mucha maldad. Jamás hay que menospreciar los ataques del Adversario, cuando él ataca, tenemos que estar atentos, porque intentará causar gran daño.

Pablo no nos dice en qué consisten los proyectiles del Maligno, pero, tal como hemos visto antes, su principal forma de generar daño es a través de mentiras Él es llamado el Calumniador, y un calumniador lo que hace es mentir. Él calumnia a Dios, buscando que creamos mentiras acerca de Dios, y calumnia a los hijos de Dios. El Adversario ataca con tentaciones, es cierto, pero las tentaciones tienen su fundamento en la mentira. Él se presentó en su astucia de serpiente ante Eva y le hizo creer la mentira de que si comían del árbol prohibido serían “como Dios”. Del mismo modo, cada tentación del Adversario tiene una mentira de fondo y busca “hurtar, matar y destruir” al cristiano (Jn. 10:10). Por ejemplo, él puede tentar a una persona a querer obtener dinero ilícitamente, detrás de esto, está la mentira de creer que alguien será más feliz y bendecido si obtiene ese dinero por medios ilegales. También puede tentar a alguien a la inmoralidad sexual, detrás de esto está la mentira de que tendrá felicidad y placer al tener una relación fuera de lo establecido por Dios. También, por ejemplo, puede tentar a alguien a tener fama y gloria humana ¿quién no querría ser reconocido mundialmente? Pero todas estas cosas, si bien pueden producir un placer momentáneo, lo que traen es muerte, el andar en pecado, lejos de traer bendición, va trayendo males a la vida de una persona, porque Dios es justo y cada uno recibirá su recompensa o castigo en base a las reglas que Él mismo nos ha dejado y no en base a lo que cada uno de nosotros queramos creer que es bueno o malo. Por eso, la principal forma de ataque del Adversario son las mentiras, las cuales propaga a través de todos los medios posibles, como he señalado en los comentarios de versículos anteriores.

El escudo de los griegos de unos siglos antes de que naciera Jesús era un escudo corto, redondo, era el escudo clásico del hoplita. Estos escudos eran livianos y permitían gran movilidad, pero no cubrían bien al cuerpo. El apóstol Pablo al escribir esto estaba encarcelado y custodiado por soldados romanos, sin dudas él escribió esta analogía viendo su armadura. El escudo del soldado romano, a diferencia del escudo hoplita, era un escudo de cuerpo completo, era un rectángulo que llegaba por encima de la cabeza (en la conocida película “Gladiador” se pueden ver estos escudos y las formaciones que los romanos hacían con estos escudos).

Las flechas encendidas generalmente eran arrojadas al inicio de una batalla, en gran cantidad. La idea era no sólo dañar al enemigo, sino causarle pánico y confusión con una “lluvia de fuego”. Muchas flechas, aunque no llegaran al cuerpo del soldado, quedaban clavadas en el escudo, con su fuego encendido flameando el soldado podía entrar en pánico y arrojar su escudo. Del mismo modo, pensemos en que los ataques del Adversario muchas veces vienen como esa ola de flechas encendidas, que buscan no sólo dañar, sino crear pánico en los creyentes. El miedo puede hacernos arrojar nuestro escudo (nuestra fe) y así exponernos a un daño mayor.

Para poder afrontar estos ataques del enemigo, en la estrategia romana, se solían organizar grupos de soldados en cuadrados o rectángulos en los que los soldados de la primera fila colocaban los escudos uno al lado del otro para formar como una pared de escudos. Los soldados de la siguiente fila a veces subían sus escudos sobre la primera fila para hacer una pared aún más alta, otras veces, lo que hacían era formar un techo con los escudos de los soldados del centro, mientras que los de los costados unían sus escudos para proteger los flancos. De este modo armaban una “caja” con los escudos, en donde todos los soldados dentro quedaban protegidos contra las flechas encendidas, piedras, lanzas y cualquier cosa que les arrojara el enemigo. El éxito en la batalla muchas veces estaba dado por este trabajo en equipo en donde se organizaban de tal forma en que todos se protegían mutuamente. Del mismo modo, como cristianos, tenemos que aprender a luchar en equipo, en donde la fe de uno puede servir de escudo para el hermano o hermana y así todos podríamos mutuamente protegernos de los ataques del enemigo. Si alguno momentáneamente pierde la fe, podría ser protegido por la fe del otro. Por eso es fundamental que aprendamos no sólo a desarrollar nuestra propia fe, sino que aprendamos también a unir fuerzas con nuestros hermanos y hermanas en Cristo, no olvidemos que toda la carta a los efesios trata acerca de la unidad del Cuerpo de Cristo en la que Dios desea que vivamos.

y reciban el yelmo de-la salvación y la espada del Espíritu (que es una declaración de-DIOS),

El versículo comienza diciendo “y reciban”. El yelmo de la salvación y la espada, que es una declaración hecha por Dios, entran en un tercer grupo o categoría, son partes que deben ser “recibidas”. Aquí ya no se trata de “levantar” algo que ya ha sido hecho disponible, sino de “recibir” o “aceptar”, algo que es dado por Dios en el momento de la batalla.

5 – EL YELMO – LA SALVACIÓN: Pablo nos dice que debemos llevar puesto el “yelmo de la salvación”. Esto implica siempre reconocer a Cristo como el Salvador en toda situación, siempre tener presente que es Él el que nos “salva” de todo ataque, que nos da la fuerza para poder combatir contra estos seres espirituales de maldad.

La primera línea de defensa en la batalla es nuestro escudo, que es la fe. Si las flechas encendidas logran atravesar el escudo, aún nos queda toda la armadura dándonos protección. Hay momentos en que podemos decaer en la fe, dudar de las promesas de Dios para nuestro presente, desesperarnos porque pareciera que la ayuda de Dios no llega, o se tarda, y el Adversario nos está golpeando fuertemente, para esos momentos, se hace de mayor importancia el estar firmes en la convicción de que el Señor, como Salvador, está luchando por nosotros.

En Mt. 8:23-26 se nos relata que Jesús entró en una barca con sus discípulos y se levantó una tormenta que produjo olas que cubrían la barca, la situación era desesperante, pero Jesús estaba durmiendo. Los discípulos se desesperaron, pensaron que morirían, y fueron al Señor diciéndole “Señor, sálvanos, que perecemos”. Jesús hizo el milagro de reprender a los vientos y al mar (evidentemente era un ataque espiritual), y dijo a sus discípulos tener “poca fe”. Sin duda, la fe de estos discípulos no era suficiente para combatir en esa situación, de haber dependido de ellos, habrían muerto todos allí, pero reconocieron a Jesús como el Salvador, no sabían cómo, seguramente no se imaginaban que Jesús podría reprender a los vientos y el mar, pero, aun así, le pidieron “sálvanos” y Jesús los salvó. Aún si nuestra fe fallara, podemos ir a Cristo y pedirle, como éstos discípulos “sálvanos”, y él nos salvará.

Saber que Jesús está con nosotros, protegiéndonos, acompañándonos, cuidándonos, nos protege la cabeza, los pensamientos. Además, sabemos que Dios nos ha salvado por medio de Cristo y que las peores circunstancias que podamos vivir en esta era presente no se comparan con la gloria venidera en la que viviremos (Ro. 8:18; 2 Co. 4:17). Esta esperanza es una gran protección para nuestros pensamientos, pero si el Adversario logra derribar nuestra esperanza, y logra derribar nuestra confianza en que el Señor es quien nos trae salvación en toda situación, nuestra cabeza (nuestra mente y pensamientos) quedará vulnerable, el Adversario podrá fácilmente lograr implantar en nosotros pensamientos de derrota, amargura y desesperación que nos harán dudar del amor y bondad de Dios y nos llevarán a desviarnos del camino correcto.

6 – LA ESPADA DEL ESPÍRITU – UNA DECLARACIÓN DE DIOS: La última pieza mencionada es “la espada del Espíritu, que es una declaración de Dios”. La espada es nuestra arma ofensiva, la forma en que nosotros atacamos a los enemigos espirituales.

No hay que confundir “palabra” (en griego logos) con “declaración” (en griego rhëma). Logos refiere más bien a aquella palabra de Dios escrita, pero rhëma se refiere a aquello específicamente dicho o declarado. En este caso la rhëma de Dios no se estaría refiriendo a aquello que Dios específicamente nos “declara” en cuanto a la batalla que tenemos por delante.

Santiago nos da la promesa de que, ante una situación de prueba, podemos pedir sabiduría a Dios (sobre cómo enfrentar esa adversidad) y Dios la dará “abundantemente y sin reproche” (Stg. 1:5). Esta sabiduría es la “declaración” de Dios para la situación, la cual llega a nosotros por medio de nuestro mediador, Jesucristo. Dios da la sabiduría para enfrentar cualquier adversidad y cuando actuamos conforme a aquello declarado por Dios para la situación, estaremos venciendo a nuestros enemigos espirituales.

En toda guerra, existe un cuerpo de soldados que están a cargo de diferentes autoridades militares, estas autoridades (en un ejército bien formado) tienen más información que el resto de los soldados, organizan el plan de ataque o defensa en la batalla y tienen la responsabilidad de conducir a los soldados de modo de tener el mayor éxito en su lucha y que las pérdidas sean mínimas (o, idealmente, nulas).

La manera más efectiva que un soldado tiene de combatir es siguiendo las órdenes de sus superiores. En tiempos antiguos, el rey era quien tenía la máxima autoridad sobre los ejércitos, a su vez, el rey superior estaba a cargo de otros reyes, y éstos, a su vez, comandaban a los generales del ejército, los cuales, a su vez, comandaban a otras autoridades, como el centurión, por ejemplo, que era un “jefe de una centuria”, o sea, tenía 100 soldados a cargo.

Como vimos en el versículo 12, los seres espirituales de maldad están organizados con diferentes rangos de autoridad, y lo mismo con el ejército de Dios. Dios hoy es el Rey supremo, y ha puesto a Jesús como segundo al mando y como la “Cabeza” de todo el Cuerpo de Cristo y también de todos los seres espirituales que sirven a Dios. Es así que podemos entender que en el “ejército” de Dios vamos a tener diferentes autoridades, Dios es el Rey Supremo, pero ha elegido comunicarse con la humanidad a través de Cristo, por eso es que cada declaración de Dios pasa a través de Cristo, quien es “el Espíritu” y está dándonos sabiduría a través del don de espíritu santo que hay en nosotros. Ante una lucha espiritual, es fundamental que prestemos atención a cuáles son las instrucciones de nuestro “general” (Cristo), porque de ese modo podremos hacer daño a las huestes espirituales y tener victoria en la batalla.

La importancia de la oración

por-medio-de toda clase de oración y pedido orando en toda temporada, en espíritu, y por esto-mismo, estando-alertas con toda perseverancia y pedido con-respecto-a todos los santos.

Este versículo, nos habla de la oración, pero no como una instrucción separada del resto, sino como una continuación de lo dicho en el versículo 17. Este versículo comienza con la palabra griega dia (“por medio de”), que lo conecta directamente con el versículo anterior. No presenta una nueva idea, sino una continuación de lo dicho. Leamos los dos versículos juntos:

y reciban el yelmo de-la salvación y la espada del Espíritu (que es una declaración de-DIOS), por-medio-de toda clase de oración y pedido orando en toda temporada, en espíritu, y por esto-mismo, estando-alertas con toda perseverancia y pedido con-respecto-a todos los santos.

Lo que nos está comunicando este versículo es que “por medio de toda clase de oración y pedido” es que “recibimos” el yelmo de la salvación y la espada del espíritu. El poder y ayuda para recibir la salvación sobre la adversidad espiritual y la declaración de Dios que nos da sabiduría sobre cómo actuar en determinada circunstancia vienen por medio de la oración, de una constante oración a Dios con toda clase de oración y en toda temporada o toda ocasión.

Cristo, como Salvador, es quien protege nuestra cabeza y, a su vez, nos provee de la sabiduría proveniente de Dios para poder resistir y vencer en una lucha espiritual, y la forma de recibir esta protección y sabiduría es a través de la continua oración, no sólo en el momento de la lucha, sino en todo momento, no sólo orando por nosotros mismos, sino orando por todos los santos, todos los hermanos en Cristo.

Que la “declaración de Dios” viene por medio de la oración, es algo que también Santiago menciona (Stg. 1:5). Pero, además, podemos ver que, en el ministerio de Jesús, él se enfrentó a casos en los que, para poder echar fuera un demonio de un género específico, necesitó especial oración (Mt. 21:22). Jesús, en su vida en la tierra, fue un hombre que sostuvo muchas batallas contra el ejército espiritual del Maligno, él echó fuera muchos demonios y sanó a muchas personas, su fortaleza radicó en su obediencia y en su constante oración. No sabemos exactamente cómo oraba, pero la Biblia nos dice que oraba muchísimo (Lc. 6:12), sin dudas su oración incluía las necesidades de “todos los santos”. Pablo también, en Ro. 1:10, dice que él oraba continuamente por esos creyentes de Roma.

Pablo aquí nos instruye a orar con toda clase de oración y pedido, en toda temporada, en espíritu (lo cual incluye el hablar en lenguas) y también nos dice de “estar alertas” con toda perseverancia ¿perseverancia en qué? Por contexto, perseverancia en la oración, pidiendo por todos los santos. “Estar alertas” es una forma de alentarnos a no “dormirnos”, no dejar de orar. 1 Ts. 5:17 nos lo dice simple: “oren sin cesar”. ¡Esta es la forma en la que podemos estar fuertes y bien armados para la lucha espiritual!

Hch. 2:42 nos dice que todos los creyentes perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan en las oraciones, así es que sucedían milagros asombrosos entre ellos. En Ro. 12:12 Pablo también habla de ser “constantes en la oración”. En Ef. 1:16 también dice que él no dejaba de hacer mención de ellos (los efesios) en las oraciones. Col. 4:2 también nos exhorta a “vigilar” en oración. Incluso, en 1 Tim. 2:1, Pablo instruye a orar “por todas las personas” y menciona específicamente a las autoridades de un país o ciudad. Por todos lados en las Escrituras vemos el énfasis de Dios sobre la oración, ¡sin duda Dios quiere que oremos!

Con respecto a orar con “toda clase de oración”, David Guzik comenta: “Debemos usar toda clase de oración que se nos ocurra. Oración en grupo, oración individual, oración silenciosa, oración en voz alta, oración caminando, oración de rodillas, oración elocuente, oración en llanto, oración constante, oración ferviente – sólo oren.”

Los soldados romanos de tiempos antiguos son conocidos hasta estos días por su gran organización y estrategia para la batalla. Ellos no sólo estaban bien entrenados como individuos, sino que estaban perfectamente organizados como equipo. De hecho, gran parte del éxito en la batalla estaba en sus estrategias y trabajo en equipo y no tanto en las habilidades individuales. Estas estrategias eran posibles gracias a generales y capitanes sabios e inteligentes y a escuadrones que cumplían correctamente las órdenes de sus autoridades. Del mismo modo, como cristianos tenemos que aprender a obedecer las órdenes e instrucciones de nuestro Señor, quien es perfectamente sabio e inteligente para armar la estrategia de batalla, pero también deberíamos aprender a organizarnos en equipo y protegernos unos a otros para tener máxima efectividad en nuestras luchas espirituales.

Recordemos que a lo largo de toda la carta a los Efesios Dios habla de la unidad en Cristo, nos explica que judíos y no judíos fueron unidos en un solo Cuerpo espiritual del cual Cristo es la cabeza, así que no debemos pensar que la “lucha” espiritual es de uno contra uno, sino que se trata de todo el Cuerpo de Cristo luchando conjuntamente. Por supuesto, muchas veces nos encontramos luchando batallas personales, pero nunca hay que perder de vista que no somos “uno contra todos”, sino que Dios desea que formemos un equipo, un “escuadrón” que se une y se complementa estratégicamente para cuidarse mutuamente y tener el mayor impacto posible contra las filas enemigas. Una de las formas más efectivas de cuidarnos mutuamente, es la constante oración de unos por otros.

El servicio a Dios

Y orando por mí, para-que me sea-dada palabra en la apertura de-mi boca, que con libertad-de-expresión pueda dar-a-conocer el secreto-espiritual de-la buena-noticia, por la-cual actúo-como-embajador en cadena para-que, en esto, me-exprese-libremente, tal-como debo hablar.

Luego de decir que oren “por todos los santos”, Pablo especifica que se ore por él mismo. Por supuesto, él estaba incluido en “todos los santos”, pero por si alguno pensara que tal hombre de Dios como Pablo no necesitaba que oren por él, él aclara específicamente “y por mí”, como diciendo: “no se olviden de orar por mí”.

En esta batalla espiritual, la oración es muy, muy importante, es nuestra forma de combatir, no sólo por nosotros mismos, sino por los demás. En Ro. 15:30 Pablo alienta a los creyentes a “luchar junto conmigo en las oraciones”. En Hch. 12, leemos que Pedro estaba encarcelado, sentenciado a muerte, y en el versículo 5 se nos dice: “pero la Iglesia sin cesar hacía oración a Dios por él”, este versículo nos da a entender que Pedro fue liberado de la cárcel a causa de la incesante oración de los creyentes por él. Nunca deberíamos desestimar el poder de nuestra oración para poner en acción el poder de Dios y derrotar a los seres espirituales malignos.

Pablo pide que se ore específicamente “para que me sea dada palabra en la apertura de mi boca, que con libertad de expresión pueda dar a conocer el secreto espiritual de la buena noticia”. Aquí tenemos dos formas de interpretar el texto: 1) que Pablo pidiera que le fuera dada sabiduría de palabra al abrir su boca (o sea, al hablar); 2) que Pablo pidiera que se le sea dada la oportunidad para hablar la palabra y que al abrir su boca lo haga con libertad de expresión. A su vez, como comenté antes, la palabra griega parresia puede traducirse como “libertad de expresión” o como “valentía al expresarme”.

Pablo estaba en prisión, así que es probable que él tuviera pronto que comparecer en juicio ante el César. Quizá él tenía la idea de hablar sobre el secreto espiritual en medio de su defensa (recordemos que lo enjuiciaban, precisamente, por su predicación). Pablo entonces, quizá pide tener la oportunidad para hablar del secreto espiritual entre estas personas, o quizá pide tener la sabiduría para hablarles. Ya sea que se refiera a hablar delante de los magistrados, o que se refiera a su predicación en general, vemos que Pablo está pidiendo que se ore para que él pueda dar a conocer el secreto espiritual de la buena noticia.

Pablo podría haber pedido que oren para que él sea liberado, para que no lo golpeen tanto, o por muchas otras cosas más, pero muestra su amor por Dios y su compromiso por servir a Dios al pedir que se ore para que pueda dar a conocer el secreto espiritual. La buena noticia del reino de Dios era algo ya anunciado desde los tiempos de Moisés y los profetas (Ro. 1:1-2), pero esta buena noticia tenía una parte secreta, oculta por Dios, que fue revelada después de la ascensión de Cristo y que le fue especialmente confiada a Pablo para que la dé a conocer (Ef. 3:3-9).

Pablo pide que se ore por su ministerio, por aquello que Dios le encargó. Al dar a conocer el secreto espiritual de la buena noticia él estaba actuando como embajador, como representante de Cristo en la tierra, por lo cual él sentía que era un “deber” para él hablar libremente, francamente y valientemente sobre el secreto espiritual. A tal punto él estaba comprometido con esta responsabilidad, que en lugar de pedir que se ore por su liberación, o su bienestar, él pide que se ore para que él pueda hablar libremente y abiertamente de modo de poder cumplir su misión dada por Dios.

Recordemos que todo esto sigue en el contexto de la lucha espiritual. Al leer estos versículos, quizá siempre hemos hecho énfasis en las partes de la armadura y su significado, pero aquí Pablo dice que oren por él y por poder cumplir fielmente su servicio a Dios y lo dice dentro del contexto de la lucha espiritual. ¡Porque contra eso es contra lo que el Adversario lucha!

El Adversario intenta deshacer todo designio de Dios, se opone a todo lo que Dios hace, por eso, su principal objetivo es obstaculizar toda obra de Dios, atacando y obstaculizando a Sus obreros.

Al orar y apoyar el trabajo de quienes sirven a Dios, no sólo estamos ayudándolos a ellos ¡sino a todo el conjunto de cristianos! El Adversario ha sido muy efectivo en dividir al cristianismo en muchas religiones y denominaciones y en que cada uno vele por su propio bien, pensando que su relación con Dios depende sólo de su vida individual, perdiendo de vista que somos un Cuerpo en Cristo.

Dios nos diseñó para ser un Cuerpo en Cristo, para que estemos todos unidos y conectados, luchando juntos en la batalla espiritual. Aquellos fieles servidores que van al “frente” de la batalla (como lo fue Pablo) son los principales objetivos del Adversario, su derrota es una pérdida para todo el Cuerpo de Cristo, por eso es de vital importancia, dentro de la batalla espiritual, que apoyemos en todo lo que podamos a los que sirven fielmente a Dios, especialmente en la continua oración por ellos, y que también nosotros mismos hagamos nuestra parte en el servicio al que Dios nos ha llamado.

Dos capítulos antes, Pablo dijo:

EFESIOS 4:10-16 (MI TRADUCCIÓN)
|10| El que descendió es el mismo que también subió más-arriba-de todos los cielos para-así llenar todas las cosas.
|11| Y él-mismo dio, por-un-lado, a los apóstoles, también a los profetas, también a los predicadores-de-la-buena-noticia, también a los pastores y maestros,
|12| con-el-fin-de lograr el perfeccionamiento de los santos para que contribuyan a la obra de DIOS conforme a la tarea-asignada a cada uno, para edificación del cuerpo del Cristo.
|13| Hasta-que todos lleguemos a la unidad de-la fe y del conocimiento-correcto del Hijo de DIOS, a un hombre completo, a la medida de la adultez de la plenitud del Cristo,
|14| para-que ya-no seamos niños que están-siendo-sacudidos-por-las-olas y siendo-llevados-de-un-lado-a-otro por todo viento de la enseñanza que se origina en el fraude de los hombres, en su astucia para el método del error,
|15| sino que hablando-la-verdad en amor crezcamos en todas las cosas hacia Aquél Quien es la cabeza: Cristo,
|16| desde Quien todo el cuerpo, siendo-correctamente-conectado y consolidado mediante todas las junturas de la abundante-provisión, conforme a la energía en medida de cada parte individual, hace el crecimiento del cuerpo para la edificación de sí-mismo en amor.

Cada función de servicio es designada por el Señor Jesucristo y tiene un único propósito: que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento correcto del hijo de Dios. Y cuando existe esa unidad y todo el Cuerpo de Cristo está correctamente conectado y consolidado, cada uno recibirá energía espiritual de parte de Dios para hacer la tarea que se le asignó y eso va a edificar a todo el Cuerpo en conjunto y cuando todo el Cuerpo esté trabajando en conjunto, tendremos un escuadrón bien equipado y bien entrenado para poder hacer frente a toda adversidad espiritual.

NOTA: la información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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4 comentarios en «La completa armadura de Dios»

  1. Creo que, debes estar «orgulloso» de llamarte como el gran Apóstol Pablo….gran enseñanza sobre la Armadura de Dios…..es muy edificante.Gracias…Dios le Bendiga Poderosa mente.

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  2. Exelente trabajo, me ha sido de gran ayuda. Referente a la Palabra de Dios, siempre hay algo nuevo que aprender. Felicitaciones que el Senor te de aun más iluminación, entendimiento y mucha gracia. Bendiciones.

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