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EL MINISTERIO DE LA RECONCILIACIÓN

Por Pablo Pereyra

2 Corintios 5:18 (RVA)
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos ha dado el ministerio de la reconciliación:

Suelo usar este versículo para señalar cómo es que la mayoría de nosotros aceptamos ciertas doctrinas que hemos recibido sin prestar atención a los detalles de lo que leemos o lo que se nos enseña, y también lo uso para enseñar sobre la importancia de entender el contexto de cada pasaje de la Escritura.

Muchos cristianos leen este versículo y luego comentan “Dios nos encargó el ministerio de la reconciliación, por eso tenemos que reconciliar a los incrédulos con Dios”. Pero el contexto de este pasaje nos da una idea totalmente distinta.

El primer punto a mirar son los pronombres, ¿a quién se refiere Pablo al decir “nos ha dado…” ¿Ese “nos” se refiere a todos los creyentes o a un grupo en particular? Miremos unos versículos atrás:

2 Corintios 5:12 (RVA)
No nos recomendamos otra vez ante vosotros, sino que os damos ocasión de gloriaros por nosotros, con el fin de que tengáis respuesta frente a los que se glorían en las apariencias y no en el corazón.

Pablo hace diferencia entre “nos…” y “vosotros”. La iglesia de Corintios aquí es “vosotros”, así que el “nosotros” no puede referirse a todos los creyentes. El “nosotros” del que habla Pablo está especificado al principio de la carta:

2 Corintios 1:1 (RVA)
Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo; a la iglesia de Dios que está en Corinto, juntamente con todos los santos que están en toda Acaya:

En el 1:19 Pablo hace referencia al servicio de él, Silas y Timoteo. Entonces, cuando Pablo dijo “no nos recomendamos otra vez ante vosotros” ese “nos” puede referirse específicamente a él y a Timoteo, pero también podría estar usándolo en referencia a él y otros colaboradores en el servicio a Dios que fueron enviados por el Señor a predicar.

En el 3:6 Pablo dice:

2 Corintios 3:6 (RVA)
El mismo nos capacitó como ministros del nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu. Porque la letra mata, pero el Espíritu vivifica.

Lo que está diciendo es que él y a Timoteo (y probablemente refiriendo también a Silas, Tito y otros colaboradores) fueron capacitados por Dios para ser ministros. No está diciendo que TODOS los creyentes sean ministros calificados. De hecho, Pablo usa el “nos” varias veces en la carta para reforzar la idea de que lo que ellos predicaban venía de Dios, probablemente porque había creyentes que ponían en duda su autoridad como apóstol.

En el capítulo 4 igual:

2 Corintios 4:5 (RVA)
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor; y a nosotros, como siervos vuestros por causa de Jesús.

El “nosotros” claramente refiere a Pablo y Timoteo, que eran siervos “vuestros”, o sea, de los creyentes a los que dirige la carta.

Entonces, cuando Pablo dice, en el 5:18 que Dios “nos ha dado el ministerio de la reconciliación…” no se está refiriendo a TODOS los creyentes, sino a él y Timoteo (y quizá a otros colaboradores que estaban con él).

Otro punto que suele interpretarse mal es creer que el “ministerio de la reconciliación” consiste únicamente en llevar a un incrédulo a creer en Dios, pero esta idea se ve refutada en el mismo pasaje:

2 Corintios 5:16-20 (RVA)
|18| Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos ha dado el ministerio de la reconciliación:
|19| que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus transgresiones y encomendándonos a nosotros la palabra de la reconciliación.
|20| Así que, somos embajadores en nombre de Cristo; y como Dios os exhorta por medio nuestro, rogamos en nombre de Cristo: ¡Reconciliaos con Dios!

¿A quién le estaba hablando Pablo al decir “¡Reconciliaos con Dios!”? ¿A incrédulos o a creyentes? ¡Les hablaba a los creyentes de Corinto! Entonces, vemos que la reconciliación no es sólo para incrédulos, sino también para creyentes.

Entonces ¿qué es la reconciliación? La palabra “reconciliar” es en griego katallassö, que significa “restaurar una relación, reconciliar, cambiar de estado desde enemistad a amistad”.

Por supuesto, los que no creen en Dios no están teniendo una buena relación con Él, por eso, cuando aceptan a Jesús como Señor pasar a ser reconciliados con Dios. Pero los cristianos también podemos alejarnos de Dios, comenzando a tener un estilo de vida carnal y mundano. Dios no nos va a tomar como enemigos, pero si andamos en continuo pecado y desobediencia a Dios, somos nosotros los que estamos tratando a Dios como un enemigo, o con una relación rota. Por eso, el trabajo de reconciliación es tanto hacia incrédulos como hacia cristianos.

Pablo luego dice: “somos embajadores en nombre de Cristo” ¿A quiénes se refiere? ¿A todos los creyentes? ¡No! Como venimos viendo, el “nosotros” se refiere a él y Timoteo (y quizá otros ministros).

La palabra “embajadores” en griego es presbeuö, que es una palabra que era usada para describir a alguien que había sido enviado como representante de alguien más, de mayor autoridad. Pablo usa sólo dos veces esta palabra, una aquí y otra en Efesios 6:20, donde dice que él era “embajador en cadenas”.

Pablo no está diciendo que todos los creyentes sean embajadores para Dios, sino que él y Timoteo lo eran, porque habían sido enviados por el Señor para ese servicio de reconciliación. Jesús no va a enviar como representante de Él a una persona cuyo andar es desordenado. Una persona soberbia, maledicente, inmoral, odiosa, gritona, negligente, inconstante, etc., ¿cómo puede ser “representante” de Cristo?

Por supuesto, todos podemos (y deberíamos) predicar el evangelio de salvación y llevar a los incrédulos o creyentes a la reconciliación con Dios, pero no todos tenemos una asignación especial como representantes de Cristo y un ministerio o servicio especializado en reconciliar a los demás. Estamos en un Cuerpo en el que cada uno de nosotros tiene una función especial y un llamado particular para el servicio a Dios.

En definitiva, podemos ver cómo al estudiar en detalle las Escrituras y prestar atención a algo tan simple como un pronombre, el sentido de lo que leemos cambia por completo. Muchas doctrinas erróneas se generan tan sólo por no prestar a detalles muy pequeños y pasan de generación en generación sin que nadie se detenga a pensar en lo que le están enseñando.

Como cristianos, tenemos que orar a Dios por sabiduría y tratar de leer la Biblia con atención, reflexionar sobre lo que leemos, y examinar todo lo que se nos enseña, aún si fuera de una “eminencia” en la Palabra, porque todos somos humanos y comentemos errores.

Salmos 119:15-16 (RVA)
|15| En tus ordenanzas meditaré; consideraré tus caminos.
|16| Me deleitaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.

La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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