¿Por qué los cristianos no deberían festejar la Navidad el 25 de diciembre?
Acercándonos al fin de año, siempre existe una controversia entre cristianos, sobre si es correcto festejar la navidad o no. Hay quienes dicen que, puesto que Jesús no nació el 25 de diciembre, y esta era una fiesta pagana, no deberíamos celebrar esta fiesta. Por otro lado, otros cristianos afirman que, mientras tengamos a Cristo en el corazón, no importa la fecha, sino el hecho de que estemos festejando su nacimiento, porque Dios mira nuestro corazón.
Ahora bien, más allá de las opiniones o razonamientos de cada persona, para establecer cuál es la voluntad de Dios al respecto, necesitamos revisar las Escrituras. Por supuesto, no hay un versículo específico que diga que no hay que festejar el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre, pero quizá encontremos la guía necesaria para entender si es la voluntad de Dios que festejemos este día o no.
¿Qué es la «Navidad»?
La palabra en español «navidad» viene del latín nativitas, que significa «nacimiento». De ahí, la palabra «Navidad» se usa para hacer referencia al día de nacimiento de Jesús.
¿Está mal celebrar el nacimiento de Jesús?
En los escritos de los cristianos del primer siglo, generalmente denominados como «padres de la iglesia» vemos que ellos no celebraban el día de nacimiento de Jesús, sino más bien su muerte y resurrección.
Con este dato algunos argumentan que está mal celebrar el día de nacimiento de Jesús. Además, se suele argumentar que como en la Biblia no hay registros de gente creyentes festejando sus propios cumpleaños, o el de Jesús, entonces está mal hacerlo.
No obstante, no tenemos ningún mandamiento de Dios a no festejar un cumpleaños, ni nada que nos indique que está mal delante de Dios hacerlo.
El que la Biblia no mencione algo no quiere decir que esté mal hacerlo. De hecho, si todo lo que la Biblia no permite expresamente fuera «malo», entonces no deberíamos usar celulares, redes sociales, computadoras, autos, aviones, cocinas, televisión, comer helado, y un largo etc.
No podemos decir que algo está mal sólo porque la Biblia no lo mencione, o no lo permita expresamente.
Colosenses 2:16-17 (RVA)
|16| Por tanto, nadie os juzgue en asuntos de comida o de bebida, o respecto a días de fiesta, lunas nuevas o sábados.
|17| Todo ello es sólo una sombra de lo porvenir, pero la realidad pertenece a Cristo.
En el Antiguo Testamento, Dios había dado mandamientos con respecto a la observación de ciertas festividades y días de reposo. Para el tiempo en que Jesús resucitó, ya dejó de ser obligatorio observar estas fiestas, ya que, como dice el apóstol Pablo en Colosenses, estas cosas eran una «sombra» de lo porvenir, en otras palabras, las festividades comandadas por Dios eran para señalar la obra que Él haría en Cristo, algo que ya fue hecho.
Entonces, algunos judíos que creían en Jesús que aún observaban estrictamente las festividades, podían estar juzgando a quienes no lo hacían. Por eso Pablo dice aquí «nadie os juzgue», esto quiere decir «no dejen que nadie los juzgue por estas cosas». Antes de Jesús, no celebrar las fiestas era un pecado, pero venido Jesús, no hay problema si alguien no quiere celebrar estas fiestas.
Romanos 14:5-6 (RVA)
|5| Mientras que uno hace diferencia entre día y día, otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté convencido en su propia mente.
|6| El que hace caso del día, para el Señor lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.
Aquí Pablo nos dice que si alguien hace diferencia entre un día y otro para el Señor, está bien, y si alguien no hace diferencia y lo hace para el Señor ¡también está bien!
Lo importante es hacer las cosas para el Señor. Si yo quiero hacer una cena especial y una celebración en un día especial para el Señor, observando un día en particular y «comiendo» una comida especial haciéndolo honor, para Dios está bien, y si no lo hago, ¡no hay problema!
Ahora bien, el problema que tenemos con el festejo de la Navidad, tal como se lo hace en estos tiempos, no radica en el hecho de querer celebrar el nacimiento de Jesús, sino en cómo y cuándo se lo hace.
¿Qué día nació Jesús?
La Biblia no menciona directamente la fecha de nacimiento de Jesús, no obstante, si la estudiamos con detenimiento, prestando atención a ciertos detalles y unimos las piezas del rompecabezas con los relatos históricos de los tiempos de Jesús, podemos llegar a una fecha muy precisa.
El año de nacimiento de Jesús
La Biblia nos dice, en Lucas 3:1 y 23, que Jesús comenzó su ministerio siendo “como de treinta años,” lo cual, en la forma de hablar de aquella época, no expresa duda en su edad, sino que afirma que estaba en sus 30 años y que no los había completado (o sea, no había llegado a los 31). Tenía 30 años en el decimoquinto año del imperio de Tiberio. Conforme a los registros históricos, el año en que Tiberio pasó a ser emperador de Roma (19 de Agosto del 14 d.C.) es contado como el primer año de gobierno de Tiberio, el cual comienza a contarse desde el 1de Tishrei. El primer año de gobierno habría sido, entonces, desde el 1 de Tishrei del 14 d.C. hasta el 1 de Tishrei del 15 d.C.
Entonces, el decimoquinto año de gobierno sería desde el 1 Tishri del 27 d.C. hasta el 1 Tishrei del 28 d.C.
Si Jesús tenía alrededor de 30 años cerca del comienzo del decimoquinto año del emperador (como era contado por las personas del este), entonces su nacimiento fue en el año 3 a.C.
La época del Censo
Lucas nos dice que José y María iban a Jerusalén a registrarse en un censo, esto sugiere que Jesús nació en verano o principios del otoño, ya que difícilmente los romanos habrían ordenado un censo a principios de la primavera o a fines del otoño, ni mucho menos en invierno, en época de lluvia. El erudito William Ramsay, en su libro “Born at Bethlehem” muestra que el tiempo normal para los censos romanos era desde agosto hasta octubre.
El sacerdocio de Zacarías
Lucas 1:5-8 (RVA)
|5| En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías. Su esposa era de las hijas de Aarón y se llamaba Elisabet.
|6| Ambos eran justos delante de Dios y vivían irreprensiblemente en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.
|7| No tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.
|8| Aconteció que, cuando Zacarías ejercía el sacerdocio delante de Dios, en el turno de su clase,
|9| conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó por sorteo entrar en el templo del Señor para quemar el incienso.
Durante el tiempo de Jesús había 24 órdenes o clases sacerdotales que servían en el templo, éstas están enumeradas en 1 Crónicas 24:1-19, que nos dice que la orden de Abías (a la cual pertenecía Zacarías), era la octava (1 Cr. 24:10).
Las 24 familias originales establecidas por David realizaron sus servicios en el templo hasta que los babilónicos destruyeron el santuario en el siglo 6 a.C. Cuando los judíos volvieron a Palestina reconstruyeron el templo, pero descubrieron que sólo quedaban representantes de cuatro de las veinticuatro clases originales (Esdras 2:36-39).
Bajo la autoridad de Esdras los cuatro que quedaban fueron divididos nuevamente en 24. Entonces una nueva serie de 24 comenzó a administrar en el templo, y aunque eran diferentes familias, se decidió que retuvieran los nombres que tuvieron originalmente en los tiempos de David.
Estas veinticuatro órdenes servían una vez a la semana en los servicios del templo en dos épocas diferentes del año. La primera familia de sacerdotes comenzaba su administración el mediodía del Sabbat (sábado) y hacían el cambio al mediodía del siguiente Sabbat (2 Crónicas 23:8). Entonces, la segunda clase comenzaba en la segunda semana, la tercera en la tercera semana, etc.
En 24 semanas (unos 6 meses) se completaba el ciclo de servicio de todas las clases y se volvía a comenzar el ciclo. En 48 semanas cada clase habría servido dos veces en el templo durante el año.
En nuestro calendario solar tenemos 52 semanas en el año, sin embargo, el calendario judío es lunar-solar, en años comunes sólo tiene 51 semanas, cada tanto debían añadir un mes extra, de 30 días, para mantenerse alineados con los movimientos solares.
Como los sacerdotes servían durante 48 semanas, sobraban 3 o 4 semanas al año. ¿Qué hacían entonces?
Había tres grandes épocas santas en el calendario judío: la Pascua, Pentecostés y la fiesta de los Tabernáculos, y en esos tiempos había grandes multitudes en Jerusalén, por lo que David ordenó que las veinticuatro clases sirvieran juntas en la semana de Pascua, la semana de Pentecostés y la semana de la fiesta de los Tabernáculos.
En el caso de Zacarías se dice que él estaba ejerciendo su función “conforme a la costumbre del sacerdocio” (Lc. 1:9), esto indica que no era en período festivo, ya que en estas ocasiones no se respetaba el orden.
La primera orden sacerdotal comenzaba a servir en el primer día del calendario judío, el 1 de Nisan, y comenzaba su segundo ciclo de servicio el 1 de Tishrei.
Como Zacarías era de la orden de Abías, debe haber estado sirviendo en la octava semana o en la decimosexta. Esta orden servía una vez a finales de la primavera y otra a fines del otoñó.
En el 3 a.C. el 1 de Nisan se correspondió con el final del 28 de marzo y principio del 29 (ya que los judíos cuentan los días a partir de la puesta del Sol). Las tareas sacerdotales de la primera clase comenzarían, según la costumbre judía, al mediodía del Sabbat anterior, que fue el 24 de marzo. Entonces, el octavo curso, habría servido desde el 19 de mayo hasta el 26 de mayo. Al quedar mudo, Zacarías habría quedado relevado de su tarea sacerdotal (conforme a lo establecido en Lv. 21:16-23), así que pronto habría regresado a su casa.
Suponiendo entonces, que Elizabeth concibió entre el 26 de mayo y el 1 de Junio, tomando en cuenta el período normal de gestación, que es de 280 días, el nacimiento de Juan el Bautista habría sido cerca del 10 de Marzo del 3 a.C.
Lucas 1:24-31 (RVA)
|24| Y después de aquellos días su mujer Elisabet concibió y se recluyó por cinco meses, diciendo:
|25| —Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres.
|26| En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret,
|27| a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David. El nombre de la virgen era María.
|28| Cuando entró a donde ella estaba, dijo: —¡Te saludo, muy favorecida! El Señor está contigo.
|29| Pero ella se turbó por sus palabras y se preguntaba qué clase de salutación sería ésta.
|30| Entonces el ángel le dijo: —¡No temas, María! Porque has hallado gracia ante Dios.
|31| He aquí concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
Aquí vemos que Elizabet estaba en su sexto mes de concepción cuando concibió María. Ya que la fecha probable de nacimiento de Juan el Bautista sería el 10 de marzo del 3 a.C., el nacimiento de Jesús habría sido en septiembre del 3 a.C.
Claro que también existe la posibilidad de que Lucas haga referencia al segundo período de servicio de Zacarías, a fines del otoño. De ser así, Juan habría nacido en septiembre y Jesús a principios de marzo.
Sin embargo, como hemos dicho, Jesús nació durante el período del censo que mandó el César, el cual, según expone Ramsay, habría sido desde agosto hasta octubre. Por lo tanto, esto nos da un fuerte indicio de que Jesús nació el septiembre.
Aun considerando la segunda opción, de que Jesús naciera a principios de marzo, queda claro que, la fecha del 25 de diciembre está muy lejos de ajustarse a la enseñanza de las Escrituras.
Pero tenemos aún más datos sobre el nacimiento de Jesús.
La señal en el cielo de Apocalipsis 12
Apocalipsis 12:1-5 (RVA)
|1| Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol y con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.
|2| Y estando encinta, gritaba con dolores de parto y sufría angustia por dar a luz.
|3| Y apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón rojo que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas tenía siete diademas.
|4| Su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. El dragón se puso de pie delante de la mujer que estaba por dar a luz, a fin de devorar a su hijo en cuanto le hubiera dado a luz.
|5| Ella dio a luz un hijo varón que ha de guiar todas las naciones con cetro de hierro. Y su hijo fue arrebatado ante Dios y su trono.
Esta escena descripta, por supuesto, es simbólica. Si bien este relato está en el libro de Apocalipsis, que relata hechos futuros, el capítulo parece estar conectando hechos del pasado con sucesos que están por venir. Esto es parte de cómo Dios actúa y deja Sus mensajes proféticos.
En la Biblia encontraremos muchos eventos del pasado que son figuras de cosas futuras, por ejemplo, la fiesta de la Pascua era para celebrar un hecho pasado (la salida de Egipto), pero, a la vez, estaba refiriendo a un hecho futuro (la Salvación por medio de la muerte de Jesús).
En este caso Juan relata una señal «en el cielo». El libro de Génesis nos dice que Dios creó los astros como «señales» para separar el día y la noche, los tiempos y estaciones (Gn. 1:14). Por lo tanto, las señales que relata aquí Juan podrían ser posiciones de los astros.
Esta señal fue estudiada por Ernest Martin, quien fuera historiador, arqueólogo y teólogo, sus hallazgos están bien documentados en el libro «The Star of Bethlehem».
Puesto que Apocalipsis 12 nos dice que el Sol y la Luna estaban en medio de esta mujer, la mujer podría ser una constelación y esto encajaría perfectamente con la constelación de Virgo (la virgen). Puesto que Jesús debía nacer de una virgen, es lógico que Dios quisiera representar su nacimiento con la constelación de Virgo.
Durante el año de nacimiento de Jesús (3 a. C.), el Sol entró en su curso anual a través de las estrellas en la parte de la cabeza de la constelación de Virgo alrededor del 13 de agosto y salió por sus pies el 2 de octubre.
Juan nos dice que la mujer estaba «vestida de Sol», lo cual nos hace pensar que el Sol estaba entre el cuello y las rodillas de Virgo. Esto sucedió en un período de 20 días, entre el 27 de agosto y el 15 de Septiembre, y estas fechas encajan perfectamente con lo que vimos previamente en base al sacerdocio de Zacarías.
Juan también nos dice que la Luna estaba bajo sus pies. Los pies de Virgo representan los últimos 7 grados de la constelación. La Luna tuvo que haber estado posicionada en esa zona al mismo tiempo que el Sol estaba en la parte central.
Durante el 3 a. C. estos dos factores sucedieron simultáneamente (según se podía ver en Palestina, o en la isla de Patmos), el en crepúsculo del 11 de septiembre, entre las 18:15hs. y las 19:45hs. Este es el único día en todo el año en que se pudo observar esta señal y las fechas encajan perfectamente con el período deducido con el sacerdocio de Zacarías.
Este horario encaja con el relato de Lucas:
Lucas 2:8-11 (RVA)
|8| Había pastores en aquella región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño.
|9| Y un ángel del Señor se presentó ante ellos, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y temieron con gran temor.
|10| Pero el ángel les dijo: —No temáis, porque he aquí os doy buenas nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo:
|11| que hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor.
En Apocalipsis 12, Juan también dice que la mujer tenía sobre su cabeza “una corona de doce estrellas.” El profesor Thorley ha demostrado que en ese día hubo exactamente 12 estrellas visibles desde la Tierra, lo cual se puede observar en el Atlas de Norton.
La fiesta de las trompetas
Lo que es aún más asombroso en todo esto es que ese día, el 11 de Septiembre del 3 a.C., en el calendario judío fue el 1 de Tishrei, que es el comienzo del año judío y es el día de la fiesta de las trompetas.
El 1 de Tishrei siempre es representativo de un nuevo comienzo. El día en que Noé quitó la cubierta del Arca fue 1 de Tishrei (Gn. 8:13), fue el “nuevo nacimiento” de la Tierra, luego del Diluvio.
Muchos judíos incluso creen que ese fue el primer día de creación en Génesis. Antiguamente el 1 de Tishrei era el primer día del primer mes del año, tiempo después, Tishrei pasó a ser el séptimo mes, y el primer día pasó a ser un día de santa convocación que debía conmemorarse al son de las trompetas (Lv. 23:24; Nm. 29:1), y por eso era llamado “el día de las trompetas.”
El 1 de Tishrei fue contado como el día de inauguración del reinado de muchos reyes de Judá. Además, la asunción de un rey siempre era acompañada con trompetas (1 R. 1:34; 2 R. 9:13;11:11).
Entre los judíos, cada inicio de mes era anunciado con trompetas, y en el séptimo mes (Tishrei) se tocaba la séptima trompeta, que era la última en ser tocada, porque a partir de allí comenzaban los meses festivos. Noten cómo encaja este simbolismo en Apocalipsis 11, cuando se toca la séptima trompeta:
Es así que el nacimiento de Jesús fue justamente el 1 de Tishrei, del 3 a. C., entre las 18:15hs y las 19:45hs. Ese día era el día de las fiesta de las trompetas, el día en que se celebraba un nuevo comienzo, el día en que se festejaba la asunción de un nuevo rey. El nacimiento de Jesús dio comienzo a una nueva era, siendo él el nuevo Rey designado por Dios para gobernar el mundo. ¡Todo encaja a la perfección!
Los eventos importantes de la vida de Jesús, todos fueron anunciados y profetizados por Dios a través de las fiestas que Él instituyó. Su nacimiento fue el día de la fiesta de las trompetas. Su muerte fue en el mismo instante que se estaba sacrificando el cordero de Pascua (Lv. 23:5-6; Jn. 19:14; 1 Co. 5:7). Su resurrección fue en el día de la ofrenda mecida (Lv. 23:11; Lc. 24:1). El primer recibimiento del don de espíritu santo fue el día de Pentecostés (Éx. 34:33; Hch. 2:1). Cada evento importante de la vida de Jesús y del plan de Dios está marcado con una de estas fiestas.
Siendo así, entendemos que todo el pueblo de Israel ha estado celebrando el nacimiento de Jesús cada año ¡aún siglos antes de que él naciera!
¿Cuándo festejar el nacimiento de Jesús?
Por todo lo que hemos visto, no hay nada malo en festejar el nacimiento de Jesús, ni tampoco es obligatorio, pero si queremos hacerlo, lo más lógico es hacerlo conforme a las fiestas que Dios instituyó para Israel, usando el 1 de Tishrei del calendario judío como punto de referencia.
Como el calendario hebreo es diferente al gregoriano (el que usamos actualmente), cada año el 1 de Tishrei caerá en diferentes fechas, el día en que los judíos celebran el año nuevo, ese es el día en que podemos rememorar y celebrar el nacimiento de Jesús, claro está, de forma especial, ya que cada día deberíamos recordar y celebrar que Dios le ha enviado al mundo para salvarnos y que él obedeció plenamente a Dios, sufriendo la cruz para que nuestros pecados sean perdonados y tengamos acceso a la vida perpetua en el reino venidero.
¿Por qué se festeja la navidad el 25 de diciembre?
El 25 de diciembre ha sido, desde tiempos remotos, una festividad de los pueblos paganos. Antiguas culturas lo mencionan entre sus rituales astrológicos, especialmente en adoración al dios Sol, el cual tuvo diferentes nombres en diferentes culturas. Por ejemplo, para los Romanos fue «Apolo», para los griegos «Helio», los persas lo llamaban «Mitra», por mencionar algunos.
Algunas culturas creían que el dios del sol había nacido en el día del solsticio de verano, alrededor del 21 de diciembre, otras culturas creían que había muerto en ese día. Notablemente, son muchas las religiones paganas que rendían algún tipo de culto al Sol en esas fechas. Por ejemplo, en el imperio Inca también se hacía una celebración al dios del Sol a fines de diciembre.
Costumbres actuales provenientes de celebraciones paganas
El 25 de diciembre los romanos celebraban una fiesta llamada Natalis Solis Invicti(«Nacimiento del Sol Invicto»), asociada al nacimiento del dios Apolo. A este día luego lo llamaron bruma, para el año 45 a. C.
Días antes de la celebración a Apolo, ellos celebraban otra fiesta, llamada Saturnalia, que se hacía en honor a Saturno, el dios que protegía los sembrados y el trabajo agrícola. La fiesta duraba unos 7 días entre el 17 y 23 de diciembre. Para esta celebración los romanos postponían sus negocios, e incluso las batallas en la guerra, y hacían intercambio de regalos. La gente encendía lámparas de aceite, se vestía con su mejor ropa y hacían cenas de gala en espera a la celebración del dios del Sol. Algunos también liberaban temporalmente a sus esclavos. Las familias reunidas esperaban el amanecer del 25 de diciembre, con música, canto y baile.
Los germanos y escandinavos celebraban el 26 de diciembre el nacimiento de Frey, que era el dios del sol naciente, la lluvia y la fertilidad. En esta celebración adornaban un árbol que representaba a Yggdrasil («árbol del Universo»). El día de la fiesta cantaban y bailaban alrededor del árbol y se repartían regalos.
Los incas también celebraban al dios Sol en diciembre (el dios Inti). Ellos lo festejaban también durante el solsticio, en el 23 de diciembre y los aztecas celebraban el advenimiento de Huitzilopochtli, dios del Sol y de la guerra, entre el 7 y 26 de diciembre de nuestro calendario.
El comienzo de la Navidad en el cristianismo
El registro más antiguo que se tiene de que se celebrara el nacimiento de Jesús un 25 de diciembre data e cerca del año 200 d. C. en escritos de Clemente de Alejandría, pero, este día habría sido popularizado alrededor del año 221 d. C. por Sexto Julio Africano, un escritor e historiador del tercer siglo. Más tarde sería establecido como día de festejo del nacimiento de Jesús en la época del concilio de Nicea I, en el año 325.
Si investigas a fondo, verás que muchos pueblos paganos celebraban al dios del Sol y u otras deidades en estas fechas. Estas fiestas y costumbres son de origen puramente pagano.
Pero, a medida que en Roma se fue estableciendo la creencia en Jesús como religión oficial, en el intento de «evangelizar» a los paganos y evitar conflictos, se fueron adoptando sus celebraciones paganas con la idea de «resignificar» esos rituales.
En el año 350, por ejemplo, el papa Julio I hizo que se comenzara a festejar el 25 de diciembre el «Natalis Solis Invicti«, alegando que Jesús es el «Sol de justicia que alumbrará al mundo con su resplandor». De este modo, los romanos seguían festejando su fiesta pagana, pero con un «nuevo significado».
Tiempo después, el papa Liberio, en el año 354, decreta ese día como el día de nacimiento de Jesús (¡lo decretó!).
Santa Claus / Papá Noel
Por supuesto, la imagen de Santa Claus (también conocido como «San Nicolás»» o «Papá Noel») nada tiene que ver con la Biblia y el cristianismo, pero es útil repasar rápidamente su origen.
Este es un personaje mítico, por supuesto, basado en la historia de Nicolás de Bari, un obispo cristiano del siglo IV, del cual se cuenta que tenía especial afinidad con los niños.
Se cree que el personaje de Santa Claus nace alrededor del año 1624, cuando inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam y llevaron su tradición del «Sinterklaas», un personaje mítico celebrado en los Países Bajos, que da regalos a los niños.
Con el tiempo, diferentes autores y poetas fueron describiendo a Santa Claus como un hombre gordo, ágil, que regala juguetes a los niños, que viste de rojo y blanco y que viaja en un trineo tirado por 8 renos.
A fines del siglo XIX, la empresa Lomen Company creó un anuncio publicitario que dio lugar a la tradición de que Papá Noel viene del Polo Norte en el trineo tirado por los renos. Luego, en el siglo XX, Coca Cola encargó al pintor Haddon Sundblom que remodelara la figura de Papá Noel para hacerlo más «humano y creíble». Si bien Coca Cola no fue quien inventó los colores rojo y blanco del vestido de Santa Claus, sin dudas contribuyó mucho a popularizarlo.
La paganización y materialización del cristianismo
Tal como podemos ver ante todos estos datos, el festejo de la Navidad el 25 de diciembre y todas las costumbres circundantes, de la cena, música, regalos, árboles decorados y «Santa Claus» no son más que imágenes paganas que son usadas bajo la excusa de estar celebrando el nacimiento de Jesús.
El nacimiento, vida y muerte de Jesús tuvo lugar para que nosotros podamos, por medio de la fe en él, tener el más grande regalo que Dios podía dar, que es el regalo de la vida perpetua en el reino venidero. Pero en estas fiestas, lo que prima es el regalo material, dejando muy lejos el mensaje de redención en Cristo.
A través de esta celebración el Diablo ha hecho un gran trabajo en traspasar toda la simbología pagana hacia el cristianismo, borrando de la memoria de la gente no sólo el significado de la vida de Jesús para la humanidad, cambiándolo por una celebración materialista, sino también haciéndole olvidar por completo la fecha misma que las Escrituras nos señalan como día de nacimiento de Jesús.
Para colmo, en estas fechas gente totalmente incrédula festeja junto con el creyente y muchas familias que no se soportan entre sí y no se acuerdan unos de otros durante los otros 364 días del año, van a juntarse hipócritamente ese día para estar «juntos» en la celebración.
Excusas del cristiano
Ahora bien, muchos cristianos van a decir que ellos no celebran a Santa Claus, que ellos sí recuerdan a Jesús en este día y su sacrificio por nosotros. Van a decir que ellos celebran con sus seres queridos y aprovechan esta fiesta para hablar de Jesús a los incrédulos.
No niego que las intenciones pueden ser muy buenas, pero la buena intención no es sinónimo de hacer lo correcto, la Biblia nos dice:
Proverbios 14:12 (RVA)
Hay un camino que al hombre le parece derecho, pero que al final es camino de muerte.
Que algo nos parezca correcto, o lo «sintamos» como correcto, no significa que lo sea. Jesús no tiene nada que ver con todas estas celebraciones.
Hay quienes dicen, también, que ellos no le dan un significado especial al árbol, las luces y las decoraciones, que sólo lo hacen porque «les gusta». Pero, de ser así ¿por qué no poner el árbol en Marzo, o Agosto? ¿Por qué no tener las luces y árbol todo el año? En el momento que estás armando un árbol y poniendo luces y decoraciones en las fechas que lo hacen los demás, estás mostrando que no lo haces sólo porque te gusta, sino que le estás dando un significado a las fiestas y tradiciones.
Yugo desigual
2 Corintios 6:14-18 (RVA)
|14| No os unáis en yugo desigual con los no creyentes. Porque ¿qué compañerismo tiene la rectitud con el desorden? ¿Qué comunión tiene la luz con las tinieblas?
|15| ¿Qué armonía hay entre Cristo y Belial? ¿Qué parte tiene el creyente con el no creyente?
|16| ¿Qué acuerdo puede haber entre un templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
|17| Por lo cual, ¡Salid de en medio de ellos, y apartaos! dice el Señor. No toquéis lo impuro, y yo os recibiré;
|18| y seré para vosotros Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.
La Biblia nos advierte a no unirnos en yugo con el incrédulo, esto significa, no ir en la misma dirección ¡y eso es exactamente lo que ha hecho la gente al adoptar estas fiestas y tradiciones paganas! Al intentar usar las festividades paganas para «resignificarlos» en celebraciones cristianas, lo que están haciendo, en realidad, es unirse en yugo con el incrédulo.
No hay ningún acuerdo entre el templo de Dios y el de los ídolos, así que no puede haber un acuerdo y unificación entre las fiestas de Dios y las fiestas paganas. Dios dice «¡Salid de en medio de ellos y apartaos!»
¿Cómo te sentirías?
A veces sirve, para la reflexión, pensar de forma práctica. ¿Qué pasaría si alguien decidiera festejar tu día de cumpleaños en el día que cumple años un enemigo, o una persona a la que detestas? ¿Te sentirías bien si un ser querido tuyo te dice «feliz cumpleaños» y hace una fiesta en un día que es sabido que es cumpleaños de tu enemigo? ¡Eso es lo que la gente le está haciendo a Jesús al celebrar el 25 de diciembre!
¡No seas amigo del mundo!
Santiago 4:4 (RVA)
¡Gente adúltera! ¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, cualquiera que quiere ser amigo del mundo se constituye enemigo de Dios.
1 Juan 2:15-17 (RVA)
|15| No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él;
|16| porque todo lo que hay en el mundo—los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida— no proviene del Padre sino del mundo.
|17| Y el mundo está pasando, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
Celebrar la Navidad el 25 de diciembre, junto con el resto del mundo es constituirse «amigos» del mundo, de sus costumbres, de sus tradiciones, de prácticas que no agradan a Dios.
Ahora bien, Dios no sólo no quiere que participemos de estas fiestas, ¡tenemos que reprenderlas!
2 Juan 1:10-11 (RVA)
|10| Si alguien va a vosotros y no lleva esta doctrina, no le recibáis en casa, ni le digáis: “¡Bienvenido!”
|11| Porque el que le da la bienvenida participa de sus malas obras.
Este versículo, en su contexto, no nos está diciendo que echemos de casa a todo el que no crea en Dios, pero nos señala el hecho de que nosotros no tenemos que dar la bienvenida a doctrinas erróneas y ofensivas a Dios.
Yo no voy a permitir que en mi casa se celebre una fiesta de origen pagano, ni voy a darle mi aprobación a quienes lo hagan. Si me dicen «feliz Navidad», devolver el saludo sería una forma de dar la bienvenida a su creencia. Mi respuesta suele ser cordial, pero firme: «yo no festejo la Navidad».
1 Timoteo 5:22 (RVA)
No impongas las manos a ninguno con ligereza, ni participes en pecados ajenos; consérvate puro.
Celebrar una fiesta pagana, sin dudas es pecado, la Escrituras es clara: nosotros, no sólo no debemos pecar, sino que no tenemos que participar con los que lo hacen.
Efesios 5:10-11 (RVA)
|10| Aprobad lo que es agradable al Señor
|11| y no tengáis ninguna participación en las infructuosas obras de las tinieblas; sino más bien, denunciadlas.
En este versículo la palabra griega que se traduce «denunciadlas» es elegchö, que primariamente significa «exponer, traer a la luz, dar a conocer». Tiene amplia variedad de significados, pero nos está dando a entender que no sólo no deberíamos participar de obras infructuosas de las tinieblas, sino exponerlas.
A veces no queremos decir lo que pensamos para no quedar mal, o vamos a celebrar Navidad u otros eventos con familiares para luego no tener discusiones o ser mal vistos, pero de este modo, no estamos haciendo la voluntad de Dios, no estamos mostrando nuestra firmeza en la fe, no estamos dando el ejemplo que Dios desea de nosotros. Si queremos producir un cambio, ¡tenemos que dar el ejemplo!
En conclusión
Como hemos visto, la Biblia y la historia nos dan datos de sobra para saber que Jesús nació el 1 de Tishrei del 3 a. C., en el día de la fiesta de las trompetas, y que el 25 de diciembre era una fiesta de adoración pagana al dios Sol que fue introducida al cristianismo junto con otras costumbres paganas.
Si vamos a celebrar el día de nacimiento de Jesús, podríamos hacerlo en la fiesta que Dios mismo instituyó, el 1 de Tishrei, recordando la obra de salvación y redención que Dios hizo en Cristo por nosotros.
El 25 de diciembre no tiene nada que ver con Jesús, festejar ese día es faltar el respeto a Jesús, es festejar su «cumpleaños» en el día de «cumpleaños» de los dioses paganos.
En lugar de participar de las obras de las tinieblas, tenemos que exponerlas, aprovechar estas fiestas para mostrar al mundo que somos diferentes, que conocemos la Verdad de Dios y que estamos dispuestos a honrar a Dios y Su Verdad por encima de la opinión de los demás, aún de los familiares.
Y si alguien se ofende porque no celebramos con ellos, es mejor ofender a la gente que a Dios, porque Dios es nuestro único Juez,
1 Pedro 4:11 (RVA)
Si alguien habla, hable conforme a las palabras de Dios. Si alguien presta servicio, sirva conforme al poder que Dios le da, para que en todas las cosas Dios sea glorificado por medio de Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén.
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
Si esta publicación te bendijo, por favor ayúdame orando por mi servicio a Dios, compartiendo esta página con tus amigos y seres queridos y dándole tu «me gusta» a la página de Facebook de «En Honor a Su Verdad»
Ante cualquier duda o consulta, puedes contactarte conmigo por e-mail a [email protected] o por mensaje privado en mi Facebook personal
2 comentarios en «¿Por qué los cristianos no deberían festejar la Navidad el 25 de diciembre?»
El tema del nacimiento de Yashua es único. Ya sabía que el había nacido en otra fecha pero tú lo aclara muy bien en el tema y con texto. Muchas gracias.
¡De nada! ¡Bendiciones!