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NO PIDAS UN JABÓN SI AÚN NO TE HAS ENSUCIADO LAS MANOS

Por Pablo Pereyra

¿Para qué sirve el jabón? Obviamente, para quitar suciedad y desinfectarnos. Pero ¿de qué serviría si jamás nos ensuciáramos? Bueno, es cierto que hay jabones con formas y colores que se usan para decorar un espacio, pero esa no es la función original del jabón, el jabón es realmente útil cuando lo usamos para limpiar la suciedad.

¿Y por qué hablar del jabón? Pienso que esto podría ser un buen ejemplo para compararlo con nuestro deseo de que Dios nos de Su “poder”. Todos queremos hacer milagros y sanidades y estar llenos del poder de Dios, pero ¿cuántos realmente están dispuestos a meterse en el “barro” y ensuciarse haciendo Su voluntad?

Dios no hace cosas sin sentido, ni da cosas sin propósito. El poder de Dios no está diseñado para “decorar” nuestras vidas, sino para ayudarnos a limpiarnos de lo malo que hay en nosotros y ayudar a otros a ser limpios también.

¿Qué sentido tendría que Dios le dé un jabón a alguien que no está sucio, no planea ensuciarse, ni tampoco está ayudando a otros a ser limpios? Dios no da de Su poder para alimentar nuestro ego, cuando lo da, lo da para acompañar a nuestro servicio.

Marcos 10:42-44 (RVA)
|42| Pero Jesús los llamó y les dijo: —Sabéis que los que son tenidos por príncipes de los gentiles se enseñorean de ellos, y sus grandes ejercen autoridad sobre ellos.
|43| Pero no es así entre vosotros. Más bien, cualquiera que anhele hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor,
|44| y cualquiera que anhele ser el primero entre vosotros será siervo de todos.

Pablo hizo grandes señales y maravillas de parte de Dios, pero también predicó el Evangelio por todos lados, poniendo el riesgo su propia vida, él se “ensució” seriamente haciendo la obra de Dios:

Romanos 15:18-19 (RVA)
|18| Porque no me atrevería a hablar de nada que Cristo no haya hecho por medio de mí, para la obediencia de los gentiles, por palabra y obra,
|19| con poder de señales y prodigios, con el poder del Espíritu de Dios; de modo que desde Jerusalén hasta los alrededores del Ilírico lo he llenado todo con el evangelio de Cristo.

Así que, el que, si queremos manifestar el poder de Dios, nuestro enfoque no debe ser el poder mismo, sino el servicio.

A veces pensamos “si Dios me da el poder podré servirle”, mientras que muchas veces sucede al revés, Dios nos da el poder cuando ya le estamos sirviendo, y lo da cuando lo necesitamos. A veces nosotros queremos que Dios actúe de una manera y sucede algo distinto a lo que esperábamos, entendamos que Dios actúa en base a Su sabiduría y propósito, si algo no sale como esperamos, tendríamos que preguntarnos “¿por qué?”, y aprender de la experiencia.

Además, Dios no va a dar a todos los mismos dones, Dios nos ha constituido como un Cuerpo en Cristo, cada uno con diferente función.

La soberbia nos lleva a creer que podemos tener todo el poder de Dios si tan sólo tuviéramos la “fe” suficiente, pero, para que no tengamos una actitud egoísta y separatista, Dios reparte Su poder y Sus dones y desea que estemos unidos como Cuerpo de Cristo para ayudarnos mutuamente.

Así que, si queremos ver más poder de Dios en nuestras vidas, tenemos que, primeramente, comprometernos a servir a Dios y también conectarnos con otros creyentes para funcionar como un Cuerpo, unidos a la cabeza, que es el Señor Jesucristo.

Efesios 4:11-16 (RVA)
|11| Y él mismo constituyó a unos apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, y a otros pastores y maestros,
|12| a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
|13| hasta que todos alcancemos la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, hasta ser un hombre de plena madurez, hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
|14| Esto, para que ya no seamos niños, sacudidos a la deriva y llevados a dondequiera por todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar, emplean con astucia las artimañas del error;
|15| sino que, siguiendo la verdad con amor, crezcamos en todo hacia aquel que es la cabeza: Cristo.
|16| De parte de él todo el cuerpo, bien concertado y entrelazado por la cohesión que aportan todas las coyunturas, recibe su crecimiento de acuerdo con la actividad proporcionada a cada uno de los miembros, para ir edificándose en amor.

La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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