¡No sigas a tu corazón! ¡Sigue a Dios!
Jeremías 17:9-10 (RVA)
|9| “Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y sin remedio. ¿Quién lo conocerá?
|10| Yo, Jehovah, escudriño el corazón y examino la conciencia, para dar a cada hombre según su camino y según el fruto de sus obras.”
El corazón del ser humano está corrompido desde la caída de Adán, por eso, muchas veces nos guía por mal camino.
El consejo del mundo es «sigue a tu corazón», pero la Biblia nos dice que el corazón es engañoso. Proverbios también nos dice que hay un camino que al ser humano le parece recto, pero al final es camino de muerte (Pr. 14:12).
Por eso, nosotros no tenemos que seguir a nuestro corazón ¡tenemos que seguir a Dios! Por supuesto, Dios va trabajando en nuestros corazones para sanarlo y que así poder tomar mejores decisiones, no obstante, si el corazón nos «guía» hacia un lado y la Palabra de Dios hacia otro, tenemos que obedecer a la Palabra.
Nuestro corazón suele desear lo cómodo, lo fácil, lo que da felicidad inmediata, lo que impacta a nuestros ojos, nuestra carne y nuestro ego (1 Jn. 2:16), con frecuencia, estas cosas conducen a la muerte y perjuicio. Por otro lado, los caminos de Dios son siempre para vida, a veces son difíciles y poco deseables, pero nos llevan a forjar un mejor carácter y tener una recompensa perpetua (Hebreos 12).
Por todo esto, cuando sientas que tu «corazón» te guía hacia algún lado, ora a Dios para saber si es lo correcto y pregúntate: «¿Esto está en armonía con lo que la Biblia me enseña?»
Los sentimientos y emociones pueden ser buenos acompañantes, pero malos guías. La guía tiene que ser nuestro Señor Jesús, si los sentimientos acompañan ¡qué bendición! y si no, debemos seguir a Cristo antes que a nuestros sentimientos.
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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