Cómo afecta la palabra a nuestro entendimiento y pensamiento
La gramática es la parte de la lingüística que estudia la estructura de las palabras y cómo combinarlas para formar oraciones. También es el conjunto de normas y reglas para hablar y escribir correctamente una lengua.
La palabra “palabra” es definida como una unidad léxica constituida por un sonido o conjunto de sonidos articulados que tienen un significado fijo y una categoría gramatical y, en su forma escrita, es la representación gráfica de esa unidad léxica.
La palabra es la forma que tenemos, como seres humanos, para expresar y dar sentido a nuestros pensamientos y sentimientos. Además, se ha demostrado que el lenguaje afecta a la forma en que pensamos.
Piensa en la palabra “avión”, si alguna vez has visto un avión, inmediatamente vendrá a tu mente alguna imagen de un avión al mismo tiempo que la palabra misma. De hecho, si te digo que pienses en un “avión”, es la imagen y no la palabra misma la que viene primero a la mente. Una vez que conoces qué es un avión, podrás pensar en aviones y hablar con otras personas sobre éstos.
Pero ¿Qué pasa si ves un avión y no conoces la palabra “avión”? ¿Y qué pasaría si quieres describir lo que vista a otra persona que no conoce tampoco la palabra “avión”? La comunicación se hace mucho más compleja. Ahora tienes que poder describir parte por parte lo que has visto para tratar de que la otra persona entienda de qué estás hablando.
Ahora, supongamos que jamás has visto un avión y alguien te habla sobre un avión, en este caso quizá no puedas entender de qué está hablando la otra persona, porque nunca lo has visto. Entonces ¿cómo podrías pensar en un avión si nunca lo has visto? Tendrías la palabra, pero no la imagen completa y correcta de éste.
Más aún, supongamos que el único avión que has visto es uno de guerra, donde entran dos personas, y es un avión rápido, pequeño, armado; pero otra persona sólo ha visto aviones de pasajeros, grandes, con mucha gente y sin armamento. En ese caso, la persona puede hablarte de “aviones” presuponiendo que todos los aviones son de pasajeros y tú interpretar que esa persona está hablando de aviones de guerra, porque son los únicos que has visto.
Estos son sólo simples ejemplos para que puedas reflexionar sobre cómo lo que entendemos e incluso nuestros mismos pensamientos pueden estar limitados a nuestro conocimiento general del mundo y todo lo que existe y también a la definición que tengamos de cada palabra que usamos.
Voy a darte otro ejemplo. Supongamos que yo digo “el amor es la virtud más grande que una persona puede manifestar”; otra persona que me oye dice “estás en lo cierto, pienso igual”. A simple vista, ambos tenemos una misma forma de pensar, pero ¿qué pasa si mi idea de amor es la del amor de Dios manifestado en la vida del creyente y la idea de amor de quien me oye es la del amor entre una pareja? Entonces, aunque aparentemente estamos de acuerdo, en realidad no lo estamos, el problema es que no estamos usando la misma definición de “amor”.
De aquí yace la importancia de prestar atención a las palabras, a su significado y a la gramática, o sea, a cómo construimos una idea a través de las palabras que conocemos.
Para saber qué es lo que piensa otra persona realmente, no sólo debemos escuchar lo que dice o leer lo que escribe, sino que tenemos que comprender qué significado le da a las palabras que usa.
Por otro lado, también es muy fácil debilitar el discurso e ideas de otra persona tergiversando el sentido de las palabras. Por eso los grandes manipuladores de personas son expertos en manipular los discursos, en cambiar el sentido a las palabras o usar discursos ambiguos que parecen intelectuales, pero que confunden a las personas.
Y, más allá de todo esto, si queremos entender la Biblia y entender a Dios, también es necesario que entendamos el significado que Dios ha dado a las palabras de Su Palabra.
Dios es espíritu y se mueve en un plano espiritual que no podemos ver o percibir con los cinco sentidos, salvo cuando Él hace alguna manifestación ante nuestros sentidos. Por eso, Dios usó NUESTRAS palabras, con el significado que NOSOTROS (como seres humanos) le hemos dado, para que podamos entender al menos un poco de cómo opera Su reino espiritual.
Entonces, cuando Dios dice que es “luz” (1 Jn. 1:5), no quiere decir que sea luz física, sino que Él es puro amor y bondad y no tiene maldad en Él. Cuando se dice que es “fuego consumidor” (Heb. 12:29), entendemos que el fuego es símbolo de purificación, de destrucción de todo lo malo, y se está refiere a la capacidad de Dios de destruir perpetuamente a todo el que hace maldad. Cuando se dice que el que cree en Jesús le va a correr “ríos de agua viva” (Jn. 7:38), se refiere a cómo Dios, en Cristo se “mueven” continuamente y sin parar en nuestras vidas.
Cuando se dice que Dios cuidó a Jacob como a la “niña de sus ojos”, la “niña de los ojos” es una forma de llamar a la pupila, por supuesto, Dios no tiene pupilas, pero Él se expresa así para mostrar que así como nosotros cuidamos mucho nuestros ojos y es lo primero que protegemos cuando un golpe o proyectil viene a la cara, del mismo modo Dios cuidó y protegió a Jacob. Cuando se habla del Diablo como “serpiente” o “dragón”, claro que no es literalmente una serpiente o un dragón, sino que son figuras para comunicarnos que el Diablo es astuto, rápido, mortal, destructivo.
Como estas hay muchas más palabras figuradas que Dios ha usado para hacernos comprender, con palabras que conocemos, un mundo espiritual que no conocemos y no podemos percibir con los sentidos. Por supuesto, cada palabra también tiene su uso literal en otros contextos. Así que, cuando leas la Biblia, presta atención sobre si realmente estás entendiendo cada palabra que estás leyendo y si estás entendiendo esa palabra dentro del contexto del que se está hablando.
Del mismo modo, cuando escuches a otras personas hablar, ya sea sobre Dios o sobre otros asuntos, intenta darte cuenta con qué sentido usa las palabras y cuál es el mensaje que está dejando, más allá de las palabras que use. Aprender sobre lenguaje, gramática, retórica e incluso la parte práctica de la filosofía puede ayudarte a entender mejor los discursos, analizarlos con mayor lógica y detectar cuando alguien está manipulando su discurso para llevarte hacia una doctrina o pensamiento erróneo.
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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