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¿QUIÉN ES JESÚS Y POR QUÉ ES IMPORTANTE CONOCERLO?

Por Pablo Pereyra

Jesús dijo ser “el camino, la verdad y la vida”, según la Biblia (en Juan 14:6). Pero ¿el camino a qué? ¿La verdad en cuanto a qué? ¿Qué clase de vida? Más aún ¿qué clase de libro es la Biblia como para poder confiar en lo que dice? ¿Cómo sé si Jesús realmente existió o fue sólo un personaje inventado para promover una religión?

EVIDENCIA CONTUNDENTE

La evidencia de que Jesús realmente existió es contundente, historiadores agnósticos de gran prestigio lo han reconocido. Jesús es mencionado no sólo en la Biblia, sino en muchos escritos antiguos rescatados de siglos anteriores. Las evidencias históricas de su existencia son tan contundentes que hasta los eruditos ateos consideran absurdo negarlo. Por otro lado, hay fuertes evidencias históricas de su resurrección, pero no me detendré aquí a exponer esas evidencias.

LA BIBLIA: EL LIBRO MÁS CONFIABLE

Lo que hoy llamamos “Biblia” es una recopilación de libros y cartas escritos por varios autores a lo largo de muchos años. Lo que hace a la Biblia un libro especial es que creemos que fue “inspirado por Dios”, o sea, que Dios es el autor. Hay otros libros que dicen ser inspirados por Dios, por ejemplo, los musulmanes creen que el Corán fue inspirado por Dios; y los mormones creen que su libro también lo fue. Sin embargo, ningún libro pasa la prueba de la historia y de las profecías del modo en que lo hace la Biblia. La Biblia contiene profecías que contaban detalles de cosas que sucedieron miles de años después. A tal punto es la precisión de las profecías, que muchos detractores llegaron a decir que esas profecías fueron escritas luego de que los hechos sucedieran, sin embargo, con los hallazgos arqueológicos que se han hecho, cada vez más y más se demuestra que esas profecías fueron escritas mucho antes de que sucedieran. Además, la Biblia fue a tal punto considerada “sagrada”, que muchos hombres y mujeres dieron sus vidas para que sea conservada. Se han hecho miles de copias y traducciones a lo largo de la historia, ningún otro libro ha sido tan copiado y ningún libro antiguo sobrevivió tan entero como la Biblia, a pesar de que el cristianismo siempre fue objeto de ataque de muchos grupos religiosos y anti-religiosos.

LA ENFERMEDAD DESCONOCIDA

¿Alguna vez conocieron o supieron de alguien que estuviera perfectamente sano y que, en algún punto de su vida, súbitamente comienza a enfermar más y más sin saber por qué, y que, luego de ir al médico, se le diagnosticara una enfermedad congénita (de nacimiento)? Hay enfermedades que pueden venir de nacimiento y, sin embargo, pasar desapercibidas, hasta que se ponen de manifiesto de una forma muy dolorosa. Piensen en esto ¿considerarían buscar un remedio para una enfermedad que no saben que tienen? ¡Casi seguro que no! Quizá puedan darse una vacuna “por las dudas”, pero difícilmente irían a BUSCAR un remedio para una enfermedad que no saben que tienen y que les está afectando.

Bien, el pecado es un mal que viene con nosotros de nacimiento, está presente en todo ser humano y nos daña a todos, aunque muchos no saben que están siendo dañados por éste. Romanos 5:12 nos dice que el pecado entró al mundo por medio de un solo hombre y así pasó a todos los seres humanos y nos dice que por medio del pecado entró la muerte a todos. Romanos 3:23 nos dice que todos (todos los seres humanos) pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. Y ahora las preguntas que surgen son: ¿por medio de quién entró el pecado? ¿Cómo es que pasó a todos los seres humanos? ¿Cómo es que la muerte entra en el pecado? ¿Qué hice yo para estar metido en este lío? ¿Qué tiene que ver Jesús en todo esto?

EL DIABLO: EL ORIGEN DEL MAL

Juan 8:44 nos dice que el “Diablo” es “homicida desde el principio” y es “padre de mentira”. La palabra “Diablo” significa, en su idioma original, “Adversario”, describe al gran Adversario espiritual de Dios. 1 Juan 4:8 nos dice que Dios es amor. Su naturaleza es amor y Él no es causante de daño y maldad.

Pensemos en el amor ¿cuáles son sus características? Una de las características de un verdadero amor es poder elegir amar o no amar. Si una persona hace todo lo que yo le digo tan sólo porque yo la manejo, no se podría decir que me ama. Si yo amenazo a esa persona con matarla cada vez que hace algo que yo no quiero, no se puede decir que esa persona me ama. Algo característico del amor es tener la voluntad de elegir qué hacer, incluso cuando podamos elegir hacer daño o ir contra el otro.

Es por eso que Dios, siendo amor, creó a seres espirituales libres, con la capacidad de contradecir a Dios, con la capacidad de rebelarse, con la capacidad de herir. La Biblia nos dice que el Adversario (el Diablo) es uno de esos seres, que se rebeló contra Dios y, además, es quien comanda a un gran grupo de seres espirituales (llamados “ángeles caídos”, “demonios” o “espíritus inmundos”). Él, junto con esos seres espirituales malignos, están en rebelión contra Dios y se oponen a Sus planes. Pero ¿cómo nos afecta a nosotros?

ADÁN Y EVA: CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS

En el primer libro de la Biblia, Génesis, leemos que Dios creó los cielos, la Tierra, los astros, las plantas, los animales, y a lo último, al ser humano. Originalmente tanto las características del hombre como de la mujer estaban juntos en un solo ser humano al que Dios llamó “Adán”, que significa “humano” u “hombre” (Génesis 5:2). Este Adán fue creado a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26), esto quiere decir que una parte del ser humano tenía las mismas características de Dios. Dios no es un ser del plano físico, Juan dijo que Dios es Espíritu (Juan 4:24), por lo tanto, la parte del ser humano que fue creada a imagen y semejanza de Dios, era espiritual. Esta parte espiritual permitía al ser humano comunicarse con Dios, estar en Su presencia y tener ciertos atributos de Dios, como el vivir para siempre, tener sabiduría y gobernar. Dios luego sacó una parte de Adán para formar a la mujer (Génesis 2:22), pero ambos conformaban una unidad (Génesis 2:24), fueron hechos para complementarse, gobernar juntos al mundo y formar una familia representativa del amor de Dios (Génesis 1:22, 28).

LA LIBERTAD PARA DECIDIR ENTRE EL BIEN Y EL MAL

El panorama para Adán y Eva era inmejorable, estaban en un jardín muy fructífero, tenían cuerpos perfectos, diseñados para jamás morir, los animales les obedecían, no tenían dolor y sufrimiento, podían estar ante la presencia misma de Dios ¡nada podría ser mejor! Pero, como mencioné antes, si no hay capacidad de elegir, no hay verdadero amor, así que Dios dio a Adán y Eva la capacidad de elegir. Génesis 2:9 nos dice que Dios puso en el medio del huerto donde estaban Adán y Eva dos árboles: el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. El centro del huerto representa al corazón del ser humano, en la parte más íntima de su mente, Adán y Eva (al igual que nosotros hoy) tenían la capacidad de elegir entre conservar la vida que Dios le había dado, o elegir seguir el camino por medio del cual conocerían el mal.

LA TENTACIÓN DE LA SERPIENTE

Génesis 3 nos relata que la “Serpiente” era astuta y vino a tentar a Eva. “Serpiente” es otro simbolismo para describir al Diablo, se lo llama así porque la serpiente es rápida para atacar y tiene un veneno mortal. El Diablo fue contra Eva, porque seguramente en ese momento estaba más vulnerable en su mente. El Diablo fue induciendo a Eva a comer del fruto prohibido. En realidad, lo que quería el Diablo es tener autoridad sobre la tierra. El Diablo se había rebelado contra Dios, pero no podía alterar las cosas en la tierra, porque Dios había cedido la autoridad de todo lo que había sobre la Tierra a Adán y Eva. La tentación consistió en que ellos le dieran al Diablo potestad para entrar en la tierra y alterar la creación de Dios. La promesa del Adversario es que así serían “como Dios” (Génesis 3:5), pero todo era una mentira. Adán y Eva accedieron a la propuesta del Diablo y así dejaron entrar la maldad en el mundo.

EL MAL ENTRA EN LA TIERRA

Al tener la autoridad (cedida por Adán y Eva) para alterar al mundo, el Diablo produjo toda clase de males. La Biblia habla de “espinos y cardos” (Génesis 3:18), lo cual es una forma idiomática de decir que toda clase de males entraría en el mundo por causa de la desobediencia de ellos dos. Entre esos males, el Diablo tuvo acceso a alterar genéticamente a animales, plantas y al ser humano mismo. Él hizo entrar la muerte en nuestra sangre y él puso en el ser humano lo que la Biblia llama “naturaleza de pecado” y también (figurativamente) “la carne”. A partir de allí, todos tenemos una condición genética alterada que no nos permite vivir perpetuamente y todos nacemos con la inclinación al egoísmo y el pecado.

EL PECADO: LA PUERTA DE ENTRADA AL MAL

Por esta causa es que Romanos 5:12 nos dice que la muerte entró al mundo por medio de un solo hombre. Adán dejó entrar al Diablo al mundo y el Diablo trajo muerte. El “pecado” es, por definirlo sencillamente, desobedecer a Dios. Dios es justo, y entre los parámetros de justicia que ha designado, ha dado al Diablo la capacidad de actuar en las personas que cometen pecado. A más pecado, menos puede Dios proteger a una persona y más queda ésta expuesta al poder o influencia del Adversario y sus huestes espirituales de maldad (Efesios 6:12).

Dios es perfectamente santo y no puede convivir con el pecado, por lo tanto, cualquier persona que está manchada con pecado, no podría estar ante la presencia de Dios. Además, puesto que la muerte (desde un punto de vista físico/genético) está ya impresa en nuestra sangre, es imposible que ningún ser humano viva para siempre por sus propios medios, la única opción que tenemos para vivir para siempre es que nuestro cuerpo fuera cambiado por uno que no se deteriora. ¡Y eso es lo que Dios quiere regalarnos! (1 Corintios 15:53-54).

TODO TIENE UN PRECIO ¡NADA ES GRATIS!

Para ser Justo, Dios no puede regalar este cuerpo incorruptible y la vida perpetua a cualquiera ¡hay que pagar por él! Y el “pago” para poder tener vida perpetua con Dios, sería vivir perfectamente la vida, cumpliendo perfectamente todos los mandamientos de Dios ¡es imposible! Y esto mismo dice la Biblia, como era imposible que alguien “ganase” la vida perpetua, Dios tuvo que proveer de una forma de entregarla gratuitamente, pero que, a su vez, fuera en justicia (Dios no puede ser injusto, ni siquiera consigo mismo). ¡Y aquí entra en juego Jesús!

Sabemos que nada de lo que es “gratis” es realmente gratis. Si me regalan unas zapatillas, por ejemplo, fue “gratis” para mí, pero alguien pagó por eso. ¡Todo siempre tiene un costo para alguien! Dios no podía, con justicia, dar vida perpetua a los seres humanos tan sólo por medio de sus obras, porque ningún ser humano cumplía los requisitos justos de Dios. Por eso, para poder restituir al ser humano su condición inicial de inmortal, y darle la capacidad de vivir para siempre en un mundo nuevo y en la presencia de Dios, debía proveer de alguien que “pague” por esas vidas y así “regalar” la vida a los seres humanos.

¿QUIÉN ES JESÚS?

Jesús fue un ser humano creado en las mismas condiciones que Adán (perfecto y sin naturaleza de pecado), por eso es llamado “el postrer Adán” (1 Corintios 15:45). Al igual que Adán, él tenía la capacidad de elegir desobedecer a Dios, pero jamás desobedeció (Hebreos 4:15). Como él jamás desobedeció, tenía el derecho de vivir para siempre en el mundo, tenía el derecho de estar para siempre con Dios. Sin embargo, Dios le pidió morir en sufrimiento ¿para qué? Para pagar por nuestros pecados. Jesús fue torturado de muchas formas, desfiguraron su rostro; lo azotaron con ropas puestas, esperaron a que la sangre secara y luego arrancaron su ropa para abrir nuevamente las heridas; le pusieron una corona de espinas; se burlaron y lo golpearon durante 3 días; lo clavaron en la cruz y allí murió. Él no merecía nada de eso, porque él jamás había hecho ningún daño a nadie, todo lo contrario, él sanó a muchos y trajo un mensaje de amor y paz de parte de Dios.

Jesús fue un justo que se sacrificó por los injustos (1 Pedro 3:18; Romanos 5:7-8). Dios, el Padre más justo y amoroso, tuvo que soportar ver a Su más amado hijo ser torturado y no hacer nada, porque Él necesitaba que Jesús pasara por esa muerte para así con total justicia ofrecer gratuitamente la salvación a todo el que la acepte, por medio de la fe. Como dije antes, nada es gratis. En Romanos 3:24 leemos que quienes creemos en Jesús como Señor somos tratados como justos gratuitamente. Esto significa que Dios nos da gratuitamente la capacidad para vivir perpetuamente en el reino futuro ¡sin que tengamos que ser perfectos en la conducta! Sin embargo, es gratuito para nosotros, porque Jesús pagó por esto con su sangre y con su muerte.

¿Y QUÉ PASÓ DESPUÉS CON JESÚS?

Como Jesús fue perfectamente obediente, no sólo no fue justo que fuera torturado hasta morir, sino que no era justo que se mantuviera muerto, así que Dios, con toda justicia, lo levantó de entre los muertos y le dio vida perpetua y lo sentó a Su diestra (Hechos 2:32; Hechos 4:10; Romanos 8:34).

Dios hizo a Jesús Señor sobre toda la creación, excepto sobre Sí mismo (Hechos 2:36; Efesios 1:21; 1 Corintios 15:27). Dios ha decidido relacionarse con el mundo a través de él (1 Timoteo 2:5; Gálatas 3:20) y ha establecido que todo el que haga a Jesús Señor y crea de corazón que Dios le levantó de entre los muertos, sea salvo (Romanos 10:9-10).

SALVACIÓN EN JESUCRISTO

La “salvación” en la Biblia, refiere a estar sanos, a salvo de todo mal y en óptimas condiciones. Hay una salvación que refiere al presente y otra al futuro. Por creer en Jesús como Señor de nuestras vidas, Dios nos asegura la salvación para el tiempo futuro (la vida perpetua), pero también, en la medida que andamos continuamente conforme a la guía de Jesús, permitimos a Dios cuidarnos de todo mal, sanarnos, fortalecernos y llenarnos de fruto espiritual (Gálatas 5:22-23). Es así que, por medio de Jesús, Dios nos da el acceso a una vida perpetua en un tiempo futuro, y a vivir esta vida con más salud, energía y bendiciones (aunque esto no significa no tener ninguna clase de aflicciones o problemas).

¿PARE DE SUFRIR?

La Biblia no nos asegura vivir esta vida sin problemas, todo lo contrario, Jesús dejó bien en claro que habría aflicción y que quienes quieran vivir haciendo la voluntad de Dios tendrán persecución, presión por parte de quienes no creen en Dios (Juan 16:33; 2 Timoteo 3:12). Sin embargo, Dios sí nos garantiza vivir para siempre en un cielo nuevo y tierra nueva donde no habrá más injusticia, dolor, enfermedad y maldad (Apocalipsis 21) y promete recompensas para quienes hayan andado en obediencia en esta vida (1 Corintios 3:14; Colosenses 3:24).

FRUTO Y PODER ESPIRITUAL

En Gálatas 5:22 y 23 leemos que el fruto del espíritu (andar conforme a la guía del Señor) es: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Todo esto será desarrollado en la vida de una persona que camina con Dios. Además, 1 Corintios 12 nos muestra que Dios ha hecho disponible gran poder para los cristianos y que si nos unimos (en una unidad en la fe correcta en Jesucristo), podremos manifestar gran poder, bendición y sanidad para nuestras vidas y las de otras personas.

EL CAMINO, Y LA VERDAD, Y LA VIDA

Por todo esto y mucho más es que es importante conocer quién es Jesús, qué hizo por nosotros, qué hizo, hace y hará Dios a través de él. Como señalé al principio, él es “el camino, y la verdad, y la vida”. Esto significa que él es el verdadero camino a Dios, él es la manifestación de la verdad de Dios (no es un simple cuento religioso) y él es el camino a la verdadera vida: la vida espiritual, en conexión y comunión con Dios. Por medio de él obtenemos la vida perpetua en una era futura, en un reino en el que ya no habrá muerte, enfermedad y dolor.

NOTA: la información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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