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SALUD, JUSTICIA, ORACIÓN Y EL CUERPO DE CRISTO

Por Pablo Pereyra

¿Por qué hay tanto dolor y enfermedad, preocupación y aflicción en los cristianos?

La razón principal es que estamos en un mundo caído, donde hay espíritus de maldad generando constante aflicción en el mundo. Pero lo que pocos entienden es que el mundo espiritual accede al mundo natural a través de nuestras decisiones y acciones.

Jesús dijo que debíamos orar “hágase tu voluntad así en la Tierra como en el cielo” (Mt. 6:10), esto significa que Dios no hace Su voluntad todo el tiempo en todo el mundo, sino que ha limitado Su propia acción a nuestras oraciones, pero no sólo a la oración, nuestra conducta también es fundamental para que Dios actúe en nuestras vidas. En Santiago 4:3-6 se habla a personas que no estaban recibiendo por sus oraciones, debido a que pedían egoístamente y eran soberbias ante Dios. Isaías 1:15-19 Dios habla al pueblo y dice que no iba a responder sus oraciones, porque ellos eran gente violenta e injusta, si querían que Dios responda las oraciones, ellos primero debían cambiar, conducirse rectamente, con justicia, cuidar de los más necesitados, comportarse como Dios desea.

En 1 Corintios 11:27-31 Pablo dice que en esta congregación había muchos enfermos y debilitados, e incluso gente que había muerto a causa de que estaban comiendo y bebiendo indignamente del pan y la copa. Esto no quiere decir, como algunos creen, que es necesario hacer una ceremonia como “la cena del Señor” para tener sanidad. Lo que Pablo señala es que ellos debían juntarse a recordar los logros de Cristo, pero, en cambio, había divisiones dentro de la congregación y mucho egoísmo, al punto que se reunían a comer juntos, pero unos llevaban mucha comida para sí mismo y otros no tenían nada qué llevar y los que tenían no compartían con los que no tenían.

En este contexto Pablo dice que el que “come y bebe” indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. ¿A qué se refiere? Bien, en el capítulo previo Pablo dice que los cristianos somo un Cuerpo en Cristo y ese Cuerpo está representado en el pan (1 Corintios 10:16-17) por lo tanto, no discernir el Cuerpo es no entender esta realidad y actuar consecuentemente.

Si entendemos que los cristianos somos un Cuerpo en Cristo, vamos a ayudarnos mutuamente, cada uno conforme a su función, recursos y posibilidades. Si nos ayudamos mutuamente, entonces vamos a poder “dignamente” recordar y conmemorar los logros de Jesús en su muerte y resurrección y esto nos llevará a tener menos enfermedades, dolor y muertes prematuras en el Cuerpo.

Entonces, la Biblia nos muestra que, si queremos tener oraciones respondidas, tenemos que ser menos egoístas, conducirnos en justicia, y amar a nuestros hermanos como a nosotros mismos, entendiendo que todos formamos un Cuerpo en Cristo. Por supuesto, esto no se da de un día para el otro, pero debería ser nuestra meta continua. De este modo podremos tener vidas más bendecidas.

Claro que no vamos a poder eliminar todo el mal y enfermedad de nuestras vidas en este tiempo presente, pero podremos vivir vidas más plenas, mientras esperamos la vida perfecta, cuando seamos reunidos con Jesús y transformados en inmortales. Los pecados que cometamos no nos van a quitar la vida en el reino venidero, pero nos llevarán a tener mayores problemas en el tiempo presente. Por otro lado, los mandamientos de Dios no son gravosos (1 Jn. 5:3), esto quiere decir que no son pesados, si hacemos la voluntad de Dios tendremos una vida más “liviana” y una relación más estrecha con el Padre y también con nuestros hermanos en Cristo.

La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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