SENTADOS EN LUGARES CELESTIALES
EFESIOS 2:4-7
|4| pero DIOS, siendo rico en misericordia, a causa de SU gran amor con el que nos amó
|5| y aún estando nosotros muertos a causa de las infracciones, nos vivificó junto con el Cristo, por gracia son personas que han sido salvadas
|6| y nos resucitó junto con Él y nos sentó junto con Él en los lugares celestiales en Cristo Jesús
|7| para demostrar, en las eras, las que están sobreviniendo, la sobresaliente riqueza de SU gracia en benevolencia para con nosotros en Cristo Jesús
Estos versículos nos dicen que Dios nos «sentó» con Cristo en lugares celestiales. Pero, obviamente, ninguno de nosotros se ve hoy sentado en un lugar celestial.
La palabra “lugares”, que aparece en la mayoría de versiones de la Biblia, en realidad no está en el texto griego, es lo que se llama una elipsis, una figura de omisión. Podríamos traducir como “en lugares celestiales” o también “entre seres celestiales”.
De una forma u otra, esta expresión se refiere al mundo espiritual y el estar «sentados» implica una obra completada. Jesús se sacrificó por nuestros pecados, completando nuestra redención y salvación, por medio de la fe en él ahora somos ciudadanos del reino de Dios y nada nos podrá quitar esa ciudadanía.
Aún no tenemos el cuerpo redimido, todavía sufrimos, nos enfermamos y morimos. Pero Dios nos garantiza la vida perpetua en el reino venidero diciendo que ya nos “sentó” (en pasado), aún cuando la concreción de estas cosas es futura.
Nosotros no merecemos vivir para siempre, sino que merecemos la muerte por nuestros pecados, pero por el injusto sacrificio de Jesús Dios dará vida en la era venidera a todo el que creyó en Jesús, en ese momento podremos ver y entender de forma más completa la grandeza de Su gracia y benevolencia para con todos nosotros.
Somos como un preso cuya sentencia de libertad ya fue declarada, porque alguien pagó la fianza. La libertad ya fue firmada, pero estamos esperando que nos abran la puerta de la cárcel, lo cual sucederá cuando Jesús nos reúna en el cielo.
Por el momento, no podemos abrir la puerta por cuenta propia y escaparnos de la corrupción del presente, pero sí podemos anunciar a los demás que hay alguien (Jesús) que le dará libertad si le cree de corazón.
Hoy estamos “sentados” dentro de una prisión de corrupción, que es este mundo, pero tenemos la garantía de Dios de vivir para siempre en Su reino perfecto.
La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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