¿TIENES MIEDO DE FALLARLE A DIOS?
En este relato, Jesús estaba enseñando junto al lago de Genesaret y la gente se agolpaba, allí ve dos barcas y pide a los pescadores subirse a ellas para enseñar desde allí. Entre esos pescadores estaba Simón (Pedro), Jacobo y Juan. Al terminar la prédica, Jesús dice a Simón que vaya mar adentro y eche las redes, Simón respondió que ya habían intentado pescar allí y no habían sacado nada, pero en su nombre echaría las redes, el resultado fue una pesca milagrosa, al punto que las redes se rompían por la cantidad. Ante esta situación, Pedro reacciona así:
LUCAS 5:8-10 (RVA)
|8| Y Simón Pedro, al verlo, cayó de rodillas ante Jesús exclamando: —¡Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador!
|9| Por la pesca que habían logrado, el temor se apoderó de Pedro y de todos los que estaban con él,
|10| y de igual manera de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: —No temas; de aquí en adelante estarás pescando hombres.
Este texto nos relata la tercera vez que Jesús llamó a Pedro para que le siga. Pedro fue llamado cuatro veces por Jesús: primero en el momento de su bautismo en agua (Juan 1:28-43). Pedro volvió a la pesca y Jesús lo encuentra una segunda vez, lo cual está relatado en Mateo 4:18-20. Después de esto Pedro deja nuevamente a Jesús. Jesús después va a sanar a su suegra (Lc. 4:38-39) y poco después de esto es que llegamos a este evento relatado aquí.
Pedro ya había estado con Jesús y le había dejado dos veces, Jesús lo llamó previamente para el ministerio, pero él volvió a lo que siempre había hecho: la pesca. Probablemente le tuvo miedo al cambio, tuvo miedo a lo que implicaría seguir a Jesús, a todos nos suele pasar que los grandes cambios nos atemorizan. Un dicho del mundo dice: “más vale malo conocido que bueno por conocer”, y así es la mente humana, con mucha frecuencia preferimos mantenernos con un “mal” que ya conocemos, con el cual estamos cómodos, que afrontar nuevos desafíos, aun cuando éstos vengan con la guía de Dios.
Es evidente que Pedro tenía en su corazón el deseo de seguir a Jesús y servir a Dios, tenía también el potencial para ser un ministro fiel y dedicado (lo sabemos por la clase de apóstol que fue Pedro después), pero, aun así, él volvió a los peces. Y en esta tercera vez que Jesús lo llama, él se postra ante Jesús con un pedido realmente asombroso “apártate de mí Señor, porque soy hombre pecador”. Sin duda nada hacía más feliz a Pedro que estar al lado de Jesús, pero al verse a sí mismo en su condición de pecado, y ver la pureza y santidad de Jesús, él no se creyó digno de la compañía del Señor, no se creyó digno de seguir al lado de Jesús.
Sin embargo, mientras que Pedro le dijo “apártate”, Jesús le dijo: “No temas…” No le dijo solamente que lo siga, le dijo “No temas”. Jesús identificó el problema por el cual Pedro había vuelto a los peces, el problema por el cual quiso que Jesús se alejara. Pedro tenía miedo, quizá miedo al cambio, miedo a su condición de pecador, quizá miedo a fallar en su servicio, miedo a no ser apto para el puesto, etc.
Jesús le dijo “no temas” y hoy en día, como Cabeza del Cuerpo de Cristo, Jesús nos da a cada uno una función dentro del cuerpo y nos invita a andar conforme a ese llamado, él nos dice en nuestro corazón “no temas”, porque él nos va a estar enseñando, guiando y respaldando para que podamos ser fieles servidores de Dios y andar conforme a las buenas obras que Dios preparó de antemano para cada uno de nosotros (Ef. 2:10).
NOTA: la información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia
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