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TU FE SOLA NO ALCANZA, ¡NECESITAS LA DE OTROS!

Por Pablo Pereyra

Alguien dijo una vez que si tenemos a Dios no necesitamos de nadie más, pero eso no es lo que muestra la Escritura. Dios es Todopoderoso, por supuesto, pero Él ha diseñado a la humanidad para ser una familia y nos creó de tal forma que nos necesitemos unos a otros, por lo tanto, las decisiones que toma una persona afectan a otras y las decisiones de un grupo de personas (una congregación, un barrio, una ciudad, un país o el mundo mismo) afecta a todo el entorno.

En Números 13 vemos que Dios manda a Moisés a enviar a 12 hombres, jefes del pueblo, a reconocer la tierra de Canaán, para luego luchar y conquistarla. Estos hombres vieron a gigantes (como Goliat) defender la tierra y tuvieron miedo, pensaron que no podrían luchar contra ellos, pero Josué y Caleb creían que Dios le daría la victoria.

En el capítulo 14, vemos que, por la incredulidad del pueblo, ellos no pudieron entrar en la tierra prometida, aunque Josué y Caleb sí entraron, 40 años después. ¿Qué creen que hubiera pasado si el pueblo hubiera tenido fe e ido a pelear cuando Dios se lo mandó? Seguramente habrían entrado en Canaán 40 años antes. Josué y Caleb tuvieron fe, pero su fe no alcanzó para que entraran en Canaán ese día.

Éxodo 17 nos cuenta de una batalla entre Amalec e Israel en donde, cuando Moisés elevaba sus brazos, el pueblo tomaba ventaja y cuando los bajaba prevalecía Amalec. Moisés se había cansado, así que Aarón y Hur fueron a sostener sus brazos durante la batalla. ¿Qué creen que habría pasado sin la intervención de estos dos hombres?

Hechos 12 nos cuenta cuando Pedro fue apresado y luego liberado por un ángel. En el 12:5 se nos dice que “…Pedro estaba bajo la guardia, PERO la iglesia hacía oración a Dios por él.” Ese “pero” es muy importante, nos muestra que el rol de la oración de la Iglesia fue importante, sin esa oración, no sabemos qué habría pasado con Pedro, ya que el apresamiento era sólo momentáneo en espera de la ejecución.

En Génesis 18 un ángel hablando en nombre de Dios le cuenta a Abraham sobre los planes para destruir a Sodoma y Gomorra, en la conversación Dios dice que, si había al menos diez creyentes en la ciudad, no las iba a destruir por amor a esos diez.

Estos y muchos otros ejemplos de la Biblia nos muestran que las decisiones de una persona pueden afectar a un grupo y las de un grupo afectar a cada individuo.

Así que, podemos ver que nuestras vidas no son el resultado de nuestras propias decisiones, solamente, sino de un conjunto de decisiones de todo el entorno.

Por ejemplo, la pobreza de una persona en Venezuela, o Cuba, no es sólo por las decisiones de esa persona, sino de decisiones de todo el pueblo durante muchos años. La persona más pobre en Luxemburgo probablemente tenga más dinero que alguien de la alta sociedad en Argentina y no porque trabaje más, o sea más inteligente y capaz, sino por el entorno en que está, el cual depende de las decisiones que tomó su familia y la gente del país donde vive.

En Efesios 6:16 el apóstol Pablo nos habla del “escudo de la fe”. La Reina Valera nos dice que es para apagar los “dardos de fuego” del Maligno, aunque una mejor traducción sería “flechas de fuego”, ya que esto era lo típico en las guerras de aquellos tiempos.

Pablo estaba preso y siendo custodiado por soldados romanos, así que seguramente estaba viendo la armadura de estos soldados al escribir. Los romanos usaban un escudo rectangular, levemente curvado, que cubría todo el cuerpo.

En muchas guerras se estilaba primero lanzar una “lluvia de flechas”, muchas veces encendidas, para reducir las filas del enemigo antes de ir a la lucha cuerpo a cuerpo. Los romanos diseñaron sistemas de defensa con los escudos que, hasta el día de hoy, son usados en todo el mundo por policías y otras fuerzas de seguridad.

Seguramente habrás visto en alguna película que se formaban en un cuadrado o rectángulo, donde los de adelante tenían sus escudos uno al lado de otro en forma de pared y los del medio tenían sus escudos hacia arriba en forma de techo, formando una especie de “caja” donde todos quedaban protegidos. Un soldado solo con su escudo no podría resistir una lluvia de flechas, pero con esta formación estratégica, todos se protegían entre sí. De hecho, si uno solo dejaba caer su escudo, no sólo ponía en riesgo su propia vida, sino la de sus compañeros.

Tomando este ejemplo, tenemos que pensar en el cristianismo no como un andar individual con Dios donde los demás no importan para mi desarrollo personal, sino como un equipo en donde todos necesitan de todos para protegerse y desarrollarse apropiadamente. Si queremos resistir a los más fuertes embates del Diablo, necesitamos estar juntos y estratégicamente unidos.

La Biblia nos dice que los cristianos somos un Cuerpo en Cristo. Dios podría haber dicho que cada uno de nosotros es un “cuerpo” unido a Cristo, pero dice que somos UN SOLO CUERPO (Romanos 12:5; 1 Corintios 10:17; 12:12).

Dios usa la figura del Cuerpo para mostrarnos hasta qué punto nos necesitamos unos a otros, el crecimiento es en conjunto. Por más que tengas un corazón muy fuerte, si tu hígado falla vas a tener serias complicaciones; aunque tengas una vista perfecta, si te pegan en la cabeza quizá comiences a ver borroso; aunque tuvieras las mejores piernas del mundo, si tus pulmones fallas no podrás correr una maratón. ¡Necesitamos que todos los miembros funcionen bien! Por eso la Biblia dice que ni siquiera la cabeza puede decir a los pies que no los necesita (1 Corintios 12:21).

Una persona sin brazos puede aprender a escribir o dibujar con los pies, pero siempre será más eficiente si lo puede hacer con los brazos. Del mismo modo, si al cuerpo de Cristo le faltan partes, Dios de todos modos hará la obra que tiene que hacer, pero, sin lugar a dudas, si cada uno de nosotros cumple la función que le corresponde, esa obra se hará más rápido y mejor.

Por eso es importante que más gente conozca a Cristo, para empezar a formar parte de este Cuerpo, y que los que ya somos parte del Cuerpo, seamos fieles a Dios y estemos conectados unos con otros.

Con todo esto, espero que puedas darte cuenta lo mucho que nos necesitamos los cristianos unos a otros y lo importante que es que cada uno de nosotros estemos conectados, cada uno sirviendo conforme a la propia función que nos ha tocado, según la guía del Señor.

1 Corintios 12:18-19 (RVA)
|18| Pero ahora Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, a cada uno de ellos, como él quiso.
|19| Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?

Romanos 12:4-8 (RVA)
|4| Porque de la manera que en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, pero todos los miembros no tienen la misma función;
|5| así nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero todos somos miembros los unos de los otros.
|6| De manera que tenemos dones que varían según la gracia que nos ha sido concedida: Si es de profecía, úsese conforme a la medida de la fe;
|7| si es de servicio, en servir; el que enseña, úselo en la enseñanza;
|8| el que exhorta, en la exhortación; el que comparte, con liberalidad; el que preside, con diligencia; y el que hace misericordia, con alegría.

La información sobre las versiones de la Biblia citadas en este estudio y otros puede verla en la siguiente página: Referencias de versiones de la Biblia

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